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jeudi, mars 21, 2013

La dispersión, ¿morirá la escritura?

me contaba una amiga que su hijo se niega a ir a la escuela porque no puede escribir. puede hablar, hacer exposiciones, pero no puede escribir. toda la mañana he pensado en por qué tengo menos tiempo para escribir en mi blog, para escribir mensajes a las personas que quiero, en poner por escrito, tan simple como eso, las cosas que voy pensando durante el día. algo tiene que ver el fb, el hecho de andar entregando, por fraseos, ideas, me quita tiempo y me impide extenderme. siento que la necesidad imperiosa de comunicar, o de entregar algo, ya está saturada con este dispositivo. además, en medio de esa maraña de mensajes, ¿por qué tendría que interesar más el mío, no está demostrado que la atención es cada vez más rara, casi como la prehistoria de nuestra manera de relacionarnos? todoas tenemos la atención puesta en cientos de cosas: noticias, mensajes, imágenes, mensajes que no cesan. para concentrarse es necesario el silencio, pero la vida nos llena de ruidos incesantes. he corrido toda la mañana de ayer antes de sentarme a pensar con calma. y esto, considerado como un privilegio que tiene que ver con un espacio físico, una casa en un lugar apartado de la ciudad, con un tiempo, que puedo, hasta ahora acomodar de tal forma que me deje pensar, imaginar!!
pensaba, ¿no será que este niño no puede, ya no sabe cómo prestar atención?
no lo sé, pero hay algo que está cambiando en la manera de comunicar y pensar. claro, sin escritura, la manera de pensar es distinta, no hay ese vacío que existe entre el pensamiento y  la escritura, no hay esfuerzo para llegar a él y ponerlo en frases, no hay abstracción, y por lo tanto: no hay sujeto!! quizás asistamos a la desaparición de sujeto tal y como lo hemos conocido. si no existo como sujeto único, ¿por qué debo pensar individualmente, dejar una marca individual? eso se me he venido a la mente escribiendo... busco...

foucault ya había dicho que el sujeto no existe, somos una serie de procesos internalizados, como una red de contenidos significantes que actúan sin cesar. somos siempre los otroas, el inconsciente es la parte más visible: el inconsciente son los otroas que hablan en nosotroas...

presto atención a esta duda: desaparecerán los escritoreas, la escritura como medio de comunicación, nos quedaremos en la fase oral del proceso, en el presente indicativo, desaparecerán ciertos tiempos, comprimiremos nuestra manera de pensar, seremos solo seres prácticos, menos reflexivos, menos poesía, menos emoción, uniformizadoas? no sé. es una pregunta abierta,

por lo pronto, siento que dispongo de menos tiempo real, y eso, porque siempre hay algo que distrae. habito menos mi espacio, me impongo tardarme sobre las cosas, los objetos, sobre todo en las personas, siento que miramos nuestra cabeza repleta de mensajes, pero que no estamos donde estamos.

trato de mirar, y mirar bien... pero siento que me cuesta...

atrasarse en todo, caminar lento. no correr... la abstracción tendrá otras formas, quizás. no lo sé...
lo que sí es cierto es que el fb me quita las ganas de recorrerme, de hablar de lo cotidiano...

para pensar...

vendredi, mars 15, 2013

Marcel Schwob, en Babelia


A Marcel Schwob (1867-1905) siempre lo leí por fragmentos, lecturas accidentales, nunca terminadas, o a través de algunos textos críticos de Jorge Luis Borges (el prefacio a La cruzada de los niños), de autores como Enrique Vila-Matas o Roberto Bolaño, pero esta inmersión en a obra de Schwob, gracias a la traducción de Christian Crusat y Rocío Rosa en Páginas de espuma, me ha permitido conocer mejor a un autor francés que de hecho es un referente importante para comprender mejor la genealogía de un tipo de literatura que podría ser interpretada como simbolista, surrealista (también podría emparentarse con Lautréamont y sus Cantos), fantástica, y realista en sus Vidas imaginarias, biografías noveladas que tendrían una llave de acceso a través de Vidas paralelas, de Plutarco y  Jenofonte, autores de la época clásica. Schwob nos llega impregnado de un perfume fresco, y por eso es un referente importante, su enorme cultura clásica, francesa y anglosajona, su “cosmopolitismo” en una época en que la mayoría de autores vivían limitados por las fronteras, nos hacen ver en él  un personaje de nuestro tiempo. Su influencia está todavía muy cerca en algunos autores en francés, Pierre Michon y su minúsculas biografías, en Jean Echenoz cuando escribe sobre Ravel y el corredor Zatópek, Pascal Quignard, por supuesto, o el libro de Vila Matas sobre los escritores del No.
En este libro, El deseo de lo único, se reúnen algunos textos de Especiélago (publicado anteriormente por Siruela), los estudios sobre el poeta Francois Villon, Louis Stevenson, y Thomas de Quincey, el arte de la biografía, El terror y la piedad,  La perversidad, Meredith, vidas ejemplares como las de Julián el hospitalario, Plangón y Báquide, y otros textos heteróclitos  e importantes como La risa, El arte, o El amor. La pléyade es larga en un autor lleno de referentes clásicos como populares (su estudio sobre las coincidencias entre el Hamlet de Shakespeare y algunos cuentos populares en gascoña o la vigencia de este arte popular del cuento en Cataluña, son algunas perlas). Un oído fino para el lenguaje de la calle de Villon y una pasión por otros idiomas; Schwob tradujo a Shakespeare y Daniel De foe. La elección de los textos supongo que responde a la idea de mostrar un mosaico sobre de la obra de Schwob, aunque incluya pocas ficciones como El rey de la máscara de oro, Corazón doble o el Libro de Monnelle (libro en línea en francés), compuesto de retratos espirituales y sensuales de mujeres en la marginalidad, extraño texto entre clasicismo y surrealismo. En realidad toda la obra de Schwob  oscila entre extremos, entre un lenguaje erudito y poético (muchos creen que su influencia fue radical en André Gide y sus Alimentos terrestres) y  la reproducción de un lenguaje pastiche del argot medioeval, una soltura plástica en su simbolismo, y una racionalidad contenida, claro, y turbio, emblemático y esotérico (a lo mejor, de ahí su relación con Borges y Alfonso Reyes), sensible y a veces muy frío. Una amiga me decía que le costaba leer a Schwob sin un diccionario refiriéndose a la erudición de  sus textos, pues hay que olvidar el referente, porque Schwob ha girado sobre su propia órbita con ese brillo lejano y extraño que poseen sus textos. Su fascinación por  el argot francés de las bandas (coquillards), sigue siendo una referencia, como su pasión por Villon (cuya vida fue alucinante: entre bandido y poeta perseguido) y por los autores ingleses, sobre todo, Stevenson y sus viajes,  una constante también en su vida, que se mantuvo hasta su muerte en Samoa, aquejado de una enfermedad desconocida y con solo treinta y ocho años. La generación de Schwob estuvo marcada por figuras relampagueantes, Colette (gran amiga de la artista Marguerite Moreno, con quien se casó), Jules Renard, Valery, Paul Claudel, entre otros nombres que iluminan nuestro cielo.

El deseo de lo único,  Colección voces de ensayo, Páginas de espuma 2012.
312 pag.

mercredi, mars 06, 2013

La desaparición de Chávez, la desesperación de los pobres

Ante este estallido de imágenes, de parlamentos, de sarcasmos, de frases sentidas, solo hay algo que me parece una evidencia: la desesperación de los pobres.
Hay una sensación de abandono, la certeza que nadie como Hugo Chávez asumirá la defensa de los más vulnerables. Ningún líder tuvo las agallas de imponer una voluntad política a la economía, de dibujar otro mapa en su país, de pensar que una revolución no es solo un reordenamiento social, redistribución de riquezas e inclusión social concreta, sino una mirada nueva hacia el más necesitado, al más miserable, una mirada de afecto, de reconocimiento pleno. Esa era su fuerza y por eso, más que por histeria, la población venezolana más pobre lo llora. Han perdido esa mirada que recompone, esa mirada que estructuraba su presente y los proyectaba hacia el futuro con dignidad.

No entiendo por eso las miradas mezquinas, estereotipadas, la anuencia de ciertos medios, el ensañamiento, la facilidad para etiquetar... No la entiendo y no la comparto. Por muchos años se ha hecho una caricatura del Presidente de Venezuela, su manera de hablar poco cuidada, incluso de sus rasgos físicos (un zambo en el poder, claro), su falta de retórica manida, su querer hacer de lo político un gesto afectivo, comprometido y auténtico. Pueden reprocharle a HC haber abusado de los medios de comunicación con un protagonismo excesivo, pero no falta de autenticidad. Su mayor fuerza es no haberse dejado enceguecer por el poder y haber sido fiel a su compromiso con los pobres, su recuperación como ciudadanos, moralmente, económicamente.

El anticapitalismo de HC siempre ha sido una búsqueda de un nuevo socialismo, más inspirado en Mariátegui que en Marx, más americanista que europeo. Su aversión a los monopolios, al capitalismo financiero también, como lo es para toda persona que considera que las personas no son un medio sino un fin, para cualquiera que todavía crea que una sociedad de iguales es todavía posible. Sus derrapes también son parte de su biografía, estuvo siempre desesperado por crear otro mapa geo-político desconfiando siempre de los poderes hegemónicos saltándose algunos peldaños. Su solidaridad con Cuba, sí, con la persona de Fidel Castro, pero no con su gobierno. Nunca dijo que Cuba era una democracia auténtica, la suya, sí, quería, y deseaba una sociedad de iguales.

Hay una cosa que sucedía con este líder venezolano, una empatía extraña, misteriosa que se ponía en juego apenas se le oía hablar. En él se podían proyectar muchos rostros, se las jugaba de manera autentica, sin mentira. Tal vez ese valor haya sido su fuerza, en un tiempo de cinismo y fariseísmo, HC siempre jugó la partida limpia. Luego aparece la enfermedad, de manera soterrada, en un cuerpo extenuado por la actividad frenética, desesperada por no abandonar a una población que se aferraba al líder( la enfermedad también son los Otros que hablaban en él, los que sufrían, una inconsciente aterrado por esa vulnerabilidad). Chávez ha tenido el rol de la madre, la madre que acompaña, orienta, da cobijo, calor humano. De ahí que su pérdida sea tan sentida. El desarraigo general viene del hecho de perder a alguien que con su presencia permitía soñar en un mundo mejor, que, con su afecto, hacía pensar en la política como un ejercicio limpio, afectivo, y de verdadera vocación de servicio, y no en una tecnocracia cínica, descreída y ambiciosa. Era un verdadero hombre político, pero también un excelente amigo y acompañante.

Me quedo impactada con algunas frases burlonas, el oportunismo de algunos "opinadores" que aprovechan el momento para hacer de francotiradores. Por momentos mucha vergüenza, como dijo Jean Luc Mélenchon al oír frases pedantes, cargadas de necedad que alimentan la imagen retocada de repúblicas bananeras. Pese a todo, los periódicos de la oposición más recalcitrante en Venezuela, llaman a la unidad y a la reflexión, esperemos que este llamado alcance a toda América Latina.

vendredi, mars 01, 2013

¿El Perú va realmente bien?

No, no siento ese bienestar que toda la gente dice que se vive en el Perú. El bienestar no creo que se obtenga  de una cultura del consumo y del desecho, del menudeo, de la simple regla de la oferta y la demanda, de una sociedad principalmente de consumo. El bienestar es mucho más complejo  y si me dicen que antes una persona no tenía tarjeta de crédito y ahora la tiene a fuerza de pagar intereses colosales y endeudarse a vida, pues tal vez habría que hacerse la pregunta. El modelo de desarrollo peruano parece inspirado en la lógica de la inversión pura y del empleo precario, donde, por supuesto no entra el discurso de la igualdad. La teoría de la "selección natural" que todo el mundo acepta como paradigma de desarrollo sin chistar, o la meritocracia (nunca antes ha habido tanta angustia por poseer un diploma), no son por tanto, valores universales, son paradigmas que quizás quedarán cada vez más rezagados (espero que sí). La construcción civil florece a toda velocidad, las estructuras viales se mejoran, la gente compra en los supermercados, todo parece haber mejorado... Después de varias semanas, el esmalte se cae y detrás de eso aparece lo que está detrás del ruido y de la aparente bonanza: detrás de una sociedad solo de consumo se esconde una pobreza interior, una pobreza de imaginación, de valores vitales y humanos. Hay un "encanallamiento general", un deterioro moral colectivo. Una sociedad que hace del maltrato una divisa, es inquietante, y lo digo porque esas mejoras no han terminado con el maltrato habitual que se cultiva entre todos y todas las peruanas, cada persona se yergue aplastando la cabeza de alguien (aunque sea de forma simbólica), todo se consigue para "capitalizar", para ostentar, para pensar que una ascensión social es posible, que el status social termina con la segregación y la marginalidad, pero, la pregunta ¿es ese un crecimiento duradero y cuáles son los riesgos? Hay algo que para mí es revelador y es el lenguaje, y el uso que se hace de él. Escuchaba la conversación de un grupo de hombres en un café. Los tonos eran agudos, gritones. Las frases rudas, esquemáticas, de un desenfreno sin envoltura, una identidad histérica, al borde de las lágrimas. No es por nada que la mayoría de la población es sensible a los discursos radicales de una prensa que no dialoga, a una prensa policial, cerrada al diálogo. No es por nada que aparecen cada vez más iglesias evangelistas, mormonas,  etc... El "vínculo social" lo mantienen ellas, no los partidos ni las asociaciones civiles, los peruanos en este momento dialogan poco, han pasado de una autoestima devaluada a una histeria nacionalista, solo se habla de temas locales, no importa qué pase en el mundo, de pronto hemos inventado todo, la cocina, por dar un ejemplo... Nadie confía en la política, los jóvenes no tienen conciencia de clase ni saben a qué país pertenecen, no se ven y no ven a nadie más que a su deseo convertido en deseo de consumo, el objeto lo posee todo. La educación es una cárcel. Aparecen universidades por todas partes, de todo tipo, academias, escuelas precarias, la educación es un negocio redondo, y el Estado peruano deja hacer, Nadie protesta, nadie dice nada. Si un periodista escribe sobre un tema político, es en forma de inquisidor, acusa, ofende, es tajante. NO acepta ser mediador(a) si no que desde la tribuna, es, a su turno, el dictador. La tentación absolutista en el Perú, donde hay un desgaste de los vínculos sociales laicos, asusta. Es casi un síntoma de fanatismo. La Iglesia, sí, el partido político, no. La peluquería sí, la biblioteca no. La derecha, sí, la izquierda, no.

¿Y los intelectuales? No sé a qué pertenece esta categoría, es un misterio,  percibo una fijeza, una falta de diálogo que se parece al encierro. Repetimos lo mismo desde hace años, pero nada ha cambiado. Hay solipcismo, en plena época de globalización, el Perú es cada vez más peruanista, pero qué dice por ejemplo Mariátegui de esta forma de peruanismo tan cerrado, tan excluyente y autista: Los intelectuales en su mayor parte, componían una sumisa  clientela de los herederos o los descendientes de la feudalidad colonial... Ahora los intelectuales están al margen de ese crecimiento aparente de la sociedad, tienen cada vez menos espacios y se encuentran de cara con la  necesidad de ser también "comerciantes", mercaderes, un desclasamiento brutal, no hay espacio.
Si regreso al tema del lenguaje, el lenguaje no refleja lo que son las personas, si no lo que aparentan. Nadie desea una sociedad de iguales, sino de selecciones naturales, si hay esclavas de la casa, es porque es así, natural, si hay personas condenadas a la ignorancia es porque no lo merecieron o no hicieron lo suficiente para lograrlo, el neo-darwinismo es común, que sean intelectuales o no... ¿interesante, no?  Nadie desea pensar en su situación real, concreta (decía Hernando de Soto, ultra liberal, que los créditos inmobiliarios no se podrán reembolsar) si no en lo que le permite creer la sociedad peruana tan llena de castas. Las universidades se encargan de reproducir el mismo modelo, las familias también, la ascensión social es único sentido, aunque el lenguaje no proponga, no analice, no intercambie. Creo que de ahí ese tono tan estridente, tan afectado.

El nacionalismo es un síntoma de este tiempo, a veces un paso forzado que podría llevar a pensar,  como Mariátegui creo que adopto más la visión del que se dice "internacional": el "internacionalista" es quien siente mejor lo indígena y lo peruano, no lo vuelve exótico, no lo reduce a un símbolo ni una leyenda, lo mira como algo vivo (es esa sensación que dan las tiendas de tendencia popular o andina, disecan todo para presentarlo como un producto al consumidor desorientado, al final el consumo es siempre para llenar un vacío), lo indígena, lo peruano, no es el esprit del jirón de la unión, ni de las tertulias limeñas, sino una cosa mucho más honda, más trascendente, escribe JCM...


pues, como observadora, mediadora, lo que fuese, creo que en algún momento hay que tener el valor de aceptar que nada es fijo, que los paradigmas deben y pueden cambiar, que no podemos quedarnos paralizadoas por el brillo hipnótico de ese crecimiento de hojalata, en medio de un balbuceo constante. En todo caso, esa no es mi fiesta.

Fotos: loc contrastes brutales en Lima, sublime casa en Barranco y pobreza en el barrio del Agustino, en pleno centro de Lima.