Pages

jeudi, octobre 23, 2014

El nacimiento del día

Hoy me levanté decidida a escribir. No mirar correo, no abrir el Ipad, ver cómo se levanta el día en los Pirineos. El espectáculo es grandioso. Colores de fuego, rojos y amarillos iluminando la montaña. Antes de nacer al día, necesito nacer contemplar esa luz, salir lentamente para no agotarme tratando de recuperar tiempo para lo que me importa. Anoche me sentía inquieta, hay demasiadas cosas, demasiados objetos. No hay cuenta regresiva en esto, es decir, que no hay manera de hacer que esta realidad sea más austera y más salvaje. Ya está configurada, sistematizada, pasada por alcohol. Hay que buscar pliegues, momentos en los cuales estemos más cerca de nuestras sensaciones, arrancárselas a los juegos artificiales que dan la falsa impresión de poseerse. No nos poseemos en el alboroto, nos ocupan.

La ocupación es el sinfín de mensajes que recibo cada mañana para ser de una forma de otra, para ser una imitación de mí misma, existir a través de los objetos y de lo poco que poseo. Hay que atreverse a hacer ese recorrido solitario hacia sí misma. Esta luz ayuda y la agradezco por tener este espacio privilegiado en este lugar. tengo todavía sueño, pero tenía que adelantarme a los demás, a su prisa, a su movimiento.

mardi, octobre 21, 2014

El paréntesis Gutemberg, el fin de la novela

Hace días que vengo buscando las palabras para describir un malestar que me persigue: la sensación de estar haciendo una trabajo inútil, o peor, de estar hablando sola. No es que se trate solamente de falta de lectores, es que lo que haces, escribir, imaginar, lo reconoce cada vez menos gente, parece una tara, un problema de adaptación al mundo. Y lo es. He venido constatando, desde mi llegada a Francia que la economía cultural, como la llaman algunos optimistas del mercado significa venderse por poco, convertirse en mercancía y aprender los gajes y el cinismo de una época que pone precio a todo, incluso al alma o a la vida interior. Entiendo perfectamente a  Patrick Modiano cuando decía que "no entendía por qué le daban el Nobel", porque los premios no tienen nada que ver con el trabajo solitario, sobreviviente y absoluto que es escribir. Ahora, la contradicción surge y es normal que la gente piense: si es solitario e intransitivo, entonces por qué se quejan de lectores? Es intransitivo en el sentido de que nadie lo puede hacer en tu lugar, en que solo tú puedes encontrar el hilo conductor de ese laberinto del lenguaje, que solo una persona obsesiva puede pasarse horas escribiendo, tratando de dar sentido y porque escribir, es darle un sentido nuevo a las cosas. Lo que es esencial, se escribe para los demás, es casi un don, aunque suene absurdo. Pero, en una sociedad homogénea, con los mismos dogmas y paradigmas, qué puede significar trabajar justamente con eso: con las representaciones más chatas y aburridas de nuestra prole humana.

El paréntesis Gutemberg


Un día un amigo me anunció alegremente que alguien tenía una teoría de que lo del libro impreso, y lo de la lectura, había sido un paréntesis en la historia de la humanidad. Y puede que tenga sentido, primero, los libros nos viene a nosotroas, del continenete americano, de Occidente y de la cultura judeocristiana de la que somos herederoas. Nuestras culturas han sido orales ¿por qué tendría que dominar siempre la cultura escrita y leída? Lo otro es que la forma de aprender, conocer, está cambiando. La gente no dispone de tiempo y su manera de leer (y de pensar) es fragmentada. Además si somos honestas la literatura se ha ido alejando de los problemas sociales que aquejan a la mayoría de la gente, lo mismo que la política se convirtió en una tecnocracia ay que ahora se reclama "del pueblo" y para el pueblo, una democracia en suma. Sobre la literatura nunca dejó de ser una actividad de burgueses y dirigida a burgueses (Barthes dixit) pero  que sin embargo es un arma importante, es un arma porque puede erosionar las formas de pensar e imaginar, que es ahí donde está el problema, el problema de cómo nos representamos, imaginamos a los demás en la cabeza y qué posibilidades tenemos todavía loAs marginales de la historia (mujeres, pobres, poblaciones desplazadas) de representarnos el mundo de otra manera. Y es política porque en el instante mismo en que decidimos un lenguaje (que no se identifique con  ninguna clase social, en mi caso es todavía más delicado porque me rehuso a la dominación de los nombres masculinos) es una forma de asumir una posición en el mundo. Ahora, cada vez me digo que por qué tendría que interesar lo que yo pienso más que lo que piensa cualquier persona del planeta. ¿De dónde se saca tanta vanidad para atreverse a pensar que somos importantes? Esa idea me acosa, la única respuesta es la que le di en algún momento: porque si no escribo, me muero. Aunque no me muera, pero moriría de no escribir. Y por que el silencio me suena a mordaza. Sin embargo siento la mordaza, siento que la vida te obliga a hacer concesiones, a integrar este sistema, y siento el gusto amargo de la falta de libertad. Tengo que trabajar en otra cosa porque aunque las personas deseen no pueden leer. La otra tarde hablaba con mi fisioterapeuta, le dije que al final de la reeducación de la rodilla le regalaría un libro, me contestó: no tengo tiempo para leer, eso es para intelectuales. Es decir, me decía, usted pertenece a una casta. Y no soy parte de ella. Creo que tuve un black out y una gran desazón. La literatura es un fenómeno casi anacrónico en nuestros días si no una diversión, no una inmersión en el yo de nadie.

La desorientación que hay en Francia "La república de las letras", es la misma que se vive en otras partes del mundo, el paradigma moderno, romántico de la literatura como parte integral del mundo (esa idea hegeliana de la realización en la razón), como su épica, está quedando rezagada, la épica son los juegos de video, las películas de acción, los dispositivos de internet y toda la parafernalia de instrumentos de comunicación. El lenguaje es solo comunicación  y ya no expresión... ojo, que hablo para mí misma. Esta revolución epistemológica, de que conocemos partes de todo, aunque no sea en profundidad, quizás sea un nuevo acomodamiento de la razón razonada a las perlas negras del capitalismo que hace de todo un objeto, y en el cual, el libro es el más frágil, el más ignorado. Es la Cossette de la historia, merde, Los miserables. Pues, como Co
ssette jalo mi trasto, me siento ante la computadora y escribo. Es lo único que me libera de este malestar.

jeudi, octobre 09, 2014

la literatura y las redes conservadoras, las mujeres-florero

analizando esta mañana los congresos, los festivales, los premios, me doy cuenta de que todo, todo, obedece a una preservación del sistema establecido:  el sistema político y económico neoliberal,  el orden cultural que distribuye lugares, espacios, del cual las mujeres están excluidas. Hay una "casta" (para usar un término de la agrupación española Podemos), que se identifica con la dominación occidental, que es ilustrada, conservadora, interesada en el poder, y está siempre alienada con él: no critica ni pone en duda nunca estos valores. Son una legión de hombres que actúan desde diversos fueros, político, económico, y el más importante (porque preserva esos valores de dominación y colonización mental) el Cultural. Estos militantes del neoliberalismo y del machismo disimulado bajo buenas intenciones, preserva siempre los intereses de los dominantes. Se convierten en oprimidoAs alienadoAs con el poder, son servidores y deudores morales porque reciben cosas de ellos, privilegios, anuencias. Veamos. Cada vez que hay alguno de estos festivales, parece que se celebrase la literatura, la independencia, pero solo hay expertos y expertas en "gestión personal", las misma caras de siempre que han convertido a la literatura en un mandarinato disociado de la realidad. Son raros y raras los escritoreAs que opinan en favor de las minorías, son raras y raros los que tienen una visión de su época, de su momento histórico, y sin embargo dicen siempre (piensen inmediatamente en cuantos y cuántas han dicho que les gusta contar historias, sic) que lo suyo es la Historia, es decir, la realidad concreta, social;  luego no tocan ni se comprometen con ningún tema que tenga relación con la realidad (sis.sic). Es decir, la torre de marfil convertida en torre de vigía, de guardián(a) de un orden planetario. La dimisión completa de una conciencia crítica. Cuando el mundo creía que el capitalismo, o la social democracia, eran la clave del desarrollo de la humanidad, bien, podríamos pensar que esto era una actitud de confianza. Estábamos de lleno en ese momento, pero, ahora que el mundo está en una crisis que se origina sobre todo en la ambición de unos pocoAs y en la incapacidad de una mayoría en generar y poder dar respuestas, ¿es esto ingenuo, anodino? No lo sé,  cuando tienes que poner el dedo en la llaga se toma un tono moralista, porque tal vez sea  más una cuestión de falta de arrojo en la forma de pensar, y en la falta de ideas, en la chatura de esas ideas (y todo es humano, tan humano)... A saber que, en todos los congresos que se celebran las mujeres tienen una "ruta trazada", castrada y de hojalata, con algunas excepciones en las que podrán ser tratadas como personas enteras. Esas excepciones, se entiende, están reservadas a mujeres sobre todo occidentales, blancas, de preferencia  de clase burguesa (nadie se mete con una mujer que tiene poder económico o de familia pudiente), las parias son todo el resto de la humanidad, mestizas, extranjeras, proletarias, entre las que se cuentan las amas de casa, y un gran etc... las letradas, si no son dóciles con esa casta, si no se esconden detrás de frases y proyectos fatuos, camuflados y repletos de lugares comunes sobre su propia situación en el mundo, son expelidas por esa casta.

Las novelas de nuestros autores "machos" en América latina (y en gran parte del mundo) están llenos de mujeres dóciles, mujeres-floreros, llenas de perlas, de encajes y de atavíos que las petrifican y las convierten en un remedo de personas. Esas novelas son las que leen y celebran las propias mujeres, las que transmiten a sus hijos e hijas, es decir, la preservación de la especie a través de la tiranía de la representación.

hace siglos que vivimos representándonos a las mujeres de la misma manera, pero, nadie, nadie, dice nada. Y los medios de representación más populares (que sí son populistas en el sentido de que hacen propaganda barata) reproducen los mismos estereotipos, la televisión, el cine. Y las novelas.

assez!! Basta, Manan, merde! ¿Hasta cuándo las mujeres se van dejar maltratar por obtener un miserable premio y posar con la pierna de lado en la foto que la va a inmortalizar? ¿Hasta cuándo debemos hablar correctamente elogiando primero las calidades de cualquier garabato humano que detenta el poder? Cada vez que he ido a un congreso, a un festival, salvo algunas excepciones mínimas, ha sido ese el escenario; las mujeres-florero a un lado y las verdaderas personas al podium!
Los zares, caciques, señores feudales de nuestras sociedades ultraliberales y semifeudales en los derechos ciudadanoAs, estaban ejerciendo su ciudadanía plena de espaldas a la exclusión de las mujeres. Entonces, si no hay una tribuna desde donde hablar en voz alta, solo podemos recurrir a estos medios para decir las cosas sin escondernos, sin petrificarnos, el lenguaje es vida, y la vida no es vida en extinción, sino vida en Movimiento.