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jeudi, octobre 30, 2008

Herralde

Hoy me levanto con ganas de seguir leyendo, buscando estar conmigo, con mis lecturas, puliendo ideas, y de pronto, recibo un mensaje de mi amiga Fietta, desde El país, quien me cuenta de que estaba en la lista de fialistas del Premio Herralde de novela. A ver, quiero se honesta. Lo primero fue una gran sonrisa, lo siguiente es pasar fila a todas las cosas que un reconocimiento literario sucita cuál es su relación con todas las dificultades de cientos de escritores que escriben al borde del precipicio, sin estímulo y en un medio de la pobreza, del miedo, y de la nseguridad. Pero sobre todo, de los que no tienen derecho a hablar. Lo digo sin pensarlo mucho, ese derecho de palabra me parece importantísimo. Yo me siento parte de ellos, de los pobres, de los marginales, no de los de los que siguen el brillo fatuo de lo que resplandece al exterior. Pensaba en que lo más importante es nunca, nunca, falsear ese proceso de escribir, olvidarse de los fhashes y de la ambición venal, esas cosas me dan pánico. Si estuve feliz con el premio Nobel de Le Clézio, fue porque en medio de lo que una cree un páramo (siempre confiaré en la capacidad de producir saber de todoas), surgía este oasis, este espacio vital de una persona que miraba el mundo con una mirada limpia, no descreída ni cínica, confiada, llena de sueños, de capacidad de soñar. Pero también, y es importante que lo diga, siempre pienso que existe una búsqueda empecinada en algunas personas que escriben: la de confiar en que nuestros recursos racionales, creativos e intuitivos puedan dar cuenta y explorar las preguntas más importantes de la vida, darle incluso sentido en el mismo trabajo de escritura. El por qué estamos aquí, si es posible trascendernos, y sobre todos nuestros valores más importantes, que son, serán siempre, las grandes interrogantes. Si dejamos de preguntarnos sobre esas cosas, esto lo decía Monique Canto-Sperber en una entrevista en France Culture: una sociedad pierde su valor más absoluto, el más humano.

Y una última cosa importante, yo que confío tanto en la capacidad de comunicar del lenguaje, saber que se "oye" una forma escrita, puede ser alentador. Es poder confiar en el poder de las palabras y en su capacidad de persuasión. Lo que importa no es ganar o perder, sino que hayan, que siempre existan Lectoreas... Y eso sería todo.

Y ahora, a caminar y a mirar árboles!!

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