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mercredi, novembre 29, 2006

Yo soy otro


Me pregunto por qué tantas personas se quejan de soledad. Estamos más unidos por la comunicación inmediata, pero más solos, más ensimismadoas, más perdidos en nuestro propio laberinto. Es que las reglas de supervivencia han cambiado y estamos menos abiertos a los otros? Por qué más que estar realmente solos no somos más incapaces de acoger al “otro”, pero acogerlo quiere decir, dejarlo latir dentro de nosotros y dejar de existir un instante sin miedo a la despersonalización. De pronto, el espacio privado, individual, se ha hecho inmenso, a raíz de la inmediatez de los medios de comunicación, tenemos la impresión de estar en todas partes, pero no estamos, estamos en el lugar que ocupa nuestro cuerpo y abarca nuestra mirada. Creo que eso es evidente, pero todos parecemos ignorarlo. La caricia, el pliegue afectivo que produce la caricia, la presencia concreta de una persona, es irremplazable y toda la sofisticación de los medios de comunicación no la sustituye. Cada cosa tiene valor porque la compartimos con alguien y su mirada la ilumina, sin eso, creo que pensar que el mundo existe solo a partir de nosotroas, es una ilusión. El mundo es el "otro", sin ellos, no existimos. Ayer paseaba por París y miraba a gente sola, en los cafés, en las tiendas, sin sonreír, resignados a su soledad, incapaces de mirar a quien pasaba cerca de ellos, y era agobiante, es agobiante pensar que vamos hacia sociedades de seres monádicos, solos y pobres... porque la soledad, digan lo que digan, solo es fructífera si mantenemos el diálogo con el otro. Seneca le escribía a Lucilius, Ovidio escribía a su amor ausente, pero siempre estaba ese “otro”. Aunque nos tengamos a nosotros mismaos, no, no quisiera olvidarme de ese otro, que también soy yo. Es el gogito de la frase de Arthur Rimbaud: Je est un autre, escrita en una carta a su profesor de retórica, Izambard.

lundi, novembre 27, 2006

Sobre los pasos


Acabo de releer el sexto canto de Maldoror, uno de los más bonitos (era el preferido de André Gide), y me doy cuenta de que cada vez que lo leo de nuevo, hallo algo. Es el diálogo que mantiene con Mervyn, su alter-ego, uno de los tantos, además del mismo Maldoror, o el conde de Lautréamont (que se supone le inspiró una novela de Eugene Sue)... Ayer en la librería de José Corti, encontré una edición con prefacios de Leon Bloy, Blanchot, Supervielle y Remy de Gourmont. Salvo, Supervielle, todos optaban por pensar que Isidor Ducasse estaba loco. Pero eso ha fue en el año 1954! Ahora, la interpretación es otra... Hoy tengo que ir por la rue Vivienne, donde hay varias galerías y donde vivía Lautréamont (en el sexto canto la describe muy bien). Es una perpendicular a la rue Chabannais, donde también vivió Flora Tristán y donde su marido disparó contra ella. Simón Bolívar (amigo del padre de Flora) se alojaba en un hotel de la rue de la ex-biblioteca nacional, colindante con la rue Vivienne... Convergencia de energías, tengo la música de ese canto y las Poesías en la cabeza, "No conozco otra gracia que la de haber nacido"... "Yo deseo que mi poesía pueda ser leída por una muchacha de catorce años"... "Sufrir es una debilidad, mientras podamos impedirlo y hacer algo mejor"...

sobre los pasos de Lautréamont entonces...
foto: uno de los pasajes de la rue Vivienne...

dimanche, novembre 26, 2006

Indulgencia

La indulgencia como antídoto contra el desapego. Al final, cuando nos despegamos siempre perdemos algo. No creo que se trate de salvar a nadie, si no de crear un espacio de armonía, donde el diálogo sea posible. Sin eso, la experiencia se hace plana y pobre. Hoy visité la exposición de Tiziano, pintor del Renacimiento, en el Jardín de Luxemburgo. Una nube de gente, casi no se podía avanzarni ver bien los retratos, que de eso se trataba. Ganas de escribir y mantener un estado embrionario, fuera de la dispersión. En el café des Editeurs, conversaba con dos amigas, pero mis ganas de regresarme a escribir eran enormes. No me importaba estar afuera, quería, deseaba más que nada estar adentro. Necesidad de espacios abiertos y solitarios donde el pensamiento fluye.

vendredi, novembre 24, 2006

empecinarse

A veces sudece que tratamos de enriquecer una relación, es como una brocha que se esfuerza por hacer trazos en el vacío, y de ahí, nada brota, ningún color, ninguna forma. Me ha sucedido con una persona. Y es como una afasia, como si el lenguaje no existiera. Pienso que no puede existir un autismo de esa índole, pero es inútil. Por más que toquemos una música, la otra persona no oye. Está sorda. Entonces, tratamos de pensar que nuestra música hay que tocarla en otra parte. No es pobre el que da, si no el que no sabe recibir. No sé si creo mucho en esto, pero se tiene que utilizar a manera de máxima. Luego del embelesamiento estético de París, me doy cuenta de que soy una privilegiada, que me voy a Lima, a gozar del sol y que la gente se queda encerrada en el invierno aquí, sin poder hacer nada para cambiar las cosas. Es la rutina de toda gente que aspira a una vida segura, pero, me pregunto, son más felices? Esta persona de la que hablo, es como si fuese una amargada (y nada es más chocante que la amargura, humanamente, hiere), alguien que no está nunca satisfecho con la imagen que tiene de sí mismo, una especie de enfermedad megalómana que todos podemos padecer, pero que ha curar a fuerza de empeño. Sé que suena moralista, pero la necedad, la tontería, o la frivolidad, debemos siempre justificarla? No lo sé, siempre he querido entender y no ponerme en el lugar de que la que juzga, pero eso conduce a una especie de inercia. Absorbemos esos límites, los hacemos nuestros y nos arruinamos moralmente. Porque una persona que no es sensible a una frase de afecto, a un gesto, es alguien que de alguna manera ha dejado morir algo dentro suyo. Y eso, es lo más triste de todo, no poder hacer nada.

Concentrarse

Acabo de llegar a París. Y es curioso, piso esta ciudad y mi distracción es total. La gente, los escaparates. Tendría que andar con la cabeza metida en una especie de casco. He dormido como un lirón, creo que es esa serenidad de saber que las cosas que más quiero están a la mano, las bibliotecas, las exposiciones, gente de todas partes... En todo caso, miro todo con una mirada nueva y limpia, como una chiquilla... O parezco una salvaje, soy sensible a todos los olores, a los colores y las atmósferas...
Entiendo a Rilke, cuando, para escribir sus cuadernos de Malta, se negaba a salir a la calle. Bueno, yo tendré que ir a la biblioteca de La Sorbonne, atravesar el parque de Luxemburgo, el patio, sentarme en medio de muchos estudiantes y concentrarme. París mantiene todavía su misterio para mí, sigue siendo un mito y eso me gusta...

mercredi, novembre 22, 2006

Ensayo sobre la sombra


Acabo de terminar un ensayo muy hermoso, "L'enver du visible "(el otro lado de lo visible), ensayo sobre la sombra, Seuil 2006, de Max Milner, filólogo de la La Sorbonne, París III. Traduzco un fragmento de la conclusión, es un texto bellísimo sobre la creación y el artista.


“Dos opciones se ofrecen al artista: reconstituir por la distribución equilibrada de la sombra y la luz, la impresión de permanencia, de serenidad, de majestad tranquila que pedimos a un arte que tiende a un ideal hermoso del cual Grecia ofreció el modelo; o bien, tomando acta de la inestabilidad de nuestro mundo, de su fluctuación en un universo sin límites, del carácter conflictivo de las fuerzas que se pelean su dominio, apostar a la catarsis incluyendo en el cuadro, en sus proporciones y disposiciones, pero sobre todo en las partes luminosas, los símbolos de una inquietud que esperamos manejar representándola. Los pintores de los que he hablado en esta obra (Goya, Velázquez, Carvagio) no dan más que una idea muy frágil de las infinitas soluciones intermedias, tanto como una cierta generosidad en la parte reservada a la sombra y que está lejos de tener la misma importancia en unos y otros: de una infinita delicadeza en Leonardo, puede sugerir, en Carvagio, la brutalidad de la irrupción de lo sagrado en un mundo profano, o instaurar como en La tour, un clima meditativo que es como un oasis de serenidad en una época violenta y perturbada. La época de las luces, en sí misma, a pesar de su nombre, está lejos de ser sensible al prestigio de la sombra, sea porque su pulsión de investigación, la pone en presencia de fuerzas naturales que despiertan en el hombre una especie de horror sagrado indisociable del sentimiento de sublime, sea porque la lucha contra todo lo que ofende la razón la lleva, como en Goya, a subrrayayr con un negro colérico la crueldad, la villanía, y la estupidez que forman la trama de los días en el instante en que el futuro parece cerrarse.
Esperarán, sin duda que se le hubiese dado un lugar más importante al romanticismo, en el cual una estética de la sombra parece haber triunfado. Es que ese triunfo, que los contemporáneos han exagerado, o tomado demasiado al pie de la letra como la apuesta por la ruptura con el pasado, no se acompaña, a decir verdad, de ningún descubrimiento esencial en el campo que nos ocupa. Delacroix ha asimilado con genialidad y puesto a su servicio, las lecciones de Velázquez, de Zurbarán y de Goya, tenemos la impresión que el Víctor Hugo que dibujaba se sitúa en los pasos de Rembrandt y, en su obra poética, el uso del claro-oscuro, parece reinventar el de cierta poesía barroca, a tal punto su retórica tiene de eso gran parte, pese a la potencia de sus componentes visuales. Lo más importante es sin duda que la experiencia de las tinieblas no es llevada hasta el final en el romanticismo, salvo, a lo mejor, en ciertos poetas, que se pusieron fuera de la literatura por medio del suicidio o por el culto razonado del fracaso. El caso de Hugo es, en este punto de vista, ejemplar. Nadie más que él ha sido sensible a las fuerzas de la sombra, a tal punto que muchos de sus lectores, legítimamente receptivos a las preguntas que atormentan nuestra época, creen que es más fiel a sí mismo del lado de las sombras que de la luz.
En realidad , el verdadero punto de ruptura, aquel a partir del cual la sombra es pensada por su propia negatividad, y no en relación con una luz que comparte, equilibra y, al final de cuentas, consolida el reino, es a partir del cual el universo cesa de ser concebido como un todo en el que el espíritu humano podría idealmente abarcar. Vemos en el primer romanticismos alumbrar en Alemania estas tendencias contestatarias a una totalidad en la cual todo lo negativo se disolvería o se integraría. Me gustaría citar una reflexión de Fernando Pessoa:
No conozco nada más grande, más digno, en el hombre realmente grande, que el análisis paciente, expresivo, de las diferentes formas de ignorarnos, la cuenta exacta de la inconciencia de nuestras conciencias, la metafísica de las sombras autónomas, la poesía nacida del crepúsculo de la desilusión. “El libro del desasosiego”, p. 241.
Teniendo en cuenta el temperamento melancólico de Pessoa, esta “metafísica de las sombras autónomas” es subyacente a muchas otras obras en las cuales se refleja la intranquilidad de varias generaciones a las cuales las desilusiones no les ha hecho falta. Es significativo que el escritor portugués ponga la autonmía de las sombras en el mismo plano que el dicho socrático: “conócete a ti mismo” sobre el cual se ha fundado una buena parte de nuestra civilización occidental. Sería absurdo ver en esta coincidencia una vocación por el oscurantismo (y en el libro que se termina una renuncia a los beneficios de la luz, a la fascinación a la que Pessoa se muestra tan sensible tanto en su prosa como en su poesía). Pero nunca reflexionaremos lo suficiente sobre las lecciones de modestia que nos da, sin ceder a la desesperación, puesto que escriben, los que respetan la sombra, para no permanecer sordos al mensaje que ellas aportan. Sin ignorar la intensidad de los sufrimientos del que las sombras llevan siempre la marca, quisiera considerarlas no como agujeros en una plenitud del ser del cual tendremos siempre la nostalgia, pero como reservas. Reservas de sentido, si queremos, pero a condición de admitir que el sentido no será nunca definitivo: reservas de humanidad, en todo caso (qué escritor más humano que Pessoa) que impiden, como Lévinas lo ha demostrado, que se instaure entre los hombres una violencia enraizada en la certeza de poseer la verdad porque la vemos de frente. Igual que es posible imaginar a Sísifo feliz, de la misma forma (pero en otro sentido) podemos considerar la “epekeina tes ousias” no como el término de una lenta y larga asención, si no como una nube de desconocimiento, que nos cubre y a veces, intempestivamente, mientras hayamos aceptado la alegría de perdernos: “Me hice perdedor y me gané” Me hube perdido y me gané, dice el alma en el Cántico de Juan de la Cruz.".

mardi, novembre 21, 2006

Sand

Encuentro un fragmento en el diario íntimo de George Sand que me sorprende. Curioso, Flora Tristan y Sand tuvieron el mismo editor: Buloz, amigo del crítico Saint-Beuve, que Proust criticó en su “Contra Saint-Beuve”...Traduzco algunos fragmentos. Esta mañana conversación con Millet, algo que reconozco en él, es mostrarse con todas sus debilidades y amarguras, simplemente yo siempre quisiera que las personas mientras más maduras, más generosas, y eso casi nunca sucede. Los golpes, los desengaños, tienden a endurecer, pero veamos lo que escribe Sand que vivió con Alfred de Musset, el poeta, Liszt, y Chopin, su último amor.


Miércoles 19 de noviembre

¿Qué me decía Buloz a propósito de Liszt? ¿Le habrá hablado Alfred? Es que él ha pensado por un instante que yo iba a amar a Liszt? Ah, mi querido, si pudieses sentir celos de mí, con qué placer, botaría a toda esa gente! Pero no estás celoso de mí, has fingido creer en algo que no crees, para deshacerte de mí, y eso duele, y si hubiese podido amar a Liszt por cólera, lo hubiese hecho. Pero no podía! Piensa en eso! (...) Por otra parte tengo una idea fija, una única y sola esperanza, bien modesta, pobre George, para ti que ambicionas tanto ser amada y he aquí, bien humilde, Magdalena sin cabellos, y con lágrimas, sin cruz y sin cabeza de muerte. Ya se lo decía a Buloz, que solo tenía una idea fija. Yo deseo la amistad de Musset y un poco de su estima. Pero para eso necesito tiempo, seis meses o quizás más. Es lo único que me sostiene, la única esperanza que ha podido entrar en esta pobre cabeza. Es por eso que no me puedo decidir a partir, ya que cuando estaré lejos, me lo ha dicho, ¿qué sabrá de mí? Supondrá que haré locuras. Quedándome aquí se me rendirá justicia y para eso no quiero aislarme ni esconderme, enclaustrarme, sería para él una idea absurda cuya duración le parecería dudosa. Pensará que al primer paso que daría afuera, estaré tentada y que sucumbiré. La enclaustración, el ascetismo, la mortificación, exaltan los sentidos y para que exaltaré yo los míos con una soledad peligrosa, mientras que en medio de los hombres se me deja tranquila? Pero si tan solo viniera a mi habitación a darme un beso todos los días, como correría! Pero no vendrá o lo hará con esa desconfianza por el futuro. (... ) Si tuviese algunas frases tuyas, una frase permitiendo que te mande una imagen, de cuatro centavos, comprada en el borde del Sena, para sentir que piensas en mí recibiendo esas tonterías! (...) He sentido el otro día cenando con Pinsón, cuánto los celos pueden volverte vil, injusta y tonta. Hubiera deseado rebajar a la mujer de la cual él solo decía cosas buenas delante de mil criaturas, y por qué? Eso también es estúpido y feo. No, señor. No dejes que me embrutesca y me pierda. La pasión e sun don severo, pero divino, los sufrimientos del amor deben ennoblecer y no degradar (...) Alfred, voy a hacer un libro. Verás que mi alma no esta dañada ya que haré una terrible acusación contra mí.

dimanche, novembre 19, 2006

Las personas que importan


Esta mañana me despierto con ganas de leer y escribir. Primero, quiero terminar el diario de Anais Nin, los pasajes con Henry Miller, Artaud, etc... Nin escribió un ensayo estupendo sobre D.H.Lawrence, su ídolo. Y proyectó en Miller una serie de calidades haciendo que su vida fuese casi de ficción. Pero que tal esfuerzo, ¡qué fuerza, que empuje para hacer que las cosas más triviales parezcan extraordinarias! De hecho, la vida es así. Ahora miraba el sol levantarse sobre la montaña y allí, por supuesto, hay un acontecimiento, todo está en la mirada, sin embargo, hay días en que no lo veo y no me produce nada. Estoy tan metida, tan perdida en mí misma, y en mi Ego, que soy incapaz de establecer esos puentes con el exterior. Entonces, me digo que si no puedo ser más sensible, más intensa, más arriesgada, no podré ser una buena escritora y autorizarme a seguir escribiendo. Si no me muestro con todas mis incapacidades, sabiendo sacar lo mejor de ellas, no avanzaré. Y la vida sin sabiduría es solo fuego fatuo, finalmente es aburrida. Ayer leía la “Vida de Henry Brulard”, de Stendhal. La empieza pasado los cincuenta años, con vigor, confianza, amor por la vida. Una lección. Luego, me vengo a la biblioteca, intrigada por Henry Miller, ¿era de verdad tan interesante? Encuentro un solo libro: “Los libros de mi vida”, obviamente en francés. Abro la parte en que habla de los libros vivos, de sus admirados Rabelais y Dostoiesvki, de Mateerlink también, y un libro que desconozco con un hermoso título: “Sabiduría y destino”. Fragmento de Miller:

Los hombres se alejan de los libros, es decir, de los escritores y los intelectuales. Excelente síntoma, si solamente fuera para acercarse de la vida. Pero, ¿lo hacen? Jamás el miedo de la vida ha sido más violento. El miedo de la vida ha reemplazado el miedo de la muerte. Vida y muerte han terminado significando la misma cosa.

Luego habla de un personaje interesantísimo, un amigo que sabe ayudarlo en las peores circunstancias, generoso, vital, con humor. Y más allá de su maestro espiritual: John Cooper Powys. Se supone que escribió una obra autobiográfica interesantísima. Lo que dice Miller de él:

Si todas las personas que escriben autobiografías se atrevieran a decir las cosas que en sus vidas les han causado los dolores más intensos, harían mucho más que esforzándose a lo largo de sus páginas en justificar sus acciones.

Yo pienso. Cada vez que escribo algo, la idea de embellecerme espiritualmente, me acosa y me hace sentir desleal, falsa.... pero también, remover constantemente las heridas me hace ser una herida de guerra... Pero, sé que no deseo retroceder, lo sé...

Otro pasaje citado por Miller:


¿Qué es lo que perdemos todos cuando envejecemos? Es una cualidad de la vida misma. Sí, está en la vida, pero es más profundo que eso, en realidad, no más profundo que eso, quiero decir que es una esencia más preciosa que lo que en el pensamiento llamamos “vida” al envejecer. Me inclino a pensar hoy, que hasta mis sesenta años, he conservado a un nivel poco común, las cosas de mi infancia, y como es así, estoy tentado de decir que mientras más obstinación ponga para explotar esta puerilidad, más me apoyaré en ella, y más mi vida de hombre será madura y sabia, aunque sea menos humana.

Segundo pasaje citado por Miller:

Toda mi vida puede dividirse en dos partes. La primera va hasta tener cuarenta años, la segunda empieza después. Durante la primera hice esfuerzos desesperados para despertar y organizar en mí los sentimientos que correspondían a mis libros favoritos, pero, durante la segunda mitad de mi vida me he esforzado en descubrir cuáles eran mies verdaderos sentimientos, afinarlos, equilibrarlos y armonizarlos, de manera que correspondan úncamente a mi método.

Para Miller, John Cooper era un hombre completo. “Iluminaba todo lo que tocaba, llevándolo siempre a un fuego central que nutre el universo. El era un intérprete (o poeta) en el sentido más alto de este término. Dije de Cooper Powys que era un “libro en vida”. El libro que se hace vivo es aquel que el corazón penetra de punta a punta. Mientras no esté reanimado por el fuego de un espíritu tan vivo que el que le ha dado a luz, un libro permanece muerto apra nosotros. Las palabras desprovistas de su magia, no son más que hieroglíficos muertos. Las vida privadas de búsqueda y de entusiasmo, de dones, de intercambios, está desprovista de sentido y son letra muerta. Encontrar una persona que llamamos un “libro en vida” es llegar a la fuente de la creación. Una persona así nos permite contemplar el fuego que devora a través del universo y que no da solo calor y luz, si no una visión duradera, una fuerza durable, una valentía durable”.

Bonito, no? Cada persona que nos permite circular en toda nuestra plenitud, en nuestra capacidad de entregarnos y crear, es alguien que nos permite existir en el sentido pleno de es término. Leerle a alguien este texto, compartir esta lectura en el silencio o en voz alta, es un placer, y justifica muchas cosas. Pensaba en Millet (Richard) y como he deseado hacer correr esa cortina de amargura que tiene, y cómo me da pena cuando veo que tal vez no, no pueda hacer nada. ¿Por qué? Porque toda vida es para mí también un acto de creación, de energía que transforma, y su plenitud es cuando se une con otra, o simplemente actúa sobre ella. Es lo que veo en Miller, Anaís Nin, todos los que han hecho de sus vidas espacios energéticos, de vida intensa. Encontré otra frase de D.H, Lawrence:

"Una mujer rica interiormente no busca el lujo, puede dormir en el suelo".

Ps: pienso en la imagen de Miller que siempre he tenido a través de amigos ligados al psicoanálisis. Sé que vivió arruinado, pero feliz, sé de su amistad con Freud y su amor por Anais Nin, y de su amistad con Lawrence Durrel, de París... En la foto, Henry Miller.

samedi, novembre 18, 2006

Antonin Artaud


Ayer quería escribir algo sobre un sueño que tuve la noche anterior. Estaba en una calle y un hombre, que se parecía a Walter Benjamin (?), me confundía con una prostituta. En el sueño yo trataba de explicarle a esta persona que había cometido un error, sin lograr llamar su atención, mientras me jalaba por una mano haciéndome cruzar una calle. Ahí el sueño se corta, luego, me vi hablando con psicoanalista, que era el padre de M, y a quien trataba de explicarle mi malestar. Pensé hablar de este sueño porque intuyo que tiene que ver con el miedo que sentimos las mujeres de nuestro propio deseo, y el terror a que alguien nos desconozca. Prostituirse significa también traicionarse, tiene que ver con la frase de Hamlet, "sé fiel a ti mismo". Supongo que también está en relación con el miedo a no ser valorada por la mirada de un hombre, es ese rostro que se nos borra, de ahí la confusión y la necesidad de hablar luego con un psicoanalista. Cuando Paul Ricouer escribe su “Parcour vers la reconnaissance” analiza justamente el hecho de que toda vida es un recorrido hacia el reconocimiento afectivo, humano, existencial, en la mirada del otro. Creo que nada ofende más a una mujer que verse reducida a un cuerpo, vuelvo sobre este tema, confinada y condenada por él. Pienso en las mujeres intelectuales que han terminado renegando de cualquier rasgo sospechosamente “femenino”. Si entrevisto a Virginie Despentes, le preguntaré por este tema. Ella dice en su enyao que ya comenté: “estoy harta de vivir en un mundo en el que todos los hombres te hacen sentir que estás demás porque no estás buena”. En fin, es terrible en el caso de un hombre o una mujer, porque se convierte en una máscara. Pienso en le libro de Millet que pronto publicaré en Lima y que habla de la fealdad en un hombre, es terrible. Volviendo al sueño, creo que siempre le he temido al hecho de ser considerada “mujer" (como una condena), y por eso escribir ha sido la libertad. En algún instante, debe ser esa escena de "Electra...", en que el personaje piensa que la van a violar, la consciencia de que no podía tolerarlo, ha surgido (ojo, es una violación a la integridad psíquica del personaje). Es, por supuesto, una respuesta frente a la violencia, no es la indulgencia lo que ha hecho que decida escribir, es la imposición, el rechazo al sometimiento.
Voilá...

Leo en Le monde des livres una entrevista a Jonathan Littel, una de las pocas que ha dado desde que se ganó el Goncourt. El dice que cuando escribe avanza en una oscuridad total, hacia otra mucho más intensa. !Qué alivio! Pensé que era la única que sentía que pedaleaba en la nada, ciega. Littel ha escrito "Los benevolentes" en francés, con anglicismos porque es su primer idioma... Cita un libro de Maurice Blanchot que no he leído y que Richard Millet, me comenta es uno de los mejores en lo que se refiere a crítica literaria, El espacio literario, supongo que debe existit en español... Lo buscaré en París.
Muero de ganas de ir a ver la gran exposición que la BNF le consagra a Antonin Artaud. Pobre Artaud, siempre me impresionó su vida, su tragedia individual, y su encierro en el hospital de Rodez. Hay que leer el Teatro y su doble, para entenderlo mejor... En el diario de Anais Nin, la parte del incesto con su padre español (qué raro un apellido así en España), cuenta varias visitas de Artaud a su casa Loucevielles. Ella siempre que podía le daba dinero para ayudarlo en sus aprietos. En realidad Artaud se pasó toda la vida sin un centavo.
Quería encontrar una frase Artaud que yo había copiado, pero es imposible. Mis fichas no se parecen a nada, !son un caos! Era algo así: Moi, Antonin Artaud, je suis mon père, mon fils, ma, mère et ma soeur.

mercredi, novembre 15, 2006

Lima

Ahora caminaba por las calles empedradas de Saorge, que son muy empinadas y llenas de arbustos y flores. El cielo está bajo y gris, y hace frío. Trataba de evocar las calles de Lima, cuando caminaba por ellas y una sensación de levedad se apoderaba de mí, algo ligero, como su neblina... Pronto, será el sonido de las frases en castellano, su música, todo lo que de alguna forma ha marcado mi manera de ser y mi escritura. Tal vez porque nunca dejé de ser esa niña que caminaba por las calles de Chaclacayo, llevaba un sombrero azul, con los pantalones de mi padre (sic) y soñaba, soñaba con un montón de situaciones nuevas, inéditas, el mundo entero...

foto: madre y Olivier, "du beau temps"

Por Angot


He estado releyendo fragmentos del libro de Christine Angot, Rendez-vous http://www.elpais.es(Flammarion 2006), eso y algunas experiencias vitales, me han llevado a pensar varias cosas. La primera es cómo toda comunicación se convierte en una forma de decodifición de un mensaje. Cuando el vínculo afectivo está bloqueado, pasamos a lo que dice un diálogo de sordos. Resumo un poco la novela que es muy concreta. Se trata de varios rendez-vous de la protagonista, la escritora misma, con varias personas del pasado y del presente. Un día Christine conoce a Eric Estolaza (el presente), un actor de teatro, quien se supone admira su obra. Se conocen y ella se enamora. Toda la novela 389 páginas, llevan a su autora un trabajo de criptología digno de una exégeta. Qué se esconde detrás de las frases, elípticas, pobres, de su interlocutor? (Eric). Esto la llevará a dudar de su estado mental. Ella dice: si yo no comprendo nada de lo que me dicen, y si lo que escribo es falso, equivocado, es que estoy loca (porque al mismo tiempo escribe sobre ello). Eric pasa con ella una sola noche, desde ese instante ella empieza una especie de obsesión que se traduce en llamadas a alguien que siempre tiene su celular apagado y siempre encuentra excusas para no contestar. Obviamente como lectora, se piensa que ella no se da cuenta que el tipo está en otra.


Veamos, un día la autora escribe: En el teléfono le había dicho. ¿has pensado en lo que nos sucedió? El dijo: he debido pensar sin pensar: Y yo: la hicimos mal la última vez, podríamos hacerlo mejor. El había contestado: hacemos como podemos, y sí, podríamos haber sido mejor.
Se refieren a su relación, pero es obvio el desinterés de su respuesta. De la nada se puede sacar un libro? Parece que sí. , es obvio que cada vez que le dice que no contesta el teléfono, es porque simplemente no desea hablar con ella. Un día él le dice: fue un error, lo que sentí fue admiración pero no amor. Está clarísimo, pero Christine no lo lee, y voltea la frase en todos los sentido.
Ella escribe luego: Cuando miraba a la luz del día mi vida pasada, renegaba de todo, salvo de mi hija. No renegaba realmente de los libros que había hecho, pero de casi todo. Sobre todo de los esfuerzos acumulados por amar a seres que no valían la pena. En ese instante se me aparecían en toda su banalidad, y me quedaba dormida con la garganta cerrada.


Al final ella termina por soñar un final feliz, pero es un sueño, todo eso ha sido falso.
Entonces este libro sale de una experiencia que no es nada en sí misma, si no banal, pobre en su apecto humano, nace del esfuerzo, casi épico, de una autora que se aferra a las palabras y les da otro significado, construyendo una situación humana dramática, tan real como la vida misma. Es por eso que a veces, cuando pienso que los libros nos alejan de la vida, dudo. Tal vez no, y solo nos acerquen a lo más íntimo, a lo más valioso que hay en cada uno de nosotros. Qué importa que Eric Estolaza sea un tonto, que no se merecía una línea del libro, qué importa. La crítica no lo ha dicho porque el personaje no sé si existe, pero de ser así, todo el mundo le teme a la verdad encarnada, y por eso, nadie ha reconocido el valor de esta novela. En fin, las razones, ya no las voy a mencionar. Pero una novela puede ayudarnos a comprender a los otros y a nosotroas mismoas, puede abrir una ventana y hacernos ver que la vulnerabilidad puesta al desnudo, no es una verguenza si no un gesto de generosidad. Sobre todo hecho en un libro con talento, auténtico, donde el personaje no se revaloriza ni se embellece si no que se muestra en toda su sensibilidad.
Para terminar, otra cualidad del libro es que su lenguaje es simple, directo, pero poético. Cada vez me acerco más a la idea que me gustaría escribir como una niña, con esa inocencia y como un juego.

lundi, novembre 13, 2006




Después de encierro trabajando, decidí dar una vuelta por los alrededores del monasterio. El efecto del paisaje es inmediato, por su exuberancia, sus colores, de pronto, es como si la mirada se lavase... Pensaba en los viajes de George Sand a los Pirineos y a los Alpes, creo que le hubiese encantado este lugar. Y seguramente a Chateaubriand. Siempre tuve celos de la forma como Sand vivió sus afectos y sus amistdades, de Musset, Chopin, Liszt, amantes, y Flaubert, Victor Hugo, grandes amigos. Las pocas cartas que Sand escribió a de Musset son de una belleza remarcable, de una generosidad fuera de lo común, no sé yo podría escribir algo así...
Estoy contenta de haber leído la novela de Christine Angot (y de haber hablado de ella en el Babelia) de esa capacidad de entrega, de ternura, que demuestra. Pero sobre todo del valor que tiene de decirlo de frente, sin miedo a exponerse. O de Camille Laurens , Ni toi ni moi, la canción de Marc Lavoine (cuando llegué por primera vez a París en los cafés se oía mucho una canción suya, Elle a les yeux revolver), toi/ mon amour/toi qui as le coeur lourd mon amour/ est-ce que tu m aimes toujours pour toujours/, a manera de estribillo… y empecé a ponerme nostálgica, son tantos rostros, tantas personas las que he encontrado estos últimos meses, que no sé cómo acomodarlas en mis afectos, porque soy porosa, como una esponja...
Me doy cuenta de que a fuerza de estar sumergida, a raíz de Lautréamont y Flora Tristán, en la reflexión sobre el hecho de escribir, me termino saturando. No puedo vivir sin ficción, no puedo. Y sin embargo, cada vez que leo Los Cantos de Maldoror, me sorprendo del genio de Lautréamont, de haberse atrevido a escribir algo así y me entran ganas de analizar... Hace unos instantes, mientras conversaba con Tom (que es un jardinero digno de la novela de D.H.Lawrence), me decía que el francés es un segundo idioma, una segunda piel. No me doy cuenta si pienso en un idioma o el otro, con todas las imperfecciones que pueda tener al hablarlo, es la experiencia que se ha marcado en él, es la vida en sus múltiples movimientos, pero también siento que cualquier idioma, encarnado en una persona, por ejemplo el inglés norteamericano en Euny (ayer me corrigió, la ortografía de su nombre), me hace sentir facilidad para hablarlo.

Algunas vez iré con Iván a tomar una copa de champagne ( Don Perignon, mínimo)al hotel Negresco, en Niza, aunque no me haya ganado 1 millón de dólares. Pr ahora será un pisco-sower en Lima, mirando el Océano Pacífico. Muero de ganas de ir a remojarme a las playas de Lima, el ruido de sus calles, su tiempo lento, su neblina leve... Y aunque me de pena dejar esta montaña (y otras cosas más), sé que estaré bien en Lima, que es también mi espacio, mi lugar....
Sigo con mi trabajo luego de esta pausa. He oído un fragmento del nuevo albún de Rachid Taha por Internet, y es magnífico. Es la voluptuosidad de oriente, Argelia, integrada a la música contemporánea...

Pausa, el cielo se ha puesto de colores... este lugar...mnnn... Me encantaría que lo vieran...
Foto: Isidor Ducasse, el Montevideño.

dimanche, novembre 12, 2006

Pausa


Me digo ahora, Patricia: stop. Me he pasado todo el día en la computadora, me duele hasta la punta de los pelos... No puedo más de bibliotecas y sitios web.... Ahora, escucho, Space Oddity de David Bowie (gracias, Sebas) y luego, bajo a conversar con Yuny, autora norteamericana, de origen sur-coreano. Es delicada, elegante, inteligente... Un poco de vino blanco no nos viene mal para bajar los ánimos, estoy a-go-ta-da... Ir al cine no me vendría mal, pero, aquí, el cine: !está en una sala! Llamaré por teléfono a un Himeneo ausente y luego, luego, dormir y soñar... hasta mañana queridos amigos...
psst: al fondo, al fondo, está el monasterio, detrás de las montañas, Italia...

La literatura como una tauromaquia


Todo lo que suena a mordaza, exige una respuesta. Cuando nos quedamos sin la repuesta, nos quedamos sin la compañía del lector y el trabajo de escritura se queda mutilado. El silencio congela. Escribir es como decía Michel Leiris, una especie de tauromaquia, un enfrentamiento con las astas de la escritura, y también, un sacarse la máscara y decir: aquí estoy, con todas mis debilidades, con todos mis límites, pero estoy. Cuando digo Ego, no lo digo en el sentido más obvio: me refiero, al hecho de construir una mirada, un microcosmos que pueda ser leído y comrpendido por los otros, los lectores, integrándonos al exterior. No es fácil escribir un libro, es un hecho traumático, se remueven heridas, al menos, en mi caso es así... Y no sé cómo se puede definir el hecho de ser escritora, está mucho más allá de un nominativo, es esa necesidad de circular en el mundo con cierta libertad, y una puerta cerrada, es una puerta cerrada. La vida y la escritura se unen, porque escribir es contruirse una identidad, es confiar ciertas cosas para conocernos, bordear nuestra experiencia y completarla. Obviamente el Ego, está implicado, pero sobre todo para que te renconozcan y verte tú misma en esa mirada . Y aceptarte. Por eso, cuando la mirada de otro nos hiere, no nos reconocemos y padecemos ese estado.
Es como en la amistad y el amor, ceeo que no hay nada más duro que el hecho de aceptar de que alguien se nos venga abajo, que se nos caiga, como se dice en el lenguaje corriente. Porque cuando recibimos un gesto de afecto, de generosidad, de amor, confiamos y miramos el mundo de otra manera. Siempre he pensado que todo una cuestión de intepretación, he preferido pensar eso en lugar de la idea radical de que las cosas son irreversibles y por un solo lado, de una sola lectura. Solo que a veces nos quedamos sin argumentos. No sabemos qué más decir, no sabemos, ni comprendemos. No basta con dar afecto, no basta con entregarse, eso no garantiza la respuesta. Por eso no hay que esperarlas, como decía Levinas, pero eso, ¿es humano? No esperar nada. No lo sé y no sé si poseo esa sabiduría. Me temo que no. Hay muchas cosas que todavía no comprendo y espero llegar a comprenderlas o aceptarlas un día, como cuando miramos un atardecer y no pedimos nada más. Esa contemplación, ojalá la llegue a tener.

Ganas de animar una atmósfera, algo intenso, que no sea este trabajo de reflexión constante en el que está metida con la tesis... ganas de sentir olores fuertes, sensasiones. El invierno empieza a atenuarlo todo. Todos están resfriados en el monasterio y el ambiente es raro, es austero, como cuando estaban los monjes franciscanos. Falta poco para la última fase. Y luego: el avión! París, Lima...
El libro de Michel Leiris, La literatura como una tauromaquia, está publicado en España (y en Francia también) con La edad del hombre, ediciones Laetoli.

jeudi, novembre 09, 2006

Quien dice Ego

He léido un artículo del diario El comercio titulado “Cinco jaulas en busca de un pájaro”, de Marcel Velázquez, en una secuencia de artículos sobre la novela contemporánea en el Perú. No me queda muy claro, en tanto que lectora, el marco teórico del autor, las categorías que menciona, realismo socio-mágico, novela total o novela urbana. Y yo desconfío de las categorías aunque se diga que son necesarias. No me imagino a la crítica estructuralista calificando a las novelas de Marcel Proust como una obra filosófica, o novela total o novela post-moderna a las novelas de Jean Echenoz... Más allá que la post-modernidad sea la disolución de las fronteras, o la hibridación en el discurso, o el intertexto, tiene que ver con a crisis del lenguaje y los paradigmas que se habían creado en la modernidad. Esa, parte, que toda novela enfrenta ahora, y que no se dice casi nunca, es algo que no deja de sorprenderme. Después de las grandes crisis del lenguaje como un espejo de la realidad, de Rimbaud, Lautréamont, de la Carta a Lord Chandós, de Robert Musil, de Niestzche, o de Wittegenstein (no voy a seguir mencionando nombres para no cansar), me resulta ingenuo que se siga pensando que la novela es más un problema de mímesis y no con el propio lenguaje. De los límites que plantea el lenguaje con la identidad individual. Ah, y aquí toco el tema que seguro todos esperaban, y que verán como dedo en la herida: el de la novela escrita por mujeres. Pues sí, hay heridas, la de desear nombrar y no poder, la de darse de golpes con las palabras y sentir su tiranía, su alienación, y sin embargo, insistir. Y por eso, me sorprenden las omisiones, porque suenan a destierro, a ceguera, a una resistencia que tiene que ver con el poder de las palabras, que, al final de cuentas son un poder político, influyen en la opinón, la moldean y la condicionan. Por eso, ciertas negaciones son negaciones al derecho a la palabra, establecen jerarquías de valor, no solo estético, si no también de contenido. En todas partes sucede esto, la crítica se enfrenta y opone sus propios criterios, pero se enfrenta, aquí, no lo sé, hay una necesidad de dibujar una frontera nacional, con escritores nacionales y algunos expatriados, no sé muy bien a qué responde eso, pero se tal vez termine por comprender. En suma, esta era una reflexión que me ha venido espontáneamente luego de leer esta crítica, justo en el instante en que termino una tesis de las escrituras en primera persona como resistencia a la invisibilidad (no, imbecilidad, ojo), la escritura como huella y marca de subsistencia, en el caso de Lautréamont y Flora Tristan, envers y contre tous, de espaldas y contra todos...
Quien dice “yo”, dice Ego, escribió Benveniste. La primera persona como el primer paso para constituirse en sujeto enunciador de discursos y nuevos símbolos. Si a ustedes no les preocupa el ego como parte de este proceso, a mí, sí.

mercredi, novembre 08, 2006

Desconocerse

Hay frases que a veces nos vienen a la memoria y nos iluminan. Es en una película tonta, con Diane Keaton y no recuerdo quién más (ah, sí, la actriz de Sex In The City, Carrie) quien hace el rol de una neoyorkina antipática y fría. El hijo de Keaton (en la película) se enamora de ella y un día el padre, un hombre sabio, le dice: A tal punto se desconoce nuestro hijo que se ha enamorado de una mujer así? Y esa pregunta: A tal punto nos deconocemos como para equivocarnos una y otra vez de personas? Llegar hasta el fondo no es fácil, es necesaria cierta paciencia y una capacidad de observación lenta. Pensaba, así, de pronto, que todo lo que nos causa malestar es todo lo que nos cambia nuestra situación en el mundo. Estamos tan poco preparadoas para el cambio, para lo que se transforma, pero... desconocerse al punto de no saber quién es el otro que tenemos al frente, es lo más difícil de integrar en un relato coherente de nuestras vidas. Porque todos, todos, necesitamos poder decirnos y pensar que una historia fue digna, que una relación, una amistad, un amor, valieron la pena. Pero ?qué pasa cuando la otra persona no escucha, como esos alienados de los trágicos griegos? Antígona quiere enterrar a su hermano y Creonte asume su rol de rey y castiga, cada uno con su verdad, el mundo de los sordos.
Es posible que no todos tengamos la misma lectura de las cosas. Pero sí es cierto que la riqueza de alguien puede iluminar nuestra visión, como los buenos escritores pueden ayudarnos a vivir mejor, los otros, los pequeños, los poco generosos, nos hacen el suelo resbaladizo y podemos caernos. La frase de Delfos: conócete a ti mismo, luego, también dicha por Freud, es importante. Porque parece que la vida se divide entre débiles y fuertes: los que corren rápido para escapar al peligro y aprender a subsistir, y los que se caen y no llegan a atravesar la línea. Así, exactamente como en el mundo animal.

mardi, novembre 07, 2006

premios y fraudes


En estos días me sucedió una cosa extraña: un mail que me anunciaba que mi site web había salido sorteado para un premio importante dotado de dinero en liras esterlinas. El mail era de la UK National Lottery. En principio, me dije que era una tomadura de pelo, y siguieron llegándome mensages, hasta que, viendo que no me pedían mayor información contesté. Luego me mandaron un mail en que me tenía que poner en contacto con el City Bank of London, con un mail que parecía sensato, en realidad todo parecía sensato. Lo importante de esta experiencia es que mientras más certezas lograba tener de que fuese realidad, más aumentaba mi malestar. ¿Qué haría yo con una cantidad semejante? ¿Qué significa ganarse dinero así, sin hacer nada, y por qué yo si no había hecho nada? Es ese tipo de situaciones que nos llevan a hacer reflexiones de largo alcance. De pronto, todo mi trabajo, toda mi vida se veía desvalorizada por una cosa así que terminaba echándose abajo todos mis esfuerzos por construir, porque mi vida se pareciera lo más posible a una pequeña obra de arte. Sí, sueño con hotel Negresco, pero también sueño con comer papas hervidas en una montaña del Perú, es decir, cada acto perteneciéndome, y no sometidos a una ley arbitraria del azar. Cada persona que escribe construye, creo yo, y mi malestar veía de ese lado. Seguí trabajando, pero conforme me llegaban mensajes empezaba a fantasear con la idea de ese dinero, qué haría, a quién regalaría, etc... Hasta que, pensé que el verdadero lujo, el dinero y el éxito deben ser las cosas más deprimentes del mundo, como entrar a la jubilación, como ponerse en un asilo... El lujo lo lima todo, haciendo que la vida sea lisa, lo percibo, lo he visto. Hace que las cosas no tengan valor porque aparecen en toda su vulgaridad, lo elegante es lo que se insinúa, lo sutil y el lujo, como el kitch, puede ser grotesco. No me gustaría vivir en Beverly Hills, me moriría de aburrimiento, ni en un gran Hotel si no es como una cosa pasajera, porque el ambiente (en el Ritz de París por ejemplo) está lleno de hombres de negocios, yupis, gente con la cual no tendríamos nada qué decirnos. Esta mañana hablaba con Gilles, un hombre muy mayor, escritor que acaba de llegar a la residencia, conversábamos acerca de como los imperfectos en el francés expresan distintas cosas, me lo explicaba con una sutileza adorable. Octavio Paz contaba que fue más feliz cuando tuvo menos dinero, casi en la miseria, Anais Nin era completamente feliz cuando su vida con Henry Miller se resumía a crear y soñar con lo indispensable a mano, y Balzac, Stendhal, Beckett, han vivido en una austeridad completa, pero felices. Ayer, eso, me pareció una evidencia. Yo amo mi vida como es, nada me hace más feliz que escribir y no saber qué pasará mañana. Y cuando me levanto y veo el sol, aquí, en Niza, cuando veo el mar de Lima, los techos de París, las noches de Barcelona, sé que todo eso me pertenece y que ese instante me pertenece como yo a él.

Ps: por supuesto, todo esto es una estafa que pretende, una vez que se ha mordido el anzuelo, que mandes plata para que te paguen, así que si reciben un mail de la UK National Lottery, cuidado!

Traduzco el texto de William Styron (1925-2006), escritor nacido en los Estados Unidos, autor del novela Las confesiones de Nat Turner (1967) con la cual se ganó el Pullitzer, también es autor de La elección de Sophie (1979) de la cual existe la película del mismo nombre con Meryl Streep. Este texto pertenece a una compilación de autores que contestaron al diario Liberation el año 1985 sobre las razones por las cuales escribían, bajo la dirección de Jean Francois Fogel (Boomerang)y Daniel Rondeau. Esto existe ahora en libro de Poche.

POR QUÉE SCRIBE USTED WILLIAN STYRON?

No sé si mi caso sea típico, pero comencé a escribir (hacia los veinte años) porque tenía el sentimiento que ninguna otra vocación me daría la felicidad y la completitud que se siente cuando creamos una obra de ficción. Creo que al principio se trataba sobre todo de contar historias. No me daba cuenta de que entonces, el mundo literario post-moderno, en el que estaba al final de cuentas, el arte de contar historias parecía ingenuo, si no es desfasado; teniendo en cuenta que mi deseo desde el origen no era otra cosa que contar historias de una extensión variable y de una complejidad que mantuviese al lector en ascuas del comienzo al fin.
Más tarde, como la vida se hacía más compleja (la mía y la del vasto mundo alrededor de mí) empecé a comprender que la literatura es mucho más que el hecho de contar una historia: un modo de expresión artístico a través del cual podíamos trasmitir mensajes importantes. Por mensajes no deseo decir propaganda o prédica. Quiero decir que un escritor puede, si su arte es sólido, hacer pasar a través de la ficción ciertas intuiciones importantes, una cierta visión intuitiva, una cierta sabiduría sobre la vida de sus contemporáneos, o la historia, que es la suya también.... y no aquella de la historia profesional, del sociólogo o el comentarista académico. En realidad, si ponemos todo en esto, pasión, inteligencia, en la creación de una novela, podemos crear realmente un micro-universo que puede ser más convincente, más verdadero, que las instrucciones de los eruditos. Y si somos fieles a nuestra visión de las cosas, totalmente libres en nuestra imaginación, sin traicionar la exactitud histórica, podríamos esclarecer el mudo de los campos de concentración nazi o de la esclavidtud de los negros de manera única, quien fuerza la atención y la comprensión mejor que cualquier documentación.
No digo que escribo para ponerme en la piel del historiador o del sicólogo. He escrito porque sentí la necesidad de tratar de encontrar un sentido a ciertos acontecimientos mayores que habían causado traumas síquicos y angustias en nuestra época. D.H. Lawrence dijo que cuando un escritor no puede cambiar de manera apreciable el curso del destino de los hombres, puede modificar, en nombre de la verdad, las percepciones de un solo hombre o de una sola mujer. Esa fue mi ambición, lograr simplemente eso.

Nota Bene

Jonathan Littell (norteamericano que ha escrito en francés!), quien ha ganado el Premio Goncourt (Les bienvellants, Los benevolentes, Gallimard 2006) y vive en Barcelona, ha escrito un libro sobre un antiguo SS... Dice que no le importan los premios, en el fondo, no tiene nada que ver con escribir, que no es una carrera, ni siquiera una profesión de fe, es un trabajo de subsistencia, de necesidad espiritual, por eso lo material, es como una injuria, su lado bastardo, y mediocre y vil....
Me gustaría mucho leer el ensayo que Anais Nin le dedicó a Lawrence...

foto: Jonathan Littell

dimanche, novembre 05, 2006

Madame Bovary soy yo

Se han cimplido 150 años de la publicación de Madame Bovary, de Gustave Flaubert, por lo que se le han dedicado una serie de artículos, re-ediciones y una recapitulación de su obra bajo las luces y las miradas de este siglo. Flaubert se mantiene como un autor imprescindible, y su Bovary (siempre se piensa en la frase: Madame Bovary soy yo) sigue estado presente en el imaginario de la mayoría de lectores. Emma, cómo no nos vamos a acordar de Emma y su insolencia, sus ganas de estar viva, su falta de instinto maternal, su ingenuidad con los hombres. Pierre Michon (Vidas minúcusculas, Anagrama) da una entrevista en el magazine Littéraire en la que dice: Releer Madame Bovary es suficiente para reconciliarme con lo femenino. Este texto produce el efecto contrario en la mayoría de la gente. A mí meda confianza. Flaubert me hace creer en el placer de la mujer.

Curioso también que se diga que en una etapa de su vida, Flaubert, estuvo enfermo de epilepsia o histeria: primera vez que leo este diagnóstico para un hombre...

Volviendo al autor, GF, ante de publicar su Bovary (Yuni me dice que en inglés Madame, siempre suena a aristócrata, mientas que la verdadera Emma, era una mujer de un pequeño pueblo casada con un médico, matices de los idiomas...), en 1851, había llenado hojas de hojas, desde los diesiséis años... Entre sus primeros textos están, Memorias de un loco y Noviembre, que culmina con la Educación sentimental, en 1845. A mí me gusta mucho Noviembre, texto en primera persona, con fragmentos líricos un poco exagerados, teniendo en cuenta que es un texto escrito a los veintiún años!
Empieza:
Amo el otoño, esta triste estación que va bien con los recuerdos.
(...) Yo era, en toda la variedad de mi ser, como un inmenso bosque de la Inida, donde la vida palpita en cada átomo y aparece, monstruosa o adorable, bajo cada rayo de sol.

Cuando Flaubert termina Bovary, su miedo es que sea una especie de Balzac-Chateaubrianisado, es decir que se reconozca esa vocación por la realidad de Balzac y los vuelos líricos y románticos de René de Chateaubriand, pero Madame Bovary, no bien publicada, empieza a despertar sospechas y afrontará un juicio por ofensa a las buenas costumbres, la misma acusación que se le hace al año siguiente a Baudelaire por Sus flores del mal.

Unica Zurn

He descubierto a través de una autora francesa (y otra persona me la había mencionado en Lima) a la esctritora alemana Unica Zurn. Su novela más conocida es El hombre jasmín. Estuvo muy cerca de los surrealistas, sobre todo por su pareja de entonces, Hans Bellmer, artista plástico que vivió en París, donde Unica lo conoció. Más allá de los detalles sobre su biografía, lo que me impresiona es su final trágico(suicidio), su incapacidad para imponerse como autora mientras estaba viva, la tristeza de su aislamiento y su enfermedad mental. He empezado a dar vueltas a la idea de que muchas autoras se quedan en el balbuceo de un lenguaje que les parezcca personal o cercano, como si en su incapacidad de construir un discurso pasaran a un lenguaje cifrado y hermético que termina por excluirlas de la vida en general. Esto podría ser un tema de reflexión, pocas mujeres han logrado imponerse en la literatura como verdaderas dueñas de signos. Salvo Virginia Woolf, o casos más contemporáneos como Duras que, yo diría, construye una forma de texto en la que el silencio, concebido como espacio de disolución del yo, es casi patológico (ver El encanto de Lol. V Stein) pocas son las que han logrado imponer una visión estética diferente de la masculina. Es como si nunca hubiesen podido armonizar us entrada al mundo en tanto que sujetos, esa ecuación espiritual entre exterior-interior del cual hay ejemplos también masculinos: Rimbaud y Hofmmannsthal, a comienzos del siglo XX, autor de la Carta a Lord Chandós, traducida por Enrique Vila-Matas al español. Según Magris, esta carta es el grado zero de la poética de H, un manifiesto de la disolución de la palabra y del naufragio del yo en el flujo desordenado e indistinto de las cosas que el lenguaje ya no puede nombrar (los traumas, pro ejemplo) ni dominar. Esto me parece en perfecta simetría con la experiencia de Unica Zurn, según una crítica, ella nunca llega a inscribir en su orden simbólico, la figura original del padre, en una infancia realmente tormentosa, marcada por la guerra.
Este tema es importante, porque en esa falta de construcción de símbolos coherentes, las mujeres prefieren quedarse en el lenguaje poético, lírico, menos lógico y racional y que acepta de alguna manera esos balbuceos. Es una simetría con la propia experiencia no del todo integrada en el devenir mundano que tiende a sacaralizarse como en la poesía de Emily Dickinson, en un tono proberbial, casi místico. Todo lenguaje cerrado contiene una imposibilidad de comunicación, su forma trágica, o su forma rebelde e insolente. Y no es que esta sea transparente y siempre posible, es que siempre necesitamos proyectarnos sobre esa utopía... creo que cuando yo escribí Electra en la ciudad, tenía muy claro esto último.

Una columna de Vila-Matas en el Magazine Littérarire comenta los libros de Rodrigo Fresán, concretamente la reciente novela Mantra, publicada en Francia ( edición, Passage de Nord-Ouest) con un prefacio de Alan Pauls (sic) y que Vila-Matas califica de “irrealismo mágico”, una respuesta al “realismo mágico” que renuncia: ¿a qué? Según VM a los coroneles ridículos y los gallos amazónicos... O sea, el mundo urbano e individual frente a lo rural y colectivo, esa tensión que siempre se ha dado, justamente, en Flaubert. Pero más allá de toda elaboración intelectual sobre escribir (luego, traduzco un texto de William Styron aparecido en el blog de Pierre Assouline, de Le Monde) , lo importante es que el lenguaje pueda darnos una especie de sensación de estar en posesión de algo, por efímero que esto parezca y cuando tocamos la banalidad de escribir. Si no, sería como cuando vemos un mar hermoso y ya no sentimos nada, o vemos una ventana abierta y decimos, como escribió Flaubert: ciérrala, lo que veo es demasiado hermoso. No sé si esto suceda alguna vez, salvo cuando cuando nos senitmos vacíaos. Esta mañana escucho una entrevista con el escritor argentino Alan Pauls en France Culture sobre Borges y un ensayo que acaba de Pauls traducido al francés. Y pienso: o los autores argentinos saben que hablar de Borges, sobre todo ahora que se cumple un aniversario, cotiza, o desean recuperar al Borges que es casi un tema francés, descubierto por ellos y estudiado por ellos.... Pauls se expresa en perfecto francés, salvo un error, es impecable. Dice algunas cosas interesantes, por ejemplo, la importancia que daba Borges al trabajo de lector, por encima del de escritor (transmisor, Messanger).Un buen escritor es aquel que sabe leer libros, y también el que sabe leer en ciertos símbolos algunos guiños cifrados de la vida. Me gusta cuando Borges se fascinaba por los colores rojo y negro estando ciego... Siempre palpitante y con humor...

Después de haber leído toda esta prensa, me voy a hacer compras, el cielo de una pureza impecable. Me encanta pasar por l'épicerie del pueblito de Saorge, ver a los lugareños tomando aperitivo, comprar un buen vino Bordeaux y alguna charcutería corsa, la figatelli me enloquece. Es todo un placer, casi una aventura... afuera del monasterio oigo unos “oms” “oms” insoportables de un grupo de personas que practica budismo industrial... Vale, como dicen en España.

Aclaración: Enrique Vila-Matas me ha hecho ver que he cometido un error: él no ha traducido la Carta a Lord Chandós, habla de ella en su libro Bartleby y compañía. Mi confusión proviene de que en La Casa del Traductor de Tarazona, leí una traducción con una introducción suya. Y no tengo el libro a la mano. La versión que tengo está en francés y la introducción es de Claudio Magris. Gracias por la aclaración, Enrique.

vendredi, novembre 03, 2006

Proximidad


Leo una carta de Jean Paul Sartre a Albert Camus que fue el final de una amistad de años: Nuestra amistad no fue fácil, y la lamentaré, si la rompe hoy en día. Muchas cosas nos acercaban, pocas nos separaban. Pero quizás era demasiado: la amistad, ella también, tiende a volverse totalitaria; se necesita un acuerdo en todo o es la enemistad, y los que no tienen partido, ellos mismos, se convierten en militantes de partidos imaginarios.

Es curioso proque se parece mucho a las relaciones de amor, por eso se dice que el amor es una amistad sensual. Cuando el deseo actúa, además de la complicidad, se llama amor.

En uno de mis diarios encuentro esta frase que había copiado de Simone Weil:

La vida más hermosa siempre me ha parecido aquella donde todo está determinado sea por la contrariedad de las circunstancias, sea por tales impulsos (internos), que no dejan lugar para ninguna elección!

Me encanta, creo que es cuando no decidimos si no es empujadoas por la pasión, la adversidad, que sentimos que las cosas tienen de veras sentido. Es decir, actuamos inmediatamente.

Ha empezado a hacer frío en Francia y yo me veo en Lima, en el verano limeño, siento los aromas del verano con una claridad, que es como si estuviese presente. Esa proximidad, con los lugares, con las personas, sucede solo cuando estamos muy cerca de nosotroas mismas y etonces todo emerge a la superficie y podemos sentir sin lamentos, sin noción del tiempo. Esta noche he preparado “ministrone” para toda la residencia. Como cuando era pequeña y comíamos ministrone incluso en el verano. Escucho la música por Internet, una radio latina! Y es como si estuviera también en Lima. Siento, veo la combi, oigo la radio y siento el calor de la gente alrededor mío, todo es ta intenso que casi parece verdad.

Y sueño con una cena en el hotel Negresco, de Niza...

mercredi, novembre 01, 2006

Piamonte


Los paisajes por la montaña hacen que recupere un estado de bienestar: tiene que ver con los espacios, con la voluptuosidad del bosque y los colores: rojo, amarillo, de nuevo rojo y luego verde. Mientras caminaba pensaba en los textos escritos en caminata, influenciados por los paseos y la dimensión de la naturaleza, lo que se llamaba sentimiento de sublime durante el Romanticismo (Boileau había escrito antes su famoso tratado), peregrinaciones a Los Pirineos (adoraba ver la cadena de los Pirineos desde Tarbes, donde vivíamos con Olivier), a Los Alpes, etc...
Disfruto cuando puedo pisar la tierra a mi ritmo, pasar la mano por una roca, o un árbol, creo que recupero mi lado más salvaje. Entonces pensé también en cómo Francia se ha impuesto en mi vida, sin que yo haga mucho para que fuera así: pasar por París antes de ir a Barcelona! Venía imaginando que un día le diré a Yuni para ir a comer al hotel Negresco de Niza, si es que... invito a todos, incluyendo a Luc que anda un poco extraño conmigo.
Por teléfono, con mi amiga Elba, hablábamos de una fiesta criolla en Lima, con música y canciones, descripciones suyas de una mujer muy vital muy pequeña, la ternura con que Elba la describía, ganas de estar allí, y al mismo tiempo en la montaña del Piamonte francés, de techos humeantes, casas de piedra, con autos pasando mucho más abajo, en la autopista que va a Italia, y lugo, la imagen del mar de Lima, sus aromas, la voz de Elba y luego la de mi madre, o la imagen inicial de mi primera separación del Perú: yo dentro del avión pensando en que voy a ser incapaz de separarme de mi familia y de mi casa, a punto de desmayarme de miedo, pero avanzando en el aeropuerto con una sensación de desarraigo que no me abandonará, las ganas de ver otros países, de vivir, el miedo y la pasión, todo junto, incluso veía mi departamento en la Avenida Kennedy, frente a la Torre Eiffel, de París, ese departamento y las luces de los Bateaux Mouches sobre el rostro mientras me despierto asustada en la noche porque no sé si estoy en Lima, o en París, y oigo la voz de mi madre, la de mi hermano, Dante, y de nuevo los techos de Saorge, los gatos vagabundos...

Todo eso...

Me conmovía, inspirándome un sentimiento entre la exaltación y la melancolía. Y luego seguí avanzando (el paisaje tiene un poco del paisaje de la montaña de Barcelona, donde la familia de Manuel tiene una casa. A mí me gustaba dormirme en la habitación de arriba con las ventanas abiertas para ver las montañas, La montaña del hombre) recordando algunas frases del diario de Anais Nin, mirando los diferentes tonos de luz sobre las montañas, con el deseo de mostrárselo a Patricio, mi sobrino y compararlo con el que veíamos cuando nos íbamos a caminar por El cuadro, en Chaclacayo. Tal vez no era tan bonito, pero a mí me parecía hermoso y porque se lo mostraba a Patricio, que solo tenía dos años, con toda su inocencia, sin comprender casi nada...
Pensaba en la frase de Henry Miller, en el diario de Anais: Eres una mujer extraordinaria y temo adorarte. Y siento envidia de un hombre así, de sus noches juntos en el departamento de Miller en la Place de Clichy, de nuevo sentimiento de exaltación (cómo podría describir mejor todo esto?): oh, sí es posible una relación así, es posible que cada persona pueda sentirse autorizada a existir en la mirada de otra, entonces, todo sería más fácil...
Un dos, sigo la marcha... Cuando regreso al monasterio, Silvia me dice que han anunciado nieve para mañana. Y yo he estado en la terraza en ropa de baño tomando el sol! Un primero de noviembre, día de la Toussaint. Y ahora veo las nubes avanzando sobre la montaña... Y sí, tal vez nieve!!!