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dimanche, juin 29, 2014

partir, fuir..

poco a poco voy trasladando mi caray afectiva hacia Francia y desde Venezuela. Me cuesta, es otra separación que, nunca, es fácil. Dejar espacios habitados, amistades, costumbres, vaciarse.

pienso que Venezuela me ha mantenido cerca de mi Perú, ahora, la distancia será otra. El tiempo también pas ay nos divide, nos damos cuenta de lo que hemos vivido, de las cosas que nos importan., de los vacíos. Es domingo y la ciudad luce desierta, pienso que está melancólica, como yo.
Dejar esta casa, esta montaña, estos árboles y estos pájaros... otros espacios... yo, seré la misma?

mercredi, juin 25, 2014

Un autor que acompaña

Treinta años de la muerte del filósofo Michel Foucault, razones por las cuales es imprescindible leerlo.


Michel Foucault muere en el hospital parisino de la Salpetrière. Estamos en 1975 y los primeros indicios sobre su muerte son dudosos, más tarde se confirmará que ha muerto de una enfermedad hasta entonces poco conocida, el Sida. Militante, agitador de masas, no basta con pensar, hay que pasar a la acción, y él, como filósofo, lo hace convertido en esa “caja de herramientas” de la que hablaba Deleuze, dispuesto a apoyar los movimientos de rebelión contra la maquinaria estatal que asfixia al individuo. Foucault se va a instalar en el centro de un debate filosófico por la libertad, el cuerpo y la persona, el cuerpo y el deseo. Este debate se desarrollará en medio de la sociedad “bien pensante” de su época exponiendo a los sistemas políticos a un análisis sobre el abuso de poder y el exceso de vigilancia. Con Vigilar y castigar, esta reflexión abarca los sistemas penitenciarios y la prisión como un “dispositivo”, una tecnología política del cuerpo que domina el cuerpo y el alma a la sombra de los reglamentos. Con la Historia de la locura en la edad clásica, el análisis toca la evolución de los sistemas de vigilancia e instala la duda sobre la noción de lo que se considera como "normal" y los escenarios donde ciertas nociones son tomadas como verdades duraderas. Este libro es también una dura crítica al funcionamiento de las instituciones médicas y el uso del saber medical como instrumento de poder. Con Las palabras y las cosas el análisis del lenguaje lo lleva a hacer una epistemología de iconos y símbolos, el lenguaje constituido en una problemática frente al deseo (el centro de la reflexión de Jacques Lacan), la liberación y la valorización de la palabra de los oprimidos, inversión de poderes para sacarlos de una especie de mudez irremediable.
“El trabajo de un intelectual, nos dice Foucault, no es modelar la voluntad política de los otros, es, a través de los análisis que hace en los campos que son los suyos, interrogar las evidencias y los postulados, sacudir los hábitos, las formas de hacer y de pensar, disipar las familiaridades adquiridas, retomar la medida de las reglas y de las instituciones, y a partir de esa re-problematización (donde se juega su oficio de intelectual) participar en la formación de una voluntad política (donde debe jugar su rol de ciudadano). Bio-poder, ética institucional, compartir, poner en duda la política y sospechar de nuestras creencias, instalarse en la re-cuestionamiento de los valores que se convierten con el tiempo en verdades inamovibles, he ahí una parte importante del trabajo dejado por este filósofo.

Al poner el cuerpo biológico en el seno de la práctica histórica, Foucault inaugura la vía de una forma de historia de la resistencia y de la subjetivación, una forma fenomenológica que abarca el momento histórico y las condiciones de vida del individuo. El debate sobre este tema se hace urgente en nuestro tiempo, puesto que el discurso sobre la seguridad y la vigilancia se agudiza debido a una explosión demográfica. De otra parte, parece necesaria, en Francia, en toda Europa, una reflexión humanista y filosófica de los sistemas penitenciarios. Con un discurso político sobre la sexualidad en plena actualidad, el matrimonio homosexual es uno de ellos, el pensamiento de Foucault vuelve a cobrar vigencia, pero no en el sentido quizás que él esperaba, la sexualidad como una forma de utopía, proyecto individual de libertad fuera de las normas, sino como un discurso conformista donde ejercer el poder. Justamente, la pregunta que hay que hacerse es por qué reclamar una legislación (matrimonio) en el terreno donde lo individual podría gozar de un poder inalienable. Buena pregunta.

mardi, juin 17, 2014

El robo

hace unos días venía caminando por la calle Chivacoa, que baja de las Lomas hacia el sector comercial de la ciudad. Iba relajada, divagando cuando una moto se detuvo a mi lado. Vi que había un hombre montado, llevaba una bolsa plástica con unas salchichas empacadas, murmuró una petición. Entendí que necesitaba dinero para comprar un nebulizador para uno de sus hijos. Como olía alcohol, pensé;: seguro que desea dinero para seguir bebiendo, y saqué mi monedero y le di la plata. Pero enseguida vio que tenía un teléfono celular de esos que gusta a la mayoría de la gente y me dijo que se lo entregase amenazándome, enseguida se refirió a sí mismo y dijo que estaba como "enardecido" o algo así. Su acento hacía que no le entendiese (en realidad soy yo la que tiene el acento para él!). Quedé un poco desmoralizada, porque lo que más me ofende es no haber podido comunicar con él. Es decir, él en su rol de ladrón y yo de usurpada. Yo no quería ser la usurpada. Y hasta ahora me niego aunque ya no pienso pasearme con teléfonos inteligentes en la mano ni nada por el estilo. He tenido que reordenarme a partir de ese simple hecho, es como si no me reconociera en esa imagen. Es extraño,

días de días de movimiento, de visitas. Mi problema es que yo trabajo en casa, y toda la casa es mi interior. Cuando recibimos visitas, todo espera, acoge, y espera para volver a ser ese espacio privado en el que pienso y escribo. Sueño.

Voy separándome de Venezuela, noto que mi interés decae, cumplo un ciclo. Voy acercándome a otros espacios.

Tengo que distribuir tiempo para investigar, escribir y no perder el hilo. Detuve mi novela, he perdido la sensación. La idea: tener al menos unas sesenta páginas redactadas para poder seguir trabajando en Francia.

jeudi, juin 05, 2014

El lenguaje disecado

No hay nada que me produzca más encierro que el lenguaje como algo puramente formal, repetitivo, autista y monologante. Muchas veces siento esta impresión; que cada vez más el lenguaje comunica, es decir, usa las formas reales y formales de expresión, no significa de verdad. O no busca significar. Estamos más en los significantes, los usos de las fórmulas del lenguaje, pero menos interesadoAs en buscar un significado propio. No sé si me explico bien, la expresividad, por llamarla de alguna manera, tiene que ver con una entrega, una escucha, hacerle un silencio en el interior para que otras personas signifiquen. Es el equivalente a ser una esponja, un espacio donde alguien resuene, se llene de notas y no sea monocorde. Escuchar la música de los demás. Creo que, eso, se está perdiendo. Declamamos, recitamos, no decimos.
El encierro se hace más pavoroso cuando está dominado por la ideología del dinero, lo castra y lo hace reptante, práctico, instrumental. Las personas no tenemos rostros, solo somos un medio, un instrumento más allá de nuestro valor ideal, el capital. No valemos (significamos nada) nada. Acuérdense de esa pregunta banal entre dos personas: ¿qué significo para ti?

Es terrible porque es lo que siento en muchas relaciones, inclusos familiares. Siento, con mucha frustración, que este modo individual y no colectivo (donde el lenguaje se pretende autónomo), que además está lleno de ansiedad, puesto que nuestro valor social está en el poder de adquisición, ha pervertido la mayor parte de las relaciones. No tengo instrumentos para protegerme de eso si no es refugiarme en la escritura, ahí el lenguaje toca puertas, quiere salir crear sentido a lo que no lo tiene. Me pasa a veces con el lenguaje político y militante, lo siento en la prédica, algo de "cristología" hay en todo esto, en la lección repetida, y no en el análisis y el diálogo. Resulta muchas veces agotador, p y es constante en los diálogo en Venezuela. Son personas muy habladoras, es decir, hay una "oralidad" nata que  se oye a sí misma, es como una oreja musical, entretenida a veces, otras, agotadora porque es vaga, ligera, no se hace responsable de lo que dice. O, si lo hace, es siempre en medio de ese torrente de palabras. Es muy curiosa esta manera de hablar sin concentración, como por inercia. Analizaré luego esa sensación.

Imagen: vacío y pleno, es decir, vacío porque siento que el lenguaje se vuelve tan abstracto, tan automatizado que no encarna una persona, una vida, pleno, cuando el lenguaje sí me permite establecer un contacto con ese otroA que habla...

Son temas para analizar, pero, ahora, debo salir.... Me llevo mi libro de Henri Lefebvre, La vida diaria en el mundo moderno.... O algo así en español.

lundi, juin 02, 2014

A por el rey...

Pensar que España sigue teniendo una monarquía parece un oximorón, figura literaria que encarna significados contradictorios. ¿Se puede hablar realmente de democracia cuando se mantiene una fidelidad o tolerancia a la monarquía?. Casi nadie menciona que una monarquía es vitalicia, personal y hereditaria (sic), totalmente anacrónica e injustificable, por más méritos personales que tenga su gobierno. Es lo contrario de la democracia,, gobierno del pueblo y para el pueblo, y es la consolidación de una manera de tiranía, es la autocracia por excelencia.  No me imagino cómo no van a reaccionar la mayoría de los españo@s en medio de esta coyuntura pos elecciones europeas donde la izquierda ha dado un salto histórico. No solo es que Podemos ha comprendido velozmente cuál es el momento histórico que vive España, Europa, y el mundo (latinoamérica como motor de búsqueda, como fuente), sino que hay un agotamiento de la capacidad para representarse un futuro que no sea sombrío a la luz de esta horrible doxa neoliberal. Ningún país puede existir solo, y sin que nos demos cuenta, surge una especie de fraternidad universal. Hay demasiado sufrimiento en el mundo como para ser indiferentes y practicar la indigencia del alma que plantean las derechas. Yo no entiendo cómo en Venezuela puede existir todavía esa disociación con la realidad que vive la oposición. Es casi insultante porque es un lenguaje cerrado, el fin del lenguaje y la dominación absoluta del lenguaje que ya no es lenguaje, que es slogan.

Pienso que si lo que esta pasando en España me hace pensar en mi propia situación que puede encarnar la de otras personas, es que estas revoluciones a nivel del pensamiento y de lo que significa la acción, tiene que ver con una puerta de salida al exilio eterno al que parecemos condenadas muchas poblaciones, sobre todo, las mujeres, y que el neoliberalismo ha consolidado bajo el más absoluto silencio e indiferencia, Nunca antes he sentido esto de manera tan violenta. El desarraigo tiene que ver con esta pesada sociedad patriarcal que nos regala minucias, crea servidumbres y nos convierte en un cuerpo, cómo pesa ese cuerpo!
Que en España o en Venezuela, Francia,  por nombrar algunos países, exista esta capacidad de integrar esa realidad violenta en el lenguaje político, me parece un avance enorme porque se transformará en acción. No solo me concierne que sea en España, país con el tengo una relación muy próxima, sino porque es el origen del idioma que hablo, de sus lazos de dominación y de la liberación de la palabra, en el caso de las mujeres, urgente...

Ahora mismo acabo de par por la plaza Salabel, donde había un grupo de jóvenes entrenados en el cretinismo. Habían instalado unos parlantes enromes, de material hight tech para pedir la liberación de Leopoldo López. Lo más tonto del asunto es que tiene una audiencia en que se decide su libertad, al menos hasta dónde sé. Se insiste en hacer pasar como preso político a un violento, no a un demócrata. Y estos jóvenes, hiper reaccionarios, conocen los guiones y los intereses de algunos medios de prensa. Ni se enteran, porque no quieren, de lo que sucede fuera. La verdad que prefiero la mirada ilusionada de una persona que el cinismo que dibuja una mueca de desazón. La poesía a la tecnología, la literatura a la realidad. No quiere decir vivir de espaldas a ella y cruzarse de brazos, no es dimitir, ni huir, es obligarse a pensar con imaginación, dejar las puertas abiertas. Movimiento a la parálisis, el riesgo de lo que vine a a seguridad de lo fijo.