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jeudi, décembre 26, 2013

Cada fin de año

Cada fin de año, en occidente, nos sometemos a la tiranía del tiempo. Qué curiosa es esta noción, pero qué abstracta! Siempre pienso en esa frase de San Agustín en sus Confesiones; Dios, qué es el tiempo??? Cada uno.a tiene sus medidas, pero resulta que cada fin de año, socialmente, se nos pone en la tribuna, e nos pregunta por lo que hemos hecho, qué planes tenemos para el año que viene, nociones de éxito y de fracaso externas a nuestras necesidades, fiestas que  no planificamos, ausencias que no estamos preparado.as a soportar, etc…

Caracas es una ciudad medio desierta, hay un desierto, pero también una experiencia desertificada, sin personas, y termino extrañando mi casa, mis familia. Solo.as no somos nada. El vínculo humano es tan fuerte, tan importante, tan vital. No basta con que te escriban, son las voces, las miradas, las que hacen que se sienta compañía. Imagino que alguien que está acostumbrado.a a no sentir esas presencias, termina por ignorarlas. Es como una verdadera muerte, la indiferencia a la presencia de los demás. No necesitar que estén. Con el tiempo sabemos que menos cosas nos sorprenden, pero también que esa sorpresa, esa sensación de novedad es un estado que nosotros.as producimos con lo que tenemos a la mano, es casi un efecto óptico…
Por la soledad de la ciudad, nos sentimos empujadoas a pensar…

Hay una naturaleza generosa aquí que permite sentirse bien pese a que no tienes muchos referentes afectivos. Los Venezolano.as están "en lo suyo", su mundo personal los ocupa totalmente y tienen poca curiosidad por lo que es extranjero. Quizás sea el bienestar en que viven las clases altas, tienen esa indiferencia de quienes saben que todo lo pueden obtener… es a veces insultante. Pero, las clases populares, sin vivir la misma bonanza, expresan una indiferencia similar. Hay insularidad en ellos, salvo los que están en el proceso de cambio, el resto sigue su marcha, con la mirada en el timón.


vendredi, décembre 20, 2013

Cada día

Esta mañana pensaba: no producir sino hacer un libro, ese hacer significa hacer con las manos, con los sentidos, con todo el cuerpo, con la cabeza. Llegar a una expresión limpia, podría decir inocente, del texto. ¿Podré? Ganas de zambullirme en ciertas expresiones que me son familiares, entrar en el lenguaje oral… No dejar pasar esa huella, pero nunca sé elegir entre la necesidad de mostrar y aquella de comprender, en la que el lenguaje tiene que estar casi desnudo.

días de lluvia que imponen una rutina, adaptarse al tiempo, estar más dentro que fuera...

mardi, décembre 10, 2013

di-vi-di-da

estoy dividida entre mis ganas de mantener este cuaderno de notas y escribir en mi otro blog. Es cierto que ambos son distintos, uno es militante, este es solo un esbozo de lo que luego podría ser una escritura.

El día está muy sombrío y mi alma se va con él, se envuelve y se queja.. no sé, me vino sola esta frase…

de paso, desde hace algún tiempo mi computadora me viene editando las palabras, no sé cómo desactivar eso. Soy, de alguna manera, una artesana de la escritura,

Llegamos a fin de año y con eso los balances, qué hemos hecho, cuántos años vamos a tener. Yo llego a más de la mitad de mi vida, es alucinante, no me lo creo, pero es así.

pasar ese umbral, esa tarea es difícil, saber envejecer, renunciar a ciertas cosas… creo que el amor se convierte en una virtud. Un rostro bello nos puede sorprender, pero ya no produce las mismas ganas de antes, conocemos nuestros límites. Muchas personas que escriben me dicen que eso afecta la escritura. quizás sí, no lo sé. Yo creo que eso me ayudará a estar más cerca de cosas esenciales, a ser menos vanidosa (qué cachetada es perder el atractivo, ser casi invisible) y a ocuparme más de los demás. Lo escribo y no sé si estaré a la altura. estamos tan alienado.as con nuestra imagen, nos cuesta tanto, tanto salir de ese encierro…

regreso a ti, querido blog, a ustedes...