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samedi, novembre 18, 2006

Antonin Artaud


Ayer quería escribir algo sobre un sueño que tuve la noche anterior. Estaba en una calle y un hombre, que se parecía a Walter Benjamin (?), me confundía con una prostituta. En el sueño yo trataba de explicarle a esta persona que había cometido un error, sin lograr llamar su atención, mientras me jalaba por una mano haciéndome cruzar una calle. Ahí el sueño se corta, luego, me vi hablando con psicoanalista, que era el padre de M, y a quien trataba de explicarle mi malestar. Pensé hablar de este sueño porque intuyo que tiene que ver con el miedo que sentimos las mujeres de nuestro propio deseo, y el terror a que alguien nos desconozca. Prostituirse significa también traicionarse, tiene que ver con la frase de Hamlet, "sé fiel a ti mismo". Supongo que también está en relación con el miedo a no ser valorada por la mirada de un hombre, es ese rostro que se nos borra, de ahí la confusión y la necesidad de hablar luego con un psicoanalista. Cuando Paul Ricouer escribe su “Parcour vers la reconnaissance” analiza justamente el hecho de que toda vida es un recorrido hacia el reconocimiento afectivo, humano, existencial, en la mirada del otro. Creo que nada ofende más a una mujer que verse reducida a un cuerpo, vuelvo sobre este tema, confinada y condenada por él. Pienso en las mujeres intelectuales que han terminado renegando de cualquier rasgo sospechosamente “femenino”. Si entrevisto a Virginie Despentes, le preguntaré por este tema. Ella dice en su enyao que ya comenté: “estoy harta de vivir en un mundo en el que todos los hombres te hacen sentir que estás demás porque no estás buena”. En fin, es terrible en el caso de un hombre o una mujer, porque se convierte en una máscara. Pienso en le libro de Millet que pronto publicaré en Lima y que habla de la fealdad en un hombre, es terrible. Volviendo al sueño, creo que siempre le he temido al hecho de ser considerada “mujer" (como una condena), y por eso escribir ha sido la libertad. En algún instante, debe ser esa escena de "Electra...", en que el personaje piensa que la van a violar, la consciencia de que no podía tolerarlo, ha surgido (ojo, es una violación a la integridad psíquica del personaje). Es, por supuesto, una respuesta frente a la violencia, no es la indulgencia lo que ha hecho que decida escribir, es la imposición, el rechazo al sometimiento.
Voilá...

Leo en Le monde des livres una entrevista a Jonathan Littel, una de las pocas que ha dado desde que se ganó el Goncourt. El dice que cuando escribe avanza en una oscuridad total, hacia otra mucho más intensa. !Qué alivio! Pensé que era la única que sentía que pedaleaba en la nada, ciega. Littel ha escrito "Los benevolentes" en francés, con anglicismos porque es su primer idioma... Cita un libro de Maurice Blanchot que no he leído y que Richard Millet, me comenta es uno de los mejores en lo que se refiere a crítica literaria, El espacio literario, supongo que debe existit en español... Lo buscaré en París.
Muero de ganas de ir a ver la gran exposición que la BNF le consagra a Antonin Artaud. Pobre Artaud, siempre me impresionó su vida, su tragedia individual, y su encierro en el hospital de Rodez. Hay que leer el Teatro y su doble, para entenderlo mejor... En el diario de Anais Nin, la parte del incesto con su padre español (qué raro un apellido así en España), cuenta varias visitas de Artaud a su casa Loucevielles. Ella siempre que podía le daba dinero para ayudarlo en sus aprietos. En realidad Artaud se pasó toda la vida sin un centavo.
Quería encontrar una frase Artaud que yo había copiado, pero es imposible. Mis fichas no se parecen a nada, !son un caos! Era algo así: Moi, Antonin Artaud, je suis mon père, mon fils, ma, mère et ma soeur.

1 commentaire:

Anonyme a dit…

Artaud es Artaud y todo el resto no mas que relleno.