Siempre pensamos que el rol de la crítica es el de orientar y ayudar a pensar mejor. Pero, ¿qué sucede cuando la crítica es concebida como un género en sí misma, como un acto de creación o de conjunción, porque completa, el libro escrito por el autor(a). Sucede que muchas veces teje su propio texto sobre el texto. Más que metatexto, es un esfuerzo de creación y muchas veces, el libro es trascendidon y queda rezagado. Otras veces la crítcia vigila y preserva el cánon literario, sin dejar que se renueven los códigos, es lo que sucede con la Academia de la lengua que, en vez de seguir el movimiento vital del idioma, lo petrifica y lo convierte en un cuerpo sin sangre, sin voz. Y pensaba en esto porque me sorprende que algunos autores que se consideran independientes pasen a formar parte del cuerpo académico. Si la literatura es como la vida, no puede legislar, ni prescribir los cambios que surgen a lo largo del tiempo. Es decir, no puede vigilar, sino solo, acompañar para comprender... que es otra forma de comprender la crítica. No significa olvidar los juicios de valor, pero insertarlos en un contexto, explicarlos, hacerlos visibles.
Después de la proclamación de la "Muerte del autor" (Roland Barthes), volvemos a revivirlos confiando en que tienen algo qué decirnos, que se mantienen al margen de cualquier lugar oficial para mantener su independencia, es por eso que es paradójico que querramos que mantengan su libertad y al mismo tiempo reclamemos un legislador, una autoridad...
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