Eros en las miradas
Acaban de estrenar una trilogía sobre el tema de Eros hecha por Michelangelo Antonioni, Steven Soderbergh y Wong Kar-Wai (In the Mood for Love), uno de los cineastas chinos más heteróclitosen la actualidad. Impresiona la forma en cómo Antonioni (quien influenció la Nouvelle Vague), un hombre anciano, es capaz de hacer una versión tan fresca acerca de la sensualidad. Se trata de una pareja joven que atraviesa una crisis y que luego encuentra una forma de salir de su encierro, una tercera persona, una mujer, que actúa como catarsis. Es curioso porque esto plantea otro tipo de relación, la relación abierta y no exclusiva. Aceptar que el deseo no se puede restringir a una sola persona o a un sólo objeto. Una visión plural, inteligente. Soderbergh, menos impresionante, más ceñido a las pautas cinematográficas, menos personal. Y Wong Kar-Wai, no pude verlo porque sonó el celular y tuve que salir disparada a una cita que había olvidado. Ojalá pronto se estrene en Limay ojalá pueda ver ahí el final.
Tony Blair
Después del atentado de ayer dos cosas han quedado claras: ningún país está a salvo del terrorismo. Esto parece confirmar el hecho de que los sistemas políticos son frágiles, sobre todo las democracias. Pero esa fragilidad, aquélla que se expresa en los comentarios de los londinenses, es también la prueba de que la democracia existe, es lo que le da sentido: aceptar este tipo de ataques, aceptar su vulnerabilidad sin convertirla en respuesta agresiva ni en sed de venganza. Ningún londinense ha tenido una reacción violenta, catastrófica o desesperada, sino serena y confiada. Tony Blair abandonó su reunión en Escocia con los países del G8, sin olvidó lo que lo motivaba: la discusión sobre el recalentamiento del planeta y la probreza en el África, algo urgente. Luego los comentarios sobre la forma en cómo han reaccionado los ingleses, han variado, desde aquéllos que condenan una reacción tan débil (ningún discurso policíaco sino reflexivo hasta ahora, el mejor, el del Alcalde de Londres quien resaltó sus ganas de que esa ciudad siga estando abierta al mundo, acogiendo a todas las culturas) hasta aquéllos que dicen que el terrorismo responde a una fuerza de destrucción sin objeto, nihilista o aquéllos que ven en la pobreza (Blair) un origen. Cuando los comentaristas dicen que si el terrorismo se debiera al hambre, el África sería el primer país terrorista, se precipitan un poco al olvidar que las guerras fraticidas allí no han cesado desde hace años y que el terrorismo no es sólo aquel que está dirigido a los países occidentales o capitalistas, es también el que está dirigido a los habitantes del propio país, como el caso del Perú en los años de Sendero Luminoso. Claro que el terrorismo es alentado por personas que provienen de las clase mediay casi siempre son ellos los ideólogos, pero los que ejecutan, los que ponen bombas y hacen de kamikazes, son nihilistas desesperados, dispuestos a todo, con un sol funesto en el horizonte, sin ganas de ver la luz y respetar la vida. Por eso Blair no está del todo equivocado cuando dice que hay que empezar a combatir la pobreza para cambiar la desesperanza y la violencia en diálogo y creatividad y bienestar. Para que vuelva a dominar erosy no tánatos.
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