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dimanche, juillet 31, 2005

Las traducciones y el mes de agosto


Cuando leemos un libro olvidamos muchas veces que ha sido traducido. Confiamos en que se parece como una copia al original, pero no siempre es así. Poder hablar otros idiomas nos hace ver que de una expresión a la otra, de una palabra a otra, hay ciertas distancias. Aquellas de la palabra hablada y la escrita. En linguística estas relaciones se conocen como sincrónicas y diacrónicas, pero en el fondo, lo que quiero decir es que, olvidando el contexto en el que se desarrolla un libro, desconociendo la parte vital, es muy difícil traducir a un autor. Me sorprende que el traductor de Alfredo Bryce Echenique, Jean Marie Saint-Lu no conozca el Perú, por ejemplo. Una vez lei una versión del Viaje al Confín de la Noche, de Ferninand Celine en una traduccíon inententelegible. Y Las traducciones de Jean Echenoz al castellano son también muy malas. La peor, creo que ha sido una de la novela de Jean Jacques Schuhl, Ingrid Caven, Premio Goncourt 2000. Por supuesto hay autores fáciles de traducir y esto hace que las editoriales se interesen por sus trabajos. Onetti era intraducible por su sintaxis y cuando lo leen los escritores franceses no entienden por qué es tan apreciado. También me sorprendió que una vez Echenoz me dijese que Camus gustaba a los extranjeros porque era fácil de leer y estaba muy bien traducido. O que Francois Weyergans, no traducido al español, me dijese que Héctor Bianciotti escribía con un francés de diccionario.
Se viene lo que se llama en Francia, España y Alemania, el mes de los libros y las novedades, y con ellas, las traducciones. Los escritores norteamericanos suelen ser los mejores traducidos, aunque yo no entendí la mitad de la última novela de Thomas Pynchon, Mason and Dixon, pero sin embargo leo contenta La prisionera del mar de los Sargazos, de Jean Rhys, traducida también en la editorial española Anagrama. Se traduce un poco en la Argentina y nada en el Perú. Con Rodrigo Quijano publicamos algunas traducciones del francés, a Pascal Quignard (hay que leerlo), a Michel Leiris (su Âge d’homme es una joyay creo que ya no existe traducida), y a Jean Echenoz, quien no estuvo muy contento con la traducción que le hice, tal vez porque no entendía nada de castellano y porque sus frases habían cambiado un poco en la versión castellana. Una traducción entonces es siempre una versión, El monge, de Carrol, traducida por Antonin Artaud es más conocida por la versión original. Ahora me encantraía traducir algo, algo de Richard Millet, publicado en una traducción infame de estudiantes de la UNIFE por la Embajada de Francia en Lima o tal vez una nueva versión de la Princesa de Cleves, de Madame de Lafayette, un libro imprescindible. Y por supuesto Leiris.

Agosto

El mes de agosto es un mes muerto en Europa, muerto a nivel de actividad profesional. Es la tenporada de las vacaciones pagadas que empezó en los años treinta, llevadas al cine de una manera genial y graciosa por Jacques Tati, en Las vacaciones del señor Hublot. De veras, una película poética y chistosa. La cuestión es que no hay nadie, todos se van a algún lugar, incluso los escritores abandonan sus casas. Igual que los funcionarios, están al borde del mar o en la montaña. A mí me hace gracia, y me muero de envidia porque eso de tener vacaciones pagadas en el Perú no existe. En realidad los que escribimos nunca tenemos vacaciones, sino que siempre estamos preparando algo o escribiendo, incluso en este blog, los artículos para periódicos, corrigiendo un libro etc... París está desierto y a muchas personas les gusta quedarse porque, ¡por fin!, no hay turistas. A Ribeyro le encantaba quedarse en esa época, ir al parque Monceau y tocar los árboles... Cuando me lo contó yo tenía 26 años y estaba casada con un parisino melancólico que me hacía esa ciudad irrespirableen el mes de agosto, pero cuando Julio Ramón me dijo eso, creo que empecé a mirar las cosas de otra forma: agosto puede ser un mes genial para una persona que busca el recogimiento y la complicidad del silencio.

Pongo la foto de una postal que me ha mandado Richard Millet desde Saint Malo, lugar donde creció y murió René de Chateaubriand, autor de las Memorias de Ultratumba. Otro libro imprescindible. Allí, mi amigo escritor se refugia y trata de escribir un ensayo sobre un autor francés muy querido. Genial.

Por si acaso, añado que la foto es Dinard, pero Saint Malo, está a la derecha, eso, para los que puedan ver en un mapa el lugar.

mardi, juillet 26, 2005

Favre

Jan Favre es un artista flamenco, coreógrafo y artista plástico. De hecho, es un personaje complejo, controvertido y brillante, mezcla de cultura clásica y contemporánea. Inauguró el festival de teatro de la ciudad de Avignon como artista asociado. Y ha empezado toda una polémica: demasiado violento y provocador según los asistentes. Los cuerpo desnudos de sus bailarines ofenden a los espectadores, los hacen esconder el rostro. Yo estuve para ver en el Palacio de los Papas(ver artículo en La razón) "Historia de las lágrimas". Favre ha llevado el cuerpo ahí donde estaba ausente, el cuerpo político que aspira a un mínimo de elevación espiritual, que sería de alguna forma su única dignidad.

Níger


Hoy, en el diario francés Liberation (www.liberation.fr), fundado por Sartre y Beauvoir, aparece una foto espantosa de una niña amenazada por la hambruna en Níger. 3,5 millones de personas están reservadas a una muerte segura, por hambre. La ONU y las ONG hace tiempo que han pedido ayuda y nadie ha hecho nada. Nadie considera un crimen contra la humanidad dejar morir una cantidad de semejante de personas, no hay deber de ingerencia frente a un peligro inminente. Entonces, levantarse, comer, dormir, pensar en el futuro, se hace casi imposible.

dimanche, juillet 24, 2005

El otro

¿Somos capaces de aceptar al otro, al que no se nos parece, al que no reconocemos mientras no decidamos verlo? Hay una serie de hechos que nos obligan a preguntarnos qué va a detener esta fuerza nihilista, esta cultura de muerte que se abre delante de nosotros. En agosto una gran parte de Occidente parte en vacaciones, los hoteles de Egipto, Indonesia, India, se llenan de turistas extranjeros, florecen ante la rabia contenida de una multitud de gente que se ha aferrado a la religión para encontrarle un sentido a su desesperación (ayer, acaba de haber otro aentado contra hoteles de turistas en Egipto). El desfase económico ha creado una cantidad inimaginable de nihilistas, dispuestos a morir por una creencia y a darle un sentido apoderándose de la muerte del otro. No olvidemos como seducía al monstruo de Hitler l poder condenar a miles de judíos a la muerte en el padecimiento. Esto nos plantea el problema del Mal y nuestra superioridad sobre otras especies animales. Cuando Hannah Arendt escribe Eichman en Jerusalén, trató de entender qué podía pasar por la cabeza de alguien para cometer actos infames (¡el lenguaje no puede haberse vuelto loco!, escribió), lo que encontró fue un imbécil, un estúpido ambicioso, alienado con el poder, que nunca se había hecho la pregunta de por qué hacía algo tan horrible. La religión impide hacerse preguntas proque tiene respuestas absolutas y fáciles. Pensar exige un esfuerzo que muchas veces el sufrimiento transforma en delirio o sicosis colectiva.


Sobre ese Otro

Hay una polémica que no cesa desde que se hizo el congreso en Madrid sobre la novela peruana contemporánea. Esta discusión gira en torno a una acusación sobre una acaparamiento de poder y también sobre gestos, actitudes, que tienen que ver con esa necesidad de pertenecer a algo, a un grupo o a una comunidad. Estos fenómenos identitarios, llevan a una especie de autismo en el cual el verdadero debate es imposible. Es casi su condición trágica. Pese a eso, pienso que podría haber un verdadera discusión sobre temas de fondo, una verdadera crítica de esas lecturas neo-coloniales de algunos comentaristas literarios que clasifican la literatura por orígenes étnicos, incluso por regiones. Ni siquiera me parece saludable que se debata sobre una literatura nacional, y menos femenina, de ahí mi incomodidad en el congreso. Era como una pieza suelta. Las pocas escritoras que asistimos hemos tocado temas de identidad con el idioma, problemas de la función de la novela, etc, ignorando un congreso androcentrista y, muchas veces, misógino (hacer una mesa sólo de mujeres, a manera de cuota obligatoria, por ejemplo), o algunos discursos realmente abrumadores, desarmantes por ser un fuego fatuo. En todo caso, este tema de la identidad, toca una fibra delicada, la de una sociedad que como la peruana, ha vivido siempre dividida en estratos muy diferenciados, una sociedad rascista y disimulada, muchas veces de manera cruel.El uso del poder cuando condena a la invisibilidad y la mudez a los que no lo tienen, deja de ser inocuo y se hace peligroso. Si reconocemos esos prejuicios, que todos reprodimos en una dirección u otra, y nuestrros límites, estaremos en condiciones de pasar a otro debate más interesante, tal vez, los mecanismos del poder del lenguaje. Por supuesto que existen, y todo escritor, si es sensible, está dotado para denunciarlos y combatirlos. El Nouveau roman, me decía un amigo escritor, nos ha hecho menos ingenuos. Justamenete por esa cosa atroz del Holocausto que puso en duda la posibilidad de una continuidad histórica coherente y la imposibilidad de decir (después de Auschwitz, es imposible escribir poesía, dijoTheodor Adorno): Es una herida enorme, y una herida que no cierra. Y nosotros sólo hablamos de la novela dentro de un marco decimonónico y como si lenguaje no fuese en censor de todas esas fracturas, sociales, culturales, de todas las marcas que ha vivido el Perú, que es un país que no vieve solo sino en el Mundo (espero!!). Por eso, todas esas anécdotas narcisas y mediáticas, me parecen desarmantes y dejan un halo de ausencia, ojalá no estemos ausentes a nosotros mismos, sin poder ver nuestro verdadero rostro. Y, sobre todo, no deformar el del otro, y menos, reducirlo a un cliché.

vendredi, juillet 22, 2005

portada

Por fin, he podido colgar la portada de la revista Los Inrrokptibles. Justamente la idea de un mundo que se confronte a una diversidad irreductible, será la única forma de afrontar los fanatismos, las cegueras que ocasionan guerras y dolor. Para pensar los atentados de Londres que se han producido ayer.

jeudi, juillet 21, 2005

Los Inrokkuptibles

La revista francesa Los Inrrokuptibles, que tiene una versión mejicana, se ha convertido en un laboratorio interesante de lo que es un medio de comunicación contemporáneo atento a su tiempo, en sintonía con lo que pasa en el mundo. Sus elecciones en literatura y música son seguidas no sólo por los jóvenes sino por todos aquéllos que desean conocer una cultura alternativa a la oficial. Esta revista muestra el mestizaje irreductible de toda sociedad, su riqueza, y su vitalidad. Es la contraparte a todo tipo de conservatismo porque explora en territorios exteriores a los nacionales. Uno de los últimos números trae una larga entrevista con el grupo africano Amadou & Mariam, producido por Manu Chao, uno de los principales promotores de culura alternativa en el mundo, como lo es también David Bryne. Estas personas están más interesadas en saber qué es lo que nos puede dar una propuesta procedente de otro horizonte, más que en la diferenciación o la visión comunitaria. Es una forma menos desesperada de imaginar el mundo: un lugar donde cada cultura sea apreciada en toda su complejidad, lejos de cualquier esterotipo. También hay un extenso homenaje al escritor Claude Simon, un autor que muchos jóvenes no han leído pero que seguramente sabrán apreciar. Muchas personas piensan que Los Inrrokuptibles tiene algo del snobismo Bobo (palabra que identifica al pequeño burgués progresista, altermundialista, y otros clichés) parisino. Y puede que sí, pero lo que importa es que la revista sea una puerta abierta al mundo y que los contenidos pretendan siempre una cierta irreverencia con el Stablisment, imposible no caer en la impostura, a fuerza de quere mantener cierta automía. El que habla se traiciona siempre.

vendredi, juillet 15, 2005

El valor de una mirada


El Valor de una mirada


Hoy pensaba en esas miradas que nos construyen, que nos dejan existir fuera de todo esterotipo racial o cultural, aquellas que nos ayudan a buscarnos y vivir con las partes más cambiantes de nuestra persona. Las que hurgan en el interior y saben dar con bondad, afecto, indulgencia. En Avignon, un espectáculo de un artista flamenco, Jan Fabre, en el antiguo Palacio de los Papas, hace pensar en el cuerpo como el lugar donde todo eso está latente, se hace texto inscrito, se borra y se vuelve a inscribir. Muchas veces de forma violenta porque constantemente nos oponemos a esas miradas que nos despersonalizan y que sólo ven una proyección de sí mismas: las monádicas, las cerradas e impermeables. Si dejamos transpirar nuestros humores, si nos hacemos más visibles, más sensuales y vivos, algo o alguien nos resiste. Siempre se vigila al cuerpo y se le castiga, desde la Edad Media, hasta la actualidad, nos sentimos responsables de un color de piel, de nuestras formas (para hablar de nuevo de la belleza), y se olvida que lo que nos importa es trascender lo que no podemos decidir, simplemente existir, libres de prejuicio recuperando cierta inocencia.
¿Por qué nos cuesta tanto reconocer a alguien que no se nos parece como próximo? Porque nos da miedo, porque nos muestra nuestros límites. Saber que las personas que han hecho el atentado de la ciudad de Londres eran ciudadanos ingleses de origen extranjero, supuestamente “integrados” (qué término más tonto!) a la sociedad inglesa, ha conmocionado a la opinión pública. Tal vez eso nos lleve a hacernos preguntas sobre qué empuja a una violencia tan brutal, por qué no nos reconcemos y nos damos apoyo y protección, por qué una religión puede enajenar a una persona que, como cualquiera de nosotros se levanta y va a su trabajo, o compra el pan en la esquina de su casa y nos mira, pero no nos reconoce, ni nos hace parte constituyente de su vida. ¿Por qué?

El cementerio marino de Paul Valery

Ayer estuve en Sete, la ciudad de Paul Valery, el escritor del Cementerio Marino, libro admirado por Borges. No voy a hablar del trabajo de Valery, no es o que importa sino ese cementerio en lo alto de una montaña que mira el mar Mediterráneo. Un espacio sereno y quieto como el mar, un espacio marino, delicioso, acariciado por mimosas y laureles. Una sensación de paz al caminar por él y mirar el horizonte, un barco que se pierde, un anciano que camina y así la vida continúa en movimiento.

mardi, juillet 12, 2005

El hombre Elefante

El hombre Elefante


John Merrick es el personaje de la película de David Lynch, El hombre elefante, creo que una de las películas más y humanas hermosas de este director. Pese a su fealdad, Merrick es un ser humano y posee esa magia de la sensibilidad: a la poesía de Shakespeare, por ejemplo. La suya, no está en lo físico, pero sí en el interior. Yo acabo de leer una novela de Richard Millet, El gusto de las mujeres feas (Gallimard, 2005), donde se trata del tema de la fealdad que se hace también moral y empobrece al que la posee, haciéndolo incapaz de amar. En este caso, es lo físico lo que determina la manera como el personaje se va a relacionar con el mundo. Un desarraigo irrecuperable lo acompaña durante todo el texto y se transforma en su lanza, pero también es el motivo del sacrificio, no participar de la vida, estar como en una campana de cristal. Pienso en Las relaciones peligrosas, de Choderlos de Laclos, en el cual la Marquesa de Merteuil termina desfigurada por la viruela, por lo que se escapa a Ansterdam. Los rostros y los cuerpos, con el tiempo, parece que se transforman en lo que uno siente. Un cuerpo que transpira cierta sensibilidad se hace dúctil, maleable, poroso. Uno rígido y severo, seco y tieso. Uno es el cuerpo y el rostro que se muestra, aunque algunos lleven una máscara, cuerpo y rostro cambian, pero siempre son capaces de ser hermosos. El valor de la belleza, se lo damos nosotros mismos, sentirse feo o fea por dentro, puede que sea peor que tener un rostro más o menos agradable, al final de cuentas, los cánones estéticos de belleza son subjetivos. La belleza no creo que tenga un valor abosoluto, cambia de acuerdo con los tiempos y las culturas. No hay nada más abstracto que ese concepto, nada más arbitrario, puesto que formas pertenecen al plano de lo abstracto y porque somos nosotros los que les atribuimos un valor casi siempre subjetivo y afectivo. En todo caso, la belleza es uno de los valores más futiles y volátiles, como un capital que se pierde en cualquier momento. El único valor importante, es el que llevamos dentro, secreto, nunca seguro, pero siempre vivo.

samedi, juillet 09, 2005

Eros

Eros en las miradas

Acaban de estrenar una trilogía sobre el tema de Eros hecha por Michelangelo Antonioni, Steven Soderbergh y Wong Kar-Wai (In the Mood for Love), uno de los cineastas chinos más heteróclitosen la actualidad. Impresiona la forma en cómo Antonioni (quien influenció la Nouvelle Vague), un hombre anciano, es capaz de hacer una versión tan fresca acerca de la sensualidad. Se trata de una pareja joven que atraviesa una crisis y que luego encuentra una forma de salir de su encierro, una tercera persona, una mujer, que actúa como catarsis. Es curioso porque esto plantea otro tipo de relación, la relación abierta y no exclusiva. Aceptar que el deseo no se puede restringir a una sola persona o a un sólo objeto. Una visión plural, inteligente. Soderbergh, menos impresionante, más ceñido a las pautas cinematográficas, menos personal. Y Wong Kar-Wai, no pude verlo porque sonó el celular y tuve que salir disparada a una cita que había olvidado. Ojalá pronto se estrene en Limay ojalá pueda ver ahí el final.

Tony Blair


Después del atentado de ayer dos cosas han quedado claras: ningún país está a salvo del terrorismo. Esto parece confirmar el hecho de que los sistemas políticos son frágiles, sobre todo las democracias. Pero esa fragilidad, aquélla que se expresa en los comentarios de los londinenses, es también la prueba de que la democracia existe, es lo que le da sentido: aceptar este tipo de ataques, aceptar su vulnerabilidad sin convertirla en respuesta agresiva ni en sed de venganza. Ningún londinense ha tenido una reacción violenta, catastrófica o desesperada, sino serena y confiada. Tony Blair abandonó su reunión en Escocia con los países del G8, sin olvidó lo que lo motivaba: la discusión sobre el recalentamiento del planeta y la probreza en el África, algo urgente. Luego los comentarios sobre la forma en cómo han reaccionado los ingleses, han variado, desde aquéllos que condenan una reacción tan débil (ningún discurso policíaco sino reflexivo hasta ahora, el mejor, el del Alcalde de Londres quien resaltó sus ganas de que esa ciudad siga estando abierta al mundo, acogiendo a todas las culturas) hasta aquéllos que dicen que el terrorismo responde a una fuerza de destrucción sin objeto, nihilista o aquéllos que ven en la pobreza (Blair) un origen. Cuando los comentaristas dicen que si el terrorismo se debiera al hambre, el África sería el primer país terrorista, se precipitan un poco al olvidar que las guerras fraticidas allí no han cesado desde hace años y que el terrorismo no es sólo aquel que está dirigido a los países occidentales o capitalistas, es también el que está dirigido a los habitantes del propio país, como el caso del Perú en los años de Sendero Luminoso. Claro que el terrorismo es alentado por personas que provienen de las clase mediay casi siempre son ellos los ideólogos, pero los que ejecutan, los que ponen bombas y hacen de kamikazes, son nihilistas desesperados, dispuestos a todo, con un sol funesto en el horizonte, sin ganas de ver la luz y respetar la vida. Por eso Blair no está del todo equivocado cuando dice que hay que empezar a combatir la pobreza para cambiar la desesperanza y la violencia en diálogo y creatividad y bienestar. Para que vuelva a dominar erosy no tánatos.

jeudi, juillet 07, 2005

La risa


La risa libera, es la catarsis y el instante álgido de esa liberación. Leía que en ciertas regiones del África reír era mostrar el alma y por eso no se podía reír sin pensar en que se perdía algo. En la época contemporánea, la risa es sinónimo de bienestar. Muy pocas personas ríen de verdad, desde el fondo de ellos mismos. Una de las cosas que más admiro es la capacidad de la persona de ver el lado lúdico, vital de la vida, incluso en la peores circunstancias. Es su lado más humano y noble, o algo así. Es darse a los otros. Pensaba en la sonrisa de O, que es luminosa como un sol. Hay que celebrar esas sonrisas y esa manera de saber ser feliz. Algo que muchas veces perdemos, por miedo, por aburrimiento. Hay una frase de André Gide que me gusta mucho: Se tiene la obligación de ser feliz con la rebeldía de un Niestzche o la humildad de un San Francisco de Asís.

vendredi, juillet 01, 2005

un rostro


Hoy estaba pensando en los homenajes que rendimos, en lo que hacemos los escritores cuando conocemos a alguien y pensamos en construir un texto. En esa forma como nos apropiamos de algunos gestos y los traicionamos para hacerlos aparecer a los demás. La verdadera lealtad es no decir nada, sobre todo, no escribirlo. Por eso, cada libro no deja de ser un mensaje codificado, una forma de esconder lo que más nos duele, lo que más nos afecta... un disfraz... Una canción dirigida a alguien que se ha hecho ausente, que se ha ido y nos ha dejado con la sensación de su presencia, con esa fragmentación que es oír su voz, su risa, o ver su mirada, su cuerpo y saber que nunca más se nos presentará íntegro, sino por trazos. Un rostro, en todo caso, puede más que nada. Es la epifanía más sublime y más humana en nuestra existencia. La aparición de ese rostro sin máscara, uno que brilla en la soledad de su infinito significado y nos dice: estoy aquí, no me ignores.

Houellebecq

Houllebecq vuelve

Por Patricia De Souza


Se acaba de anunciar en Francia la próxima novela de Michel Houllebecq, Una isla posible. La noticia no sería tan importante sino fuese porque todo el mundo dice, incluso el mismo autor, que será todo un acontecimiento. El despliegue es vasto, número especial de Los Inrrokuptibles, la revista parisina que lanzó a Houellebecq en sus inicios. En realidad todo lo que ha tocado este autor se ha convertido en oro. Pasó de ser un triste ingeniero agrónomo a un resignado escritor que se enorgullece de haberse comprado un Mercedes Benz, alguien tímido que no teme que lo filmen para la televisión. Uno de los últimos números de esta revista le dedica un número especial, con textos de Fernando Arrabal y Julian Barnes, quien revela los entretelones del premio de novela Noviembre del cual fue jurado (Barnes cuenta que fue Mario Vargas Llosa quien calificó Las partículas elementales (Anagrama 2000) de insolente haciendo que la balanza se incline de su lado).
Lo que sorprende es que desesperado y todo Houllebecq no dude en aparecer en cámaras, en hacer todo lo que le piden, incluso ser observado por un camarógrafo como una especie de animal raro en su casa-refugio de Almería. Para escribir su nueva novela, Houllebecq pasó un año y medio en esa región de España. Parte de este nuevo libro sucede allí y necesitaba encontrarse cerca del lugar donde suceden los hechos. En la entrevista dice que en España la gente es menos hipócrita que en Francia, o que los programas de televión de concursos y premios tienen un público más sano, menos cínico que el caso francés.
El tema de la próxima novela parace ser la clonación y las implicaciones morales y éticas que esto significa. En Francia, Houllebecq se ha convertido en un fenómeno masivo tipo Sartre, todo el mundo habla de él dando opiniones encontradas. ¿Se trata de un reaccionario, sí o no? Para Nancy Houston, escritora, sí, al plantear una visión del mundo homogénea y fatalista. Richard Millet, autor de Gallimard, de quien se acaba de publicar un libro de entrevistas, que pone por encima de la literatura francesa a la literatura hispanoamericana, nos dice que es sociología, pero que su lenguaje es elaborado. El mismo Houllebecq contesta: si fuese un reaccionario no diría que todo es irreversible y que está en movimiento. Por supuesto que sí, pero no es solamente decirlo, sino aceptarlo. En todo caso Houllebecq no pasará desapercibido para la temporada de setiembre,

Entrevista a Richard Millet

Autor de unas 30 novelas, Richard Millet es uno de los autores más importantes en Francia, dotado de un mundo singular y una ecritura personal. Director de la coleccion Blanca de la editorial Gallimard nos da algunas opiniones sobre la literatura francesa. Estas opiniones también acaban de salir publicadas en Acoso literario, Gallimard 2005.
1.- Por qué dice que la literatura francesa está acabada?
RM: porque no hay nada en el panorama, somos un país aburrido. Uno se aburre aquí, un país viejo y cansado, ¿no le parece?
2. Pero usted habla de sintaxis imprecisa al referirse a Jean Echenoz...
RM: Yo pienso en la experiencia literaria como una experiencia interior, al estilo de Bataille, y no como una experiencia interior sin manejo del idioma: un idioma constituye la experiencia en sí misma. Y sin embargo, para los escritores contemporáneos, la literatura no es más que un divertimento post-moderno, sin memoria, sin música y sin experiencia interior. Fíjese en lo que sucede en España, en Javier Marías, Muñoz Molina, o en todos los escritores de sudamérica, Vargas Llosa o Carpentier, hay un manejo del idioma.
3. Usted les reprocha sus espontaneidad...
RM: Ser escritor es empujar la paradoja hasta el extremo: es tratar de mirar de frente el sol y la muerte, es decir, sin melancolía, con una jubilicación calma, con ironía e insolencia, por qué no, pero no creo en los textos espontáneos, sólo si tienen el fulgor de los textos de Pascal.
4. Y Houllebecq?
RM: Es una estrategia sociológica.