En un monasterio siempre se encuentra textos de abates, no es extraordinario y yo no he encontrado al abate Pierre, pero sí uno del abate Dinouart que se ha hecho eco de este día, El arte de callarse, algo que me cuesta (contenerme, callar y oír), nos cuesta, seducidoas por la elocuencia, el sonido de nuestras voces.
Un signo, una sonrisa que se nos escapa, puede hacer todavía más criminales a aquellos que se escapan porque creen que nos divierten y nos seducen. Que tu rostro hable por tu boca. El sabio posee un silencio expresivo que se convierte en una lección para los imprudentes, y un castigo para los culpables...
Entonces que nuestro silencio no sea prudente ni artificial, que contenga, que sea auténtico, que escuche (y que ría de vez en cuando), diría yo. Porque lo que más nos cuesta es saber mantener silencio cuando es necesiario y hablar, decir qué sentimos, qué deseamos y quienes somos cuando nos lo piden. Eso también implica saber acoger el silencio de los demás, aceptarlo o hacerlo creativo. Donde ha habido amor, cariño, deseo, que suene las campanas y que florezcan nuevas flores. Subiendo la montaña, hecha una zarastrustita; pensaba: el reto, el más apasionante, el más complicado es saber crear con cualquier gesto, hacerlo suyo, comprenderlo sin juzgarlo, es esa la leccción de san Francisco de Asís que inspiró este monasterio del Siglo XVII... Humilitas dice una inscripción en una de las células...
Y otra frase que me gustó de este librito del abate Dionouard: Es en el tiempo del silencio y del estudio que debemos prepararnos para escribir (...) Escribimos a menudo mal; a veces, demasiado, y nuca lo sufieciente..
Ah, ah; con esto me voy a escribir sobre México, Perú y el mundo entero, si la gracia me llega... Cuauhtémoc..., me hubiese gustado ir a la exposiciónn de la National Gallery en Londres sobre este personaje...
Il me fait rêver... Una impresión como el insight del psicoanálisis: sola pienso mejor, sin miradas es difícil mentir. Yo no quiero actuar un personaje, aquel que miramos desde fuera sino ser auténtica, con todos, sus riesgos, con todos sus padecimientos, al final, siempre se sale fortalecida...
o no?
Un signo, una sonrisa que se nos escapa, puede hacer todavía más criminales a aquellos que se escapan porque creen que nos divierten y nos seducen. Que tu rostro hable por tu boca. El sabio posee un silencio expresivo que se convierte en una lección para los imprudentes, y un castigo para los culpables...
Entonces que nuestro silencio no sea prudente ni artificial, que contenga, que sea auténtico, que escuche (y que ría de vez en cuando), diría yo. Porque lo que más nos cuesta es saber mantener silencio cuando es necesiario y hablar, decir qué sentimos, qué deseamos y quienes somos cuando nos lo piden. Eso también implica saber acoger el silencio de los demás, aceptarlo o hacerlo creativo. Donde ha habido amor, cariño, deseo, que suene las campanas y que florezcan nuevas flores. Subiendo la montaña, hecha una zarastrustita; pensaba: el reto, el más apasionante, el más complicado es saber crear con cualquier gesto, hacerlo suyo, comprenderlo sin juzgarlo, es esa la leccción de san Francisco de Asís que inspiró este monasterio del Siglo XVII... Humilitas dice una inscripción en una de las células...
Y otra frase que me gustó de este librito del abate Dionouard: Es en el tiempo del silencio y del estudio que debemos prepararnos para escribir (...) Escribimos a menudo mal; a veces, demasiado, y nuca lo sufieciente..
Ah, ah; con esto me voy a escribir sobre México, Perú y el mundo entero, si la gracia me llega... Cuauhtémoc..., me hubiese gustado ir a la exposiciónn de la National Gallery en Londres sobre este personaje...
Il me fait rêver... Una impresión como el insight del psicoanálisis: sola pienso mejor, sin miradas es difícil mentir. Yo no quiero actuar un personaje, aquel que miramos desde fuera sino ser auténtica, con todos, sus riesgos, con todos sus padecimientos, al final, siempre se sale fortalecida...
o no?
foto/ iglesia en la montaña
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