¿Somos capaces de aceptar al otro, al que no se nos parece, al que no reconocemos mientras no decidamos verlo? Hay una serie de hechos que nos obligan a preguntarnos qué va a detener esta fuerza nihilista, esta cultura de muerte que se abre delante de nosotros. En agosto una gran parte de Occidente parte en vacaciones, los hoteles de Egipto, Indonesia, India, se llenan de turistas extranjeros, florecen ante la rabia contenida de una multitud de gente que se ha aferrado a la religión para encontrarle un sentido a su desesperación (ayer, acaba de haber otro aentado contra hoteles de turistas en Egipto). El desfase económico ha creado una cantidad inimaginable de nihilistas, dispuestos a morir por una creencia y a darle un sentido apoderándose de la muerte del otro. No olvidemos como seducía al monstruo de Hitler l poder condenar a miles de judíos a la muerte en el padecimiento. Esto nos plantea el problema del Mal y nuestra superioridad sobre otras especies animales. Cuando Hannah Arendt escribe Eichman en Jerusalén, trató de entender qué podía pasar por la cabeza de alguien para cometer actos infames (¡el lenguaje no puede haberse vuelto loco!, escribió), lo que encontró fue un imbécil, un estúpido ambicioso, alienado con el poder, que nunca se había hecho la pregunta de por qué hacía algo tan horrible. La religión impide hacerse preguntas proque tiene respuestas absolutas y fáciles. Pensar exige un esfuerzo que muchas veces el sufrimiento transforma en delirio o sicosis colectiva.
Sobre ese Otro
Hay una polémica que no cesa desde que se hizo el congreso en Madrid sobre la novela peruana contemporánea. Esta discusión gira en torno a una acusación sobre una acaparamiento de poder y también sobre gestos, actitudes, que tienen que ver con esa necesidad de pertenecer a algo, a un grupo o a una comunidad. Estos fenómenos identitarios, llevan a una especie de autismo en el cual el verdadero debate es imposible. Es casi su condición trágica. Pese a eso, pienso que podría haber un verdadera discusión sobre temas de fondo, una verdadera crítica de esas lecturas neo-coloniales de algunos comentaristas literarios que clasifican la literatura por orígenes étnicos, incluso por regiones. Ni siquiera me parece saludable que se debata sobre una literatura nacional, y menos femenina, de ahí mi incomodidad en el congreso. Era como una pieza suelta. Las pocas escritoras que asistimos hemos tocado temas de identidad con el idioma, problemas de la función de la novela, etc, ignorando un congreso androcentrista y, muchas veces, misógino (hacer una mesa sólo de mujeres, a manera de cuota obligatoria, por ejemplo), o algunos discursos realmente abrumadores, desarmantes por ser un fuego fatuo. En todo caso, este tema de la identidad, toca una fibra delicada, la de una sociedad que como la peruana, ha vivido siempre dividida en estratos muy diferenciados, una sociedad rascista y disimulada, muchas veces de manera cruel.El uso del poder cuando condena a la invisibilidad y la mudez a los que no lo tienen, deja de ser inocuo y se hace peligroso. Si reconocemos esos prejuicios, que todos reprodimos en una dirección u otra, y nuestrros límites, estaremos en condiciones de pasar a otro debate más interesante, tal vez, los mecanismos del poder del lenguaje. Por supuesto que existen, y todo escritor, si es sensible, está dotado para denunciarlos y combatirlos. El Nouveau roman, me decía un amigo escritor, nos ha hecho menos ingenuos. Justamenete por esa cosa atroz del Holocausto que puso en duda la posibilidad de una continuidad histórica coherente y la imposibilidad de decir (después de Auschwitz, es imposible escribir poesía, dijoTheodor Adorno): Es una herida enorme, y una herida que no cierra. Y nosotros sólo hablamos de la novela dentro de un marco decimonónico y como si lenguaje no fuese en censor de todas esas fracturas, sociales, culturales, de todas las marcas que ha vivido el Perú, que es un país que no vieve solo sino en el Mundo (espero!!). Por eso, todas esas anécdotas narcisas y mediáticas, me parecen desarmantes y dejan un halo de ausencia, ojalá no estemos ausentes a nosotros mismos, sin poder ver nuestro verdadero rostro. Y, sobre todo, no deformar el del otro, y menos, reducirlo a un cliché.
1 commentaire:
Paty, totalmente de acuerdo. Mira, sobre la polémica ANDINOS VS. CRIOLLOS, creo que lo único literario del embrollo y correo de brujas, ha sido el título del congreso que originó toda esta comidilla. Por lo demás, es un tema tan gastado que como todo lo excesivo, ya causa más risas que preocupación. Se siguen manifestando en los medios alrespecto, pero ya no vale la pena leer sobre ello. Un abrazo.
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