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mercredi, novembre 30, 2011

Papillon

Papillon es el nombre de Henri Charriere, prisionero condenado a trabajos forzados en  la ciudad francesa de Cayenne en los años cincuenta, un personaje que de la vida real que hace pensar en el Jean Valjean de Los miserables de Victor Hugo, solo que Papillon, sobrenombre que le viene del tatuaje de una mariposa en el pecho, fue de carne y hueso y si creemos que la ficción es más fuerte que la realidad, esta historia, de la que existe una novela y una película con Steve Mac Queen y Dustin Hoofman, es verdad. Papillon relata su historia en esta especie de autobiografía en la que cuenta sus múltiples evasiones de las prisiones, su capacidad de imponerse a la adversidad, de luchar por la vida y la libertad. El siempre dijo que fue inocente del crimen del que lo acusaban. Pero, ¿por qué me interesa Papillon? Más allá de una anécdota personal, de haber tenido un amigo de adolescencia que leía su libro (muy gordo)  y que me me hablaba constante de él, Henri Carriere decide escribir después de comprar un libro autobiográfico en la librería de Caracas en Venezuela. Ahí donde acostumbro ir a rebuscar en los anaqueles, y donde hoy compré tres libros de Sigmund Freud , luego salir imaginando cómo lo hacía Papillon de esa librería, después de años de prisión, de haber padecido los tratos más crueles encerrado en una época feroz, en que la colonización asimilaba el trabajo forzado como una estrategia para poblar ciertos territorios agrestes. En Venezuela, Papillon disfruta la libertad, aprende a vivir de nuevo y a confiar en los demás. Cuando le dije a la dueña de la librería si sabía de él, me dijo algo que me impactó: sí, su hija trabajó aquí, y él venía siempre a sentarse en el café de arriba, o se sentaba ahí (y me señaló un rincón del parqueo donde queda la librería francesa, en un subterráneo del centro comercial de Chacaíto) a pensar durante horas.  ¿En qué pensaría Papillon que había estado recluido tantos tiempo,  dos años sin hablar con nadie? Son cosas que me pasaban por la cabeza mientras recogía mis libros, me largaba a seguir leyendo el soberbio libro de Pierre Bourdieu sobre la dominación masculina a un café, apretaba mis libros de Freud, pensaba en corregir un texto, escribir en mi blog, enterarme más sobre mi país, seguir el encuentro del Celac... etc... y una lluvia tupida caía de nuevo sobre Caracas...
desarreglo climático o no, los que más sufren son los más pobres hacinados sobre las montañas arcillosas de la ciudad, luego, cuando alguien protesta cuando Chávez regala casas, me pregunto, populismo o no, ¿cómo pretenden que les cobre?

regreso a casa y a mis lecturas para volver a salir al café, enloquezco por los "marroncitos" de Venezuela. tal vez, como Papillon, también encuentre mi libertad aquí. Siempre he pensado (pienso) que cuando una mujer levanta la voz para hablar y ser oída, recibe un castigo social. No se tolera que se rompan las reglas de la tribu, es algo todavía sagrado, una mímesis casi instantánea. Casi como un subconsciente colectivo, enraizado a través de significantes del idioma, desde años y años de dominación. El trabajo de anamnésis, es el trabajo de la literatura, reconstruir una nueva memoria, una nueva representación en la que las mujeres seamos iguales a los hombres.

Le film:

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