Casi termino los Cuadernos de juventud de Simone de Beauvoir, pena de llegar al final, quién me acompañará después, qué, quién me hará sentir menos desamparada... sola? Leo un fragmento que me parece revelador en esta mañana de invierno en México:
(habla de Goethe) ...me resulta espléndidamente extranjero, por qué? Temperamento demasiado carnal, o acaso, tendría que ser trágicamente carnal, pero este lugar hecho tan tranquilamente a la vida, sin desgarro, sin inquietud, me choca. El más intenso desorden, si es aquel de un André Gide buscando alimentar su alma, como una estrategia, una provocación, me conmueve. Los amores de Goethe me dejan fría: ni contrarios a las inclinaciones de su alma, ni demasiado anclados en su alma, tan solo en acuerdo con ella, sí (siempre se elogia el acuerdo goetheano entre cuerpo y alma, pero en acuerdo porque son son extranejeros el uno con el otro!!)... Oh, desacuerdos que nacen de una amistad muy profunda!!! G es demasiado económico incluso si se cree generoso, es poco arriesgado... Si sufre es de sequía de amor y no de un desborde. Ha conocido el vacío por cansancio, pero no por ese vacío puro que está en todo. Y luego, esa gracia de la fantasía, esa ironía, ese grano de locura necesario para mí, cómo le hacen falta!! Pascal, no, pero tampoco Goethe, por qué no:
elegirme a mí misma??
No es genial? Y sobre su primo Jacques, ah, primos Jacques, yo sé que tengo alguno!!
Aburrimiento, un cuatro convertido en tres, qué es? Cosas que podrían tener sabor si tú las probaras. Pero ni siquiera sé si existes. Cómo transformar ese mito en hombre, cómo esperar ese milagro? Mientras más me acerco, más me alejo. El pasado ya no es ayer, y el futuro está perdido...
(Mi traducción)
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