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mercredi, novembre 30, 2011

Papillon

Papillon es el nombre de Henri Charriere, prisionero condenado a trabajos forzados en  la ciudad francesa de Cayenne en los años cincuenta, un personaje que de la vida real que hace pensar en el Jean Valjean de Los miserables de Victor Hugo, solo que Papillon, sobrenombre que le viene del tatuaje de una mariposa en el pecho, fue de carne y hueso y si creemos que la ficción es más fuerte que la realidad, esta historia, de la que existe una novela y una película con Steve Mac Queen y Dustin Hoofman, es verdad. Papillon relata su historia en esta especie de autobiografía en la que cuenta sus múltiples evasiones de las prisiones, su capacidad de imponerse a la adversidad, de luchar por la vida y la libertad. El siempre dijo que fue inocente del crimen del que lo acusaban. Pero, ¿por qué me interesa Papillon? Más allá de una anécdota personal, de haber tenido un amigo de adolescencia que leía su libro (muy gordo)  y que me me hablaba constante de él, Henri Carriere decide escribir después de comprar un libro autobiográfico en la librería de Caracas en Venezuela. Ahí donde acostumbro ir a rebuscar en los anaqueles, y donde hoy compré tres libros de Sigmund Freud , luego salir imaginando cómo lo hacía Papillon de esa librería, después de años de prisión, de haber padecido los tratos más crueles encerrado en una época feroz, en que la colonización asimilaba el trabajo forzado como una estrategia para poblar ciertos territorios agrestes. En Venezuela, Papillon disfruta la libertad, aprende a vivir de nuevo y a confiar en los demás. Cuando le dije a la dueña de la librería si sabía de él, me dijo algo que me impactó: sí, su hija trabajó aquí, y él venía siempre a sentarse en el café de arriba, o se sentaba ahí (y me señaló un rincón del parqueo donde queda la librería francesa, en un subterráneo del centro comercial de Chacaíto) a pensar durante horas.  ¿En qué pensaría Papillon que había estado recluido tantos tiempo,  dos años sin hablar con nadie? Son cosas que me pasaban por la cabeza mientras recogía mis libros, me largaba a seguir leyendo el soberbio libro de Pierre Bourdieu sobre la dominación masculina a un café, apretaba mis libros de Freud, pensaba en corregir un texto, escribir en mi blog, enterarme más sobre mi país, seguir el encuentro del Celac... etc... y una lluvia tupida caía de nuevo sobre Caracas...
desarreglo climático o no, los que más sufren son los más pobres hacinados sobre las montañas arcillosas de la ciudad, luego, cuando alguien protesta cuando Chávez regala casas, me pregunto, populismo o no, ¿cómo pretenden que les cobre?

regreso a casa y a mis lecturas para volver a salir al café, enloquezco por los "marroncitos" de Venezuela. tal vez, como Papillon, también encuentre mi libertad aquí. Siempre he pensado (pienso) que cuando una mujer levanta la voz para hablar y ser oída, recibe un castigo social. No se tolera que se rompan las reglas de la tribu, es algo todavía sagrado, una mímesis casi instantánea. Casi como un subconsciente colectivo, enraizado a través de significantes del idioma, desde años y años de dominación. El trabajo de anamnésis, es el trabajo de la literatura, reconstruir una nueva memoria, una nueva representación en la que las mujeres seamos iguales a los hombres.

Le film:

samedi, novembre 26, 2011

Por una literatura nómada


Este es un texto que mandé para su lectura en un encuentro de escritore(a)s peruanaos en Nanterre. Grecia Cáceres lo hizo en mi lugar. Merci Grecia.

Cuando nada es importante, todo tiene importancia.
Michel Mafessoli

Hace mucho tiempo que me vengo haciendo una pregunta: ¿por qué es necesario arraigarse para después desarraigarse, por qué construir para después desmontar? Y arriesgo una respuesta: porque la única manera que tengo para sentirme con derecho a escribir y dar mi propia versión de las cosas, es que soy capaz de poner en duda el conjunto de mis ideas y mis creencias, que mantengo siempre esa osadía intelectual intacta, que me atrevo aunque sienta mucho miedo de quedarme sin nada, o sin ganas de decir, a moverme en esa dirección, saber abandonar, partir y regresar. Recuerdo que Claude Simon dijo una vez: la única verdad es que la vida es, simplemente.
Todo empieza muy pequeña, estoy en una azotea o en un balcón, y desde ahí observo el mundo que me rodea, siento el tiempo, y siento la fragilidad de ese instante, imposible permanecer, siento vértigo y debo preguntarle a  mi madre por el sentido de las cosas: ¿para qué tenemos esta casa, para qué estudiamos, para qué pasamos tanto tiempo en espera, qué esperamos? Suponía que la muerte. Ese ha sido una idea que se impuso al sentimiento de ausencia de Dios, el de vivir para morir, transformado después en un sentimiento de vulnerabilidad constante. Empiezan los tiempos de caos y desorden económico, la convicción de que se viene tiempos negros que no sabremos afrontar. Y así empieza la lucha por tratar de comprender, de organizar ese caos, y dar un testimonio. Ninguna residencia estable está permitida, pero sí un corazón y una cabeza sólidas, sólidas para afrontar el afuera, aceptar ser una mujer, decidirse a hablar, luego a escribir.

Luego, viene el viaje. El cuerpo se desplaza y pronto las sensaciones, en medio del movimiento nos dan otra interpretación de las cosas. Nadie que se mantenga idéntica a sí misma podrá soportar el peso de la existencia de otra persona. Y el viaje obliga a asumir esas miradas, esos rostros, solo en el viaje comprendemos que estamos de paso, que no somos nada, que solo podemos aceptar esa ínfima particularidad del instante y extenderla para que parezca durable, reconfortante.
De niña me gustaba dormirme con el olor de mi casa, olor a jabón Bolívar, a cera roja líquida, en París, me despierto con otro olor, a veces una exhalación de flores que no conozco, a veces el olor de las calefacciones en invierno, de casas cerradas, de madera húmeda. En México, olía a tierra húmeda corriendo por las alcantarillas, el olor del maíz de las tortillas, en cada rincón un olor que podía ser el límite de una identidad, un enfrentamiento, aunque estaba segura de que esos límites pronto serán la puerta de entrada a una nueva libertad. Si en mis libros hay movimiento, es porque en ellos he tratado de seguir la respiración del mundo, una huella, un pliegue, sin tener en cuenta a qué país pertenecía o si era de un hombre o una mujer. Las fronteras culturales se han ensanchado, y aunque parezca contradictorio, nuestra mirada es más sensible, más abierta. Mi idea de que la literatura debe ser nómada en esencia, no responde a un capricho o una provocación, es una  respuesta casi política y una forma de afirmarse, de abrir el lenguaje a un diálogo constante, a no fijarse.
A mí, siempre me pareció que la fijeza es la muerte. Y lo único que nos une es la vulnerabilidad, saber que aunque construyamos libros, catedrales, sólidas edificaciones, siempre seguiremos siendo frágiles. Es posible que este elogio del nomadismo responda también a una fobia por todo pensamiento nacionalista y cerrado, es posible. Siento que lo que más nos daña es creer que detenerse, asentarse en una tierra y un discurso, es una forma de protegerse del tiempo, de hacerse invulnerable. Cierto que no todas las personas pueden aceptar ser gitanas, el vacío da vértigo y es parte de esa apuesta, sin embargo, no puedo evitar pensar que sino soy capaz de moverme, de renunciar, de arrancar el árbol de raíz, como decía Simone Weil, no puedo, no tengo derecho a hablar. Para romper con la colonización de nuestras cabezas como mujeres, de hombres, es necesario salir del territorio, abandonar la casa, la lengua, la seguridad de una identidad socialmente reconocida. Es necesario salir de sí misma, vagabundear, recorrer.


vendredi, novembre 25, 2011

Otro territorio

aquel donde las mujeres están separadas de los hombres, el de los grupos y los ghettos ingratos. Por más que muchas personas piensan que deber ser así, aceptar comparar a las escritoras entre ellas mismas, es condenarlas a ser inoría. Sé que la intención no basta, pero no bastan buenas intenciones. Las armas de las débiles, son siempre armas débiles, dice un proverbio chino.  Este es un artículo aparecido en la revista Mercurio del grupo Planeta, con el auspicio de la Fundación Lara. Mi apellido lleva "z" y no "s", al menos, yo, me conozco así. Creo que no se puede copiar el texto, copio el linK: http://www.revistamercurio.es/index.php/revistas-mercurio-2011


ROMPIENDO MOLDES

"Las nuevas narradoras abordan discursos fragmentarios con una escritura transgresora".

CARMEN ALEMANY BAY*


No cabe duda de que uno de los hechos más destacados de la narrativa latinoamericana de los últimos años ha sido la proliferación de autoras que, de forma abrumadora, participan de forma activa y singular en el desarrollo y la configuración del proceso narrativo. Desde esta irrupción masiva nos dejan claro que, sean cuales sean sus abordajes en el territorio de la ficción, es su pretensión describir e interpretar los aportes de la mujer como sujetos con género.
Las narradoras –fundamentalmente a partir de la década de los ochenta del siglo que nos precedió y hasta nuestros días– configurarán un tipo de narrativa que se diferencia sustancialmente del de sus predecesoras: huyen del excesivo detallismo, del subjetivismo carente de nivel simbólico y de las referencias vanas al desgastado ambiente familiar y cotidiano. En contrapartida, sus textos se aproximarán al monólogo interior, al fluir de la conciencia (el stream of conciousness joyceano o woolfiano) o a la polifonía bajtiniana de corte posmoderno con la presencia de múltiples e imprecisas voces. Un referente obligado de estas renovaciones es, sin duda, la brasileña Clarice Lispector, quien desde una literatura de corte feminista se adentra en intimismos de carácter psicológico; sin olvidar su constante reflexión sobre el lenguaje y los límites de la palabra.
Las narradoras latinoamericanas, lejos de las ficciones realistas de antaño, pretenderán abordar estas a partir de discursos fragmentarios que en ocasiones alcanzan una escritura transgresora que tiene como inmediato precedente las obras de la chilena Diamela Eltit, o de la argentina Reina Roffé. Esta línea metaficcional y autorreferencial, sigue engrosándose en nuestros días con los escritos de la mexicana Vizania Amezcua (Naturalezas distintas, de 1997, y la novela Una manera de morir, de 1999) y de la chilena Alejandra Costamagna, quien desde el artificio novelesco escribió Dile que no estoy (2007), obra en la que la aglomeración de diálogos, descripciones y las historias entrelazadas cierran un tapiz textual que sin ser transgresor se inmiscuye en la libertad escritural.
Asimismo, no pocas narradoras de los años ochenta apostaron por la inclusión de la intertextualidad o de elementos de los mass-media (canciones, estructuras telenovelescas, etc.) en sus escritos. Ejemplos notables fueron los de la mexicana Ángeles Mastretta, la cubana Zoé Valdés o la puertorriqueña de origen cubano Mayra Montero. Sin embargo, esta manera de aprehender lo narrativo se ha ido atenuando con el paso de los años. Si bien aún podemos encontrar ejemplos en la novelística más cercana, como Cine continuado (1997) de la argentina Alicia Borinsky, quien encabezará cada uno de los capítulos de la obra con letras de boleros; hoy en día se tiende a una heterogeneidad que bien podría ejemplificarse en el libro de la mexicana Rosa Beltrán, Alta infidelidad (2006), en el que se mezclan sin paliativos la comedia de enredos, la narración humorística, el drama sentimental o la representación novelada del teatro del absurdo.
En el lado contrapuesto, se vislumbra otra visión de la realidad, más palpable y angustiosa, como la que nos presenta la cubana Karla Suárez, especialmente en su obra Silencios (2008), en la que describe un mundo angustioso, cercano a la nada asfixiante y despiadada, desde el reducido microcosmos en el que vive la protagonista y que simboliza el retrato de la sociedad cubana de hoy.
Tampoco las narradoras latinoamericanas de nuestros días están ajenas al discurso posmoderno, lindante con el realismo sucio, y buenos ejemplos de ello son Chica fácil (1995) o Perra virtual (1998) de la argentina Cristina Civale. Un realismo, atroz y descarnado, que en ocasiones se acerca a lo policial como en algunas de las obras de las mexicanas Malú Huacuja y Ana María Maqueo.
Sin embargo, en ocasiones, el realismo se vuelve íntimo y se naturaliza en conflictos. La cubana Aymara Aymerich en los cuentos de Todas las mujeres se desnudan (2008) nos muestra una amplia galería de personajes femeninos que son un reflejo a la vez del realismo cotidiano y del realismo íntimo que roza lo erótico.

DEL REALISMO COTIDIANO A LO ERÓTICO
En sus ficciones las narradoras efectuarán un recorrido por el circuito escritura-cuerpo-placer en el que las relaciones establecidas entre escritura y deseo, entre lenguaje y cuerpo, atienden al anhelo específico de la mujer de promulgar una libertad literaria aparejada a la sexual. Así se manifestó en las novelas de la uruguaya Cristina Peri Rossi, de la mexicana Margo Glantz o de la nicaragüense Gioconda Belli. Esta misma propuesta temática sigue vigente en nuestros días. La peruana Patricia de Sousa, en Erótika, escenas de la vida sexual(2008), desde la primera persona, y sin renunciar a un feminismo activo, nos hablará de sus apetitos sexuales, de sus preferencias, sus fantasías; en definitiva, de un universo que recién ha comenzado a explorarse y a explicarse en las ficciones narrativas. El erotismo, entre la picardía y la agresividad, encontrará su muestra en la obra Máscaras. Si aún queda llanto en tus ojos (2009) de la boliviana Ana María Grisi; y la temática lesbiana surgirá en las páginas de Réquiem por una muñeca rota (2000) de la mexicana Eve Gil, en la que el lesbianismo sirve de metáfora transgresora de los valores patriarcales vigentes aún en la sociedad de hoy.
En estos tiempos en los que las novelas históricas han irrumpido de forma unilateral en el mercado, el espacio histórico les servirá a las narradoras para contar historias que nunca ocurrieron en la Historia con mayúsculas, de ahí que lo puramente novelesco adquiera mayor vigor. Así se aprecia en no pocas novelas de la costarricense de origen chileno Tatiana Lobo, o de Olga Nolla; sin embargo, es la estadounidense de origen mexicano Gloria Durán la que con mayor insistencia ha querido mostrar el protagonismo de figuras históricas femeninas: Malinche, princesa de Cortés (1993) o Catalina, mi padre (2004); sin olvidarnos de la también mexicana Carmen Boullosa. Como variante de la nueva novela histórica estarían aquellas ficciones que se adentran en la vida de escritores de antaño. Buen ejemplo de ello es La semilla de la ira (2008), de la bogotana Consuelo Triviño Anzola, en la que se reconstruye la azarosa vida del modernista José María Vargas Vila.
Si bien el realismo mágico fue una de las líneas temáticas que desde un punto de vista mercantil más auparon a las narradoras a finales del siglo pasado, tras su silencio, la narrativa de corte fantástico ha resurgido con vigor: Cecilia Eudave con Países inexistentes (2004); o El huésped (2006) de Guadalupe Nettel. Un mezcla entre lo extraño y lo fantástico se hará presente en Si yo fuera Susana San Juan (1998) de Susana Pagano, Nadie me verá llorar (1999) de Cristina Rivera Garza o El camino de Santiago (2000) de Patricia Laurent.
Otras narradoras cubanas, mezclarán la ciencia con la fantasía heroica siguiendo los modelos de J. R. R. Tolkien o Ursula K. Le Guin, como el lector puede comprobar en El druida de Gina Picard o en los cuentos de la también cubana Yailín Pérez Zamora. Desde México, Esthela Canabal Paullada sorprende con La mirada de un cíclope (2001) y Blanca Martínez conDiferentes (2003).
Las narradoras latinoamericanas de hoy, sin perder el rumbo que marcaron sus inmediatas predecesoras, siguen luchando incesantemente por poner al día las propuestas novedosas y en gran medida relevantes que ofrecieron las más veteranas; pero tampoco renuncian a enriquecer, con su renovada palabra, el fascinante mundo de la ficción. Por lo ofrecido, y por lo que nos siguen ofreciendo, su voz, más que nunca, es aviso para navegantes.

Universidad de Alicante


mercredi, novembre 23, 2011

territorios, mapas

a veces regresar sobre mis pasos
sobre el desierto del Perú,
sus montañas
pisar la tierra húmeda de México, llorar...
recorrer los ríos negros de Venezuela
a veces, volver a acariciar el rostro del ausente
mirar, sin miedo, solo mirar
soy peruana
mexicana
venezolana
francesa
no soy nadie
salvo yo

lundi, novembre 21, 2011

El tabú del sexo, Roudinesco, Freud

Después de las euforias del regreso, con la mirada limpia por el viaje, el aterrizaje, el cuerpo que regresa a su sitio, el resfrío cesa, la combustión se hace más lenta. Algunos temas me viene a la cabeza, justamente sobre el cuerpo. De cómo sigue siendo un tema tabú pese a todas las "laicisaciones", de todos los avances. El cuerpo siempre es un conflicto y se necesita mucha valentía intelectual para hablar y escribir sobre él. Tal vez todavía no podamos "tocar impunemente el sexo, los asuntos de familia,  la pulsión de muerte y la barbarie que esclaviza a mujeres, los homosexuales, los marginales, anormales, sin tener que pagar un costo", como escribe Elisabeth Roudinesco en un alegato para defender a Sigmund Freud de los ataques de Michel Onfray, en un libro que creo que se llama "El crepúsculo de un ídolo", y que ha despertado mucha polémica. En serio, ¿podemos hablar de estos temas con completa libertad? No lo sé, esta madrugada pensaba en mi libro erótico escrito con plena libertad de pensamiento. Pienso en mi idea de erosionar los roles clásicos, salir del maniqueísmo "femenino-masculino", encontrar otras imágenes, codificar de otra manera. Y pienso en cuántas, cuántas personas, salvo algunas excepciones, han mantenido un cierto pudor para hablarme  del tema. Hay una escena en la que una mujer hace el amor con dos hombres, pues nadie, nadie, ha dicho una sola palabra sobre este tema. No lo hice por provocación, sino porque esa escena me vino a la cabeza y pensé que sería una manera de sacar a la mujer de la esclavitud de "buscar a un hombre". Me encanta cuando Le Clézio es capaz de decir que" estaba casi enamorado de una mujer por ser capaz de vivir sin un hombre, por su independencia" (a ella le dedicó el nóbel, no a su esposa, como se habría podido esperar). Recuerdo que yo disfruté mucho escribiendo esa escena sin cuestionarme por su contenido. Pero, luego, pienso, si hubo, hay una censura. El libro, salvo en México, pasó sin hacer ruido por las redacciones españolas, nadie abrió la boca,  y menos, se atrevió a preguntarme si era autobiográfico. Por supuesto que cada personaje lleva nuestra carne y nuestros pensamientos, por supuesto que muchas veces son modelos. Tal vez un día invente personajes femeninos a los que no desee parecerme, pero por ahora, me interesa crear otros modelos, sino, el mundo me parece irrespirable. Y, finalmente. Erótica o escenas de la vida sexual, está discretamente en un escaparate, sin que nadie se atreva a mirarlo de frente (cuando pienso que alguien me dijo que mucha gente no compraba el libro de Catherine Millet, La vida sexual de Catherine M porque aparecía desnuda en la portada, pienso que algo no anda bien), no salimos del oscurantismo de otras épocas y queda mucho terreno por recorrer...

jeudi, novembre 17, 2011

completamente en... Venezuela!!

y después de la turbulencia, el resfrío... la calidez de los venezolanoas... una voz, un tono, una cierta porosidad... me voy al médico con la canción de Carlos Baute y Marta Sánchez (la oí en París con Grecia, y la había escuchado pero no sabía que hablaba de mi Venezuela),  pensando en irme a la playa este fin de semana, pensando que la vida, si la observamos bien, es espléndida.

Garcon manqué

Dejé de escribir después de Madrid porque me atraviesa una gripe que me tiene en plena turbulencia, dolor de cuerpo, tos, y todos los malestares del cuerpo. ¿Hasta qué punto estos malestares son siempre le reflejo de un esfuerzo físico por imponerse a una situación, digerirla, no despersonalizarse en ella? No lo sé... estaba pensando que cada vez que optamos por una actitud agresiva (las mujeres), creativa en su forma, terminamos sintiendo que somos un "garcon manqué", un hombre que no fue, y terminamos por sentir verguenza de lo que somos, personas, sin distinción de sexo ni de color (sic). Pero en realidad las cosas no son tan simples, hay una gran parte del planeta que vive sintiéndose responsable de su situación, de no ser como le han indicado que tiene que ser, que vive eternamente "colonizada" por un modelo que no le corresponde y que no puede imitar, una vez más: ser como los hombres y abarcar el espacio semántico de esa palabra.

No he escrito porque estoy agotada, pero también porque no he abandonado las calles de París, o no he cerrado mis diálogos, mis visitas.
Museo de LOuvre
Beaubourg,

la librería Les cahiers de Colette,
La compagnie
encontré finalmente el libro que deseaba de Frantz Fanon, Los dañados de la tierra. Psiquiatra Martiniqués que vio que en toda sociedad represiva, una lógica postcolonial soemete y destruye a la larga la psique de toda persona. En la lucha de Fanon, se puede leer el compromiso de alguien que vio en su experiencia como médico una forma de interpretar y hacerse cargo de todoas esos dañadoas, de cómo se convierten en chivos expiatorios, en conceptos...

¿qué hacer con el lenguaje, cómo devolverle su sentido humano, cómo hacer que contenga todo lo que expresa?
Leo una entrevista a J-M Le Clézio en el avión, dice: ...Sin duda la literatura está adelantada a su época, permite todos los sueños, todas las aspiraciones. Es lo opuesto del nacionalismo estrecho, de la identidad reducida, al racismo básico, a las incapacidades sentenciosas, a los conformismos satisfechos,  a la cobardía intelectual, la autosatisfacción y las mentiras que los tiranos inventan para dorar sus estatuas. ¿cree que soy demasiado optimista?

¿cuál creen que es la respuesta?

Foto: uno de los objetos de arte expuestos en el Louvre en la exposición organizada por J.M.Le Clézio: "Museo mundo".

vendredi, novembre 11, 2011

Madrid, el espacio

caminando por la Gran Vía, me pregunto a qué se debe esa sensación de desubicación que me invade en Madrid, mi noción de espacio se trastoca, a ver.... creo que esta ciudad tiene algo particular en la división que  hace el espacio, hay una altura que no se adosa a la humana, será???... qué sensación más abstracta, pero eso me crea una relación con la ciudad, una sensación de desprendimiento, aérea... . Es más vacía que París, a nivel de espacio ocupado por gente y tiendas... no sé, debe ser que París es como un nido, mientras que Madrid es más un patio....

sigo siendo abstracta. quizás averiguar más sobre esa sensación volátil en Madrid...

pocas librerías visitadas, ganas de ir a algunos cafés, regresar a lugares donde viví en el 2003, Malasaña, la Glorieta de Bilbao... . Fietta me pasa el libro de Wendy Guerra (Posar desnuda en La habana), lo recibo con recelos, pero empiezo a leerlo y me gusta más de lo que esperaba,  algunas imágenes son muy poéticas, solo que preferiría que la autora se comprometa con lo que dice, quisiera una presencia... que sea menos literaria... aunque la verdad que no sé si me gusta o no, creo que sí... en fin... problemas para decidirme a defender mis gustos por temor a parecer una soberbia y una pedante en materia de literatura... me digo: humildad...

Leo libros en español, me dan algunos más para reseñar, hay un festival de literatura, no sé si ir, me duelen los pies... me refugio en un starbukcs, que son los únicos que tienen  Internet para escribir y para hablar con algunas personas... iré al Prado, no me agotaré dando vueltas, no quiero andar como una zombie...

voila...

mercredi, novembre 09, 2011

París, la gracia

París está cargada de significados para mí, las calles, las estaciones de metro. Creo que no hay ciudad más literaria que París, estaba en la librería La hune, llena de libros, hormigueante de gente....

pensaba, debo llamar a tal persona, debería, luego desisto, me voy al Louvre, veo la exposición que ha curado Jean Marie Le Clezio, con una mirada nueva de los "dañados" de la historia. Objetos de Haití, de México, me duelen los pies, pero no puedo evitar seguir recorriendo el Louvre, todo gira en torno a mis intereses, acabo de pensar que por eso me siento tan bien aquí...
Hablo con mi madre, cuánto sueño con traerla un día conmigo!
Mañana, Madrid, todavía no me veo allá, aunque tengo muchos amigoas, algunas muy queridas... algunos vínculos se vuelven más sólidos, otros, se debilitan...
o será, no sé, creo que estos días me he sentido en "estado de gracia", con la sensación de que nada puede alterar mi estado interior... no sé si eso es la felicidad, o la sabiduría...

me quedé con ganas de ir a la librería de la Compagnie, en el Bd Saint Michel a ver si encontraba un libro de Fanon sobre el mestizaje... cena en casa de unos amigos, sueño, mañana, de nuevo, viaje... el libro de Pascal Quignard, el último, Las solidaridades misteriosas, me afirma en mi estado, hay solidaridades espontáneas, epifanías... la vida, en resumen, misteriosa y hermosa...

dimanche, novembre 06, 2011

de por qué algunas cosas so importantes...

Reconocer algo como propio, como importante,  inscribirlo en una continuidad, en algún lugar de nuestra historia personal  para que podamos reconocerlo. Termino de releer "El amante", de Marguerite Duras, y cuando ella escribe: Y la joven estaba parada como si se fuese a suicidar, lanzarse a su turno al mar y luego había llorado porque había pensado en ese hombre de Cholem y ya no estaba muy segura de no haberlo amado de un amor que no había visto porque se había perdido en la historia como el agua en la arena y que ella encontraba solo ahora en que la música se arroja al mar.... pienso que solo ciertas circunstancias, ciertas edades, cierta madurez, nos permiten saber realmente qué ha contado para nosotras, quién pasó sin que lo viésemos, cuando hemos sido capaces de defender un amor, un afecto de la intromisión y el juicio social. Duras no podía amar en el absoluto a un chino mayor que ella y adinerado, no estaba admitido en la Indochina de entonces, y el personaje, una joven voluntariosa, nunca decide si quiere estar con el amante chino o no, se abandona al placer. y cuando se va, no lo llora...

mnnn  cuántas vidas se nos dice que pueden ser lloradas, quiénes merecen duelo, y quiénes no...

es un tema apasionante, el derecho a la historia, a la ficción, a la visibilidad...

mañana estaré viajando a París, viaje corto, con salto a Madrid, será tan raro ir a Madrid después de tanto tiempo. Nunca he hablado mucho del tiempo que pasé allí, no lo he reconocido como parte importante de mi historia, y si soy honesta, en mi vida el filtro, el modelo que he seguido, no ha sido siempre el mío. Si creen que soy yo, no, es solo mi modelo, que además creo que está muy por encima de mí...

mercredi, novembre 02, 2011

Un mundo tumultuoso

Grecia a punto de hundirse completamente, Europa, una bella historia a quien todo el mundo le canta un requiem. Asistimos a la crisis de una democracia que mucha gente vive como una manipulación de valores en función de los intereses de una minoría poderosa. Más pobres, más desesperados, un futuro cada vez más angustiante. Las noticias nos llegan por todas partes, redes sociales, televisión, radio, el mundo están globalizado y no podemos evitar implicarnos. Hay un movimiento autónomo, incontrolable, que es aquel de las sociedades civiles organizadas que no necesita de nosotroas para seguir adelante. Nuestra presencia es relativa (en tanto que escritoras) si no sabemos implicarnos, si seguimos nuestro propio derrotero. Esta idea merodea en torno a aquella de estar comprometidas con lo que está pasando en el mundo, con nuestra época y con la realidad más próxima. Me siento tan afectada con lo que pasa en Grecia, como con lo que sucede en Perú, Palestina, o Somalia, no siento que por ser peruana las cosas que suceden en mi país sean más importantes. Depende de la dimensión del tema. Si leo en la prensa peruana un "fait divers" que toma la dimensión de una revuelta regional (lo del estudiante muerto en el cañón del colca), de vendeta popular, con matices religiosos, me pregunto qué sucede en el Perú para que toda una población se aliene con la violencia de forma tan inmediata. De hecho, los medio de comunicación, los intelectuales (si existen) tienen una responsabilidad en todo esto. No hay debate, no se dialoga, ni se discute, se ofende, se insulta. Magaly Medina es un medidor de ese temperamento conflictivo, violento y obtuso. Esperemos que con una verdadera democracia, se transforme.

Porque finalmente comprometerse es también comprender (en contra de todos aquelloas que piensan que escribir es un acto aislado de un tejido social) que la literatura es la llave de la comprensión política, social, y una forma de integrarse al mundo. Es el laboratorio de mezclas culturales, y no un fenómeno de elites, es el oxígeno social y un motor para la transformación. Si sabemos reconocerle esos valores, queda mucho por hacer.