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jeudi, août 17, 2017

crítica a la vida moderna 8

estamos inundando.as de imágnes del atentado de ayer en barcelona, ciudad donde he vivido por temporadas y que me es particularmente cercana. No me gusta hablar con la emoción del instante, aprovechar coyunturas, aumentar el grueso de las "opinaderías" en la web.

esta forma de guerra barata, con lo que está a la mano, ejecutada por los que se dicen "el ejército islámico", no es solo terrorismo deplorable a secas, es más complejo, y tiene que ver con la posición de occidente que ha impuesto la guerra en parte del oriente medio. Pocas veces nos preguntamos cuáles son los rostros de quienes mueren día a día en atentados en Irak, Afganistán, Siria, o cualquier otro lugar acosado por la guerra. "La coalición", de la cual forma parte España con su gobierno de derecha, ataca, no rinde cuentas.
No puedo evitar pensar en lo desmesurado de las reacciones que no se interrogan sobre el tema de fondo, que es político. No creo que sea la identidad, además mcuhas veces comprendida como un producto, lo que esté atacando, es un conjunto político, cultural.

Barcelona es una ciudad que sufre los problemas de toda ciudad globalizada, emigración, saturación, costos altos, desarraigo, homogenización de la ciudad, etc... No es el paraíso turístico que se halaga mostrar en las redes, es una ciudad que padece ese turismo que ha generado un enorme desarraigo entre la gente que vive en esa ciudad.

de pronto, la gente se siente atacada en "su nodo de vivir", pero ¿cuál es ese modo de vivir?
esa es la pregunta que hay que tratar de responder, la respuesta a estas escaladas teroristas no es técnica, es política.

mercredi, août 16, 2017

Crítica de la vida moderna 7

de vuelta a casa, cierto recelo de regresar en auto, sobre todo en las autopistas francesas, que son, por su forma matemática y fría, una cachetada a la imaginación que desea contraste, ir lento. Creo que alguien dijo que la "identidad francesa" la fomentó las redes de transporte. Yo creo, y no soy la única, que se debe dejar de estriar el territorio de asfalto y dejar de fomentar el auto como el trasnporte ideal. Es egoísta y aturde, y si antes me gustaba, en distancias cortas, ahora lo detesto.

bajemos del auto.

llegando a Pau, había una bruma fantasmal, silencio, muy lejos del tumulto de París, aunque menos que de costumbre porque es agosto, ah, la soledad de los Pirineos. Se puede pensar mejor ante la ausencia de miradas, pero hay menos evento, lo que nutre a una imaginación sedienta de sucesos...

regreso...

alguien llama...

 velada en el restaurante Manko

quedamos  en París con un amigo fotógrafo para hacer una incursión en un resturante peruano en la lujosa avenida Montaigne en París. Necesidad de sabores y aromas que recompongan el interior, luego de accidente en auto, que quedó deshecho, la sensación de haber pasado cerca de la línea vital es intensa. Comprendemos lo frágiles que somos y lo veloz del imprevisto, no fue nuestra responsabilidad, sino la de un conductor que perdió el control de su auto. La densidad del tránsito en París, la aprensión que inspira esta ciudad incluso entre la gente que ha nacido en el mismo país, crean como un cerco de desconfianza. Algo tiene que ver el hecho de conducir a la defensiva, en terreno extranjero. El lugar (restaurante donde es socio Gastón Acurio) era entonces una especie de nido que podía acoger con sus sabores, sus lámparas belle epoque, su suntuosidad y su griterío mundado, un alma descolocada, en contacto con zonas grises de la experiencia desde que la madre de mi compañero se fue de forma intempestiva. Es difícil nombrar estos instantes, hay algo que se rasga, que se descompone en el lenguaje. Son momentos a los que todo.as asistiremos, y hay que estar preparado.as. Todo esto hizo que esa visita, guiada por la sobriedad del jefe de concineros, Melio Oriundo, fuese un isntante de verdadero sosiego. Melio ha nacido en el mismo departamento que yo, Ayacucho y tiene esa austeridad andina que yo perdí al crecer en Lima, tan alborotada. Su presencia se me hizo grata inmeditamnete, tocaba las orillas de mi contienente y de mi país valorizado por la mercadotecnia, ironía de la vida. La cocina peruana es revalorizada por una imagen de comida equilibrada y diversa. Su mestizaje de origen ha sido exportado gracias a las tencologías de comunicación y de marketing. Algunas veces ese azar objetivo produce este acomodo en el rompecabezas mundial. Un espacio pequeño que no garantiza duración pienso, puesto que las modas impuestas por la mercantilización son siempre caprichosas y aleatorias. Solo si se entiende este fenómeno como la valorización de una trayectoria cultural reconocida, de una historia como país, será durable.

La identidad por el estómago.

ya que no tenemos una identidad histórica, el estómago cumple un rol importante. Cumple el papel de la narración, de escritura de la historia a través de los sentidos. Cada sabor puede unir esas partes dispersas del país diverso que es mi país, pero no sé si eso funcione por mucho tiempo. La idea, como abstracción y sin asidero concreto, sin continuidad, puede terminar siendo consumida y desechada. Todo lo que se consume como cliente termina en el tacho de basura.

estamos en días grises, con lluvia, en pleno mes de agosto. algo se ha modificado en mi calendario individual. El hecho de vivir a través de las redes y ausente de una prosa colectiva, me devuelve una experiencia fantasmal y abstracta. Ya no vives donde vives sino en donde apareces de forma virtual, así, me levanto y estoy conectada con el Perú, con Venezuela o con México, de tiempo y tiempo visito Francia, y sin embargo, vivo aquí!

seguiré con esta idea del cuerpo ausente de la comunicación

es cierto que en París, por ser una ciudad cargada de eventos, se te exige una presensia activa, menos pasiva.




lundi, août 14, 2017

Crítica a la vida moderna 4

 un día calusoro en un París casi vacío. Es extraño, como si hubiese habido una catástrofe y todo el mundo andase en refugio. Hemos caminado mucho, plazas solitarias, cafés vetustos, llenos de objetos y con poca gente. La verdad que París es rico en espacios secretos, pasajes, calles desiertas, pequeñas ciudades dentro de la ciudad. Estos días he tratado de descifrar que hay dentro de lo que llamamos una trama vital, esas narra ji es que construimos día a día esperando dar un sentido a nuestra vida. Los viajes vividos por personas sensibles, despersonalizan porque hacen que esa trama se agujeree, se haga huecos con espacios que son bolsas de tiempo vacío. Hay que poner cosas dentro de ellas aunque no sabemos cuáles. También he estado pensando qué es la vida frente a la muerte, es inevitable cuando alguien se va, su energía se disuelve, qué sucede?  Feo que toda expresión de afecto cura, junta, recupera, da alegría. Me dio pena no tener esa generosidad que no espera retorno. Me hubiese gustado ser más generosa. Aprender. Estar en armonía, sentir que podemos entrar en un movimiento cinético con ,a naturaleza, con los hechos más duros, o más inesperados. Cuando hay compañía, cada cosa está repleta de palabras, de gestos. Eso es importante. Esta noche nos iremos al restaurante peruano con u. Amigo fotógrafo. I tentamos enraizar os a través de la comida. En este caso, de dos pisco souers.

mercredi, août 09, 2017

crítica a la vida moderna 3

es verano, o se supone que es verano, sin embargo hace frío, 14 grados, 18 grados, máximo.

el día está gris, es una sensación extraña.
en verano el rimto d ela vida en el norte se transforma. La gente abandona las ciudades hacia el mar, campamentos turísticos, hoteles, playas, se saturan de autos y casas rodantes. Estas vacaciones pagadas, o derecho a un mes de vacaciones, es uno de los derechos sociales más apreciados por los franceses, todo el año se planifica el mes de agosto. Desde los años 30, cuando se rueda la película de Jacques Tati, este derecho marca el ritmo del año, todo el mundo espera su recompensa y se abandona el ritmo laboral. En América latina no conocemos estos privilegios, tomamos vacaciones cuando se puede y nadie tiene asegurado ese tiempo de descanso. "Los pobres adoran trababajar", sic, sic.

estoy agotada de las noticias sobre Venezuela, lo que me mantiene en choc es la dimensión de la calumnia y de la mentira. Hay un mundo que funciona gracias a esa dominación, que incluye un desprecio profundo por el otro, una forma de racismo, es terrible. Es algo que me ofende profundamente porque creía ingenuamente que el orden mundial reposaba sobre un respeto mutuo. Me doy cuenta que solo funciona entre quienes se consideran "iguales". De esta manera, tienen derecho a ser llorados quienes son visibles ante la mirada de los dominantes, los países ricos que no pueden hacerse cargo de la existencia de otro que no emerge para él. Me hace pensar en Paul Ricoeur y sus ideas del recorrido hacia el reconocimiento. Hay un trabajo enorme para reconocer al otro como un semejante (connotación religiosa al margen), un igual.

vaya día, pensar en leer en el calor de una camita, esperar a tomar un té y un pastel, pasear por el castillo de Henri IV, mirar las cadenas de montañas pireneicas...

reposar...


mardi, août 08, 2017

Crítica de la vida moderna 2

regresa de hacer un recorrido por varios centros comerciales periféricos de Pau. La misma distribución de las ciudades, con parqueos inmensos, coonstrucciones de dimensiones inhumanas, enseñas, anuncios, un acoso permamente de la "sociedad de consumo" para la retina que se agota. Incluso la luz dentro del centro comercial es blanca, justamente para hacer que compres y te vayas rápido, automatismo de la sociedad neoliberal. Robotización del gesto. La trilogía trabajo-consumo-deshecho es un mandato, todo el mundo obedece, clase media mayoritaria que existe solo como consumista. La elite, los ricos, no tiene que soportar la monotonía de estos gestos, puede elegir. He ahí el gran lujo. Resultado he renunciado ir al supermercado sino es solo para comprar lo que no encuentro en las pequeñas tiendas Bio, o en el mercado central de la ciudad. Ahí existe aun "contacto humano",  lejos de las moles aplastantes de los centros comerciales que se parecen todos, absolutamente todos. Que sea Pau, París, Caracas, Madrid. O Lima. La misma vida chata y sometida, con avería simbólica.
Descubro que lso relojes Swacht no se reparan!
merde. Yo tengo un par comprados en Caracas que ahora son basura.
mala conciencia de burguesa que piensa en verde.
El centro de Pau cada vez más vacío, vamos unos días a París, en esta época es una ciudad para turistas, llena de turistas. Pero como unos amigos están fuera, nos dejan las llaves de su departamento y podemos pasar algunos días vagabundeando por sus calles, visitando parques y yendo a algunas exposiciones.
cada vez que miro la forma como está diseñada la ciudad, pienso en Henri Lefevbre y "su derecho a la ciudad", un momento, ¿esta ciudad? Pasa que estas ciudades están cuadriculadas, diseñadas con compás para que vayas siempre a comprar, el contacto humano es mínimo. ¿Cómo saldremos de la trampa del auto para ir a comprar, a la casa, a "dar una vuelta", como decía en Lima cuando era adolescente?
mucha gente no me comprende, cree que tengo una mirada pesimista. Y no, acabo de oír en la radio que en Francia hay que evitar el auto, cueste lo que cueste, de la misma manera que en madrid, lima o barcelona. no se piensa igual en auto, a pie se mira lento, y se mira mejor...
caminemos.

samedi, août 05, 2017

la búsqueda de una sobriedad feliz

mucha gente se hará la pregunta del por qué me intereso tanto por el tema venezolano. Y voy a detenerme un instante en este asunto. Cuando llegué, llegamos con Olivier a Caracas en el año 2010, no tenía idea de lo que estaba sucediendo a nivel político. En México, el país donde habíamos vivido antes, resalto que Olivier es funcionario público y que por suerte pudo estar ex-patriado en México, Venezuela y antes, el Perú, donde nos conocimos, había oído hablar lejanamente de la "revolución bolivarian", de Chávez, etc, pero hasta entonces, mi cultura política era pobre, conocía algunas ideas y conceptos, pero lo mío era la literatura y estaba segura de eso, así que no prestaba tanta atención a lo político aunque venía intuyendo, desde mi tesis en La sorbona, que el hecho de mombrar, elegir un código, eran valores de acción que se podrían considerar como políticos, es decir, yo actuaba desde una toma de conciencia de mi situación como mujer, como minoría en el discurso, y como dominada.
Cuando llegué a Venezuela, mi asombro fue intenso, descubrí que el mundo podía funcionar de otra manera, que el lenguaje funcionaba de otra manera y de que buscaba "otras respuestas", independientes y libres. Choc total, mi fascinanción por ese proceso de nombrar de esa "otra manera" empezó a descubrir espacios en blanco donde se inscribía un nuevo texto. No hay nada más emocionante que empezar a escribir una gran novela y Venezuela me extendía el papel, no para romantizarla o estigmatizarla, sino para descansar en ese movimiento, para nutrirme de él. No soy historiadora sino esrcitora y me interesan más las sensaciones, las impresiones, más que hacer abstracción de estos momentos, aunque escribir sea también hacer eso. Solo en parte es mucho más complejo y son ambos procesos combinados. Llegada a Caracas mi neurosis femenina  estaba en su punto más álgido creo, ningún hombre comprende esta necesidad de reconstruirse desde los esconbros.  La identidad femenina oscila entre la inmanencia impuesta y la temeridad que hay que asumir para enfrentar esa fatalidad.  Fue la primera y única vez (vendrán otras sin duda) en que escuchaba una música, un lenguaje que me reconciliaba con el mundo, con los hombres y con las mujeres. Era el incluir el femenino, hablar con respeto de las mujeres. Recuerdo una escena de televisión donde se veía a Chávez enseñando a su hija a manejar, creo que era Carola, la menor. La forma en cómo le hablaba, el cuidado, el respeto, eran tan nuevos en mi registro afectivo, que me empecé a interesar en ese proceso, en su lenguaje, en su forma de romper con la tradición epistemológica, en sus fallas, incluso. No podrá ser perfecto y es conciente de esa paradoja, pero es tan intenso, tan poético que no podía sino seguir.
No he trabajado nunca con el gobierno bolivariano, y no lo haría, salvo si es indispensable y hay una necesidad vital, he publicado un libro con una editorail de Ministerio popular de la cultura y les he dado otro, con una serie de textos, para que salga libre de derechos. Honestamente creo que la literatura no aporta nada si se rinde al sistema y opta por esa mercantilización a ultranza que obliga a quienes escriben a ser sus propios promotores y promotoras, forma sutil de prostitución que el neoliberalismo ennoblece tratando de crear una épica.
La literatura, mientras que la persona que escriba sea libre y se interpele constantemente, no corre peligro de ser panfleto ni doctrina. Creo que los "bolivarianos" son una forma de dinámica popular, con otra simbología y otros medios de expresión, lo que hiere la sensibilidad occidental tirana que ha dividido el mundo entre salvajes y civilizados. Esta es una guerra en el terreno de cómo nos vamos a representar el mundo, si en términos de igualdad o de dominantes y dominados, explotadores o explotadas. Una vida sobria y feliz, es posible, en todo caso es la utopía concreta que ilumina un poco el panorama. Es difícil transmitir esta sensación, es como una espera, un estado de contemplación sosegado en el que cada cosa encuentra su lugar. Sin duda es lenguaje e imaginación. Mientras hablemos desde el apego (afecto), creo que no hay nada que temer. Seguiré con más notas...