y después de la turbulencia, el resfrío... la calidez de los venezolanoas... una voz, un tono, una cierta porosidad... me voy al médico con la canción de Carlos Baute y Marta Sánchez (la oí en París con Grecia, y la había escuchado pero no sabía que hablaba de mi Venezuela), pensando en irme a la playa este fin de semana, pensando que la vida, si la observamos bien, es espléndida.
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