Me gustaría empezar el día con esta frase de Simone de Beauvoir: Nada nos limitaba, nada nos definía y nada nos colmaba. Nuestros vínculos con el mundo, los creábamos nosotros. La libertad era nuestra sustancia.
Siguiendo con la lectura de René Girard: Los orígenes de la cultura, encuentro algo que me interesa mucho y que está en el texto sobre la falsificación, la mímesis, la idea del "chivo expiatorio", de la necesidad de hacer que el Otro se convierta en una forma de llegar a nosotros mismos pero después de la mímesis, sobre todo el sacrifcio. René Girard dice algo importante: el trabajo simbólico tiene que ver con el rito, es cuando se celebra el rito que lo simbólico aquiere sus sentido más absoluto, casi divino. Comparados con los animales, los simios, por ejemplo, nuestra diferencia radica ahí. Cito: El cerebro de los simios no está tan desarrollado para llegar a alcanzar el plano simbólico. Para alcanzar este nivel, ya lo dije, no es suficiente con tener un cerebro del tamaño adecuado, es necesario un centro de significación y la víctima designada como chivo expiatorio procura este centro. La emergencia de la esfera simbólica debe explicarse en un plano etológico. Es el resultado de una combinación de instintos en la cual podemos podemos incluir la proto-consciencia del asesinato de un miembor d ela misma especie.
Qué quiere decir Girard?, no que todos tengamos que asesinar a nadie para pasar al plano simbólico, no!, sino que esta marca en la memoria colectiva, que ya fue ritualizada y divinizada, la más importante, la más simbólica sería la muerte de Jesús (él muere por todos nosotroas) se reanima en el lenguaje y se manifiesta en ciertos fenómenos de masa (yo pensaba en los ajusticiamientos populares que todavía tienen lugar en ciertos lugares de los Andes y que no han encontrado su signo, su texto). O el sacrificio simbólico que yo veo en ciertos trabajos de los escritores o artistas, pro ejemplo en el libro de Antonin Artaud, Van Gogh o el sucidado de la sociedad...
Y pensaba, solo hace unos instantes, antes de seguir con la lectura de René Girard, lo que desconcierta en México, es que el idioma, que es el mismo, no produzca mímesis!! Es como si circuláramos todos sin tocarnos, tengo poco contacto con la población, como si hubiese algo que nos separase (qué, supongo que una manera de arraigo a la tierra, a la identidad nacional, que se traduce en: el resto del mundo no cuenta) ese es el exilio, que alguien no reconozca las inflexiones de voz, o las expresiones porque la desconoce, pero, además, no le interesan porque produce el mismo efecto de su lado... se produce un lapsus afectivo. Corte...
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