Escribir o morir, si no escribo no vivo. Y yo sé que adoro la vida, el movimiento...
comida sola, conversación por teléfono con Olivier, que sigue en Francia, comentamos lo de Simone Veil. Yo me aburro sin él, carezco de presencias sólidas, aunque hable con mi madre, con Elba, y reciba visitas de algunas amigas. Las que cuentan están lejos. Pero escribo y salgo a la superficie. El dilema: si vivir o escribir, si salir o permanecer en casa, soñando. Qué es más fuerte? La realidad o la imaginación. Yo lo quiero todo: la creación, la amistad, el cariño. Todo y muy poco, me basta muy poco para ponerme a soñar...
El viento sopla y me gusta oír el silencio de mi casa en La condesa, luego, ya no, y pongo música, cualquiera, esta por ejemplo que sonaba en la radio francesa y se llama, El dilema....
Es que la vida está tan llena de detalles tan banales, tan pequeños, es la mirada la que los hace crecer, es la mirada la que hace que existan...
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