No cuesta mucho nacer y crear cada día,
El Nacimiento del día, Colette.
Imposible escribir ayer, salida veloz hacia Cuneo, ganas de ver, de crear. La víspera, en Niza, luego de una visita al médico que me desmitificó todos mis males (una adorable acento de Fernandel) abandoné su estudio pensando en perdeme por las calles del viejo Niza. Y Fue reconfortante: calles, plazas, ventanas abiertas hacia un cielo azul, un fondo de mar anunciando una tarde fresca, un niño en una plaza, hermoso como un sol, gente en las terrazas y en los cafés, todo eso a un ritmo atenudao, febrilmente suave... A veces, la certeza de que siempre hay algo que nos sorprenderá, a lo mejor cambiar nuestra forma de sentir y escuchar las cosas, agudizar el oído, la mirada, afinar la voz al hablar. Todo eso, una no sabe con quién compartirlo, la belleza es un espectáculo solitario, por eso, a veces, es doloroso.
Y ayer, fuimos a Cuneo, en Italia, con Nathalie, apasionada de iglesias e iconos religiosos. Larga caminata, para mí agotadora, como buena peruana, por calles atestadas de gente, luego silenciosas y, entonces, todo estaba ahí, servido, para que disfrutemos; una plaza solitaria, unas arcadas largas, profundas como una garganta, llenas de tiendas y escaparates luminosos. Una tienda de sombreors Borsalino, donde pensé que debía comprar uno a papá, cafés y más cafés, el célebre Ariosto, donde Hemingway hacía un alto para comprar chocolates... Nathalie ha tomado fotos pero no als he visto... la imagen me importa menos que las palabras...
Almuerzo, paseo, y luego retorno a la residencia donde encontramos una mesa llena de gente, algunos nuevos, realizadores de teatro, cineastas, y artistas plásticos. Adoro ese movimiento social, me instala en un estado de creación continua, porque, casi seguro, lo justifica. Termino lectura de Colette, devuelvo el libro a la biblioteca, ganas de terminar otro nuevo capítulo de mi novela. Espera silenciosa, o tumultuosa, para saber si sale el libro en España este mes, o si tardará más de lo que esperaba. Tiempos de crisis. Espera, ventana abierta hacia la montaña. Contemplación.
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