La frontera no está lejos, se llega por bus, por avión, y luego se está ahí, en esa ciudad tan extraña que se llama Tijuana.Luego es la búsqueda de un coyote, alguien que lleva del otro lado de la cicatriz, del muro que divide, que corta, y que hace que los pobres sueñen con ser ricos, que miren el sol con menos cansancio. Alguien llega siempre y espera paciente, siente miedo, y lo domina, se come las uñas, tal vez una joven del norte de México, tal vez un muchacho ligero y largo que solo sueña con vivir del otro lado.
Y cuando la frontera se vence y se está del otro lado, el cielo es el mismo, y el sol es todavía más cruel, más ciego a sus necesidades. No acompaña ni acaricia, señala.
Un día este joven podrá confesar, sí, maté a un hombre, pero no sé por qué. Tampoco sabe por qué está allí.
Conversación por teléfono
-aló, aló, sí, sí...?
Rinnnnnng
-Sí??
- Silencio.
Y ahora, dos cosas, terminar una corrección, sin prisa, sin ansiedad. Leer y luego escribir un frgamento d euna novela. Podré? A veces, tengo la impresión de ser una analfabeta.
la analfabeta.
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