Pages

vendredi, mars 05, 2010

Los lobbys en literatura

Hay algo que está sucediendo en la literatura y que tiene que ver con un valor supremo que rige el planeta entero y que nadie contesta: la Economía. Para las empresas, sabemos, es necesario mantener una cantidad de Lobbys en todas las cumbres y los escenarios donde se discutan temas fundamentales: reglas económicas, circuitos de distribución, en suma, su representación. Quien está fuera, no obtiene nada. Pero hablamos de economía ¿y no es la literatura una actividad económica? Sí, pero hay dos posturas, aquella que considera que el libro no es un producto más del mercado y por lo tanto, hay que protegerlo (la excepción cultural francesa, de la cual, la última batalla fue en la Unesco, hizo renegar a los norteamericanos), oponiénose a una banalización (podría decirse desacralización del libro) para no abandonarlo a las reglas abstractas del capitalismo. Justamente, la que defienden los franceses, es la que apuesta a la literatura en general, comprendiendo las ciencias humanas, como el único resquicio donde se puede respirar libertad e independencia. Pero, ¿qué sucede?, que la literatura está absorbida por las reglas económicas, y que teme por su subsistencia (ya casi nadie lee nos dicen, ver video) y que está dispuesta a hacer concesiones, las que sean, con tal de seguir en vida. Y sucede que los autore(a)s, se ven obligados a hacer lobbys, es decir, renunciar a la independencia, optar por ser serviles e interesados, cortesanos, traicionarse constantemente y mantenerse en "lo políticamente correcto", antes de que les caiga el castigo de la marginalidad. Lo terrible es que aceptar eso como regla general significa la muerte de la creación (aunque esta palabra suene pedante) puesto que es un sabotaje, un contrasentido. La actitud crítica de alguien que escribe debería, pero no lo es muchas veces, insobornable para que se le legitime a hablar en lugar de los demás. Si no, ¿por qué consideran que algunoas tienen ese privilegio? Si escribir es de-salienarse (neologismo válido) ¿cómo es posible haciendo tantas concesiones, sobre todo al mercado (que es acomodo, instrumentalización del otro y de unoa mismoa)? Quedan algunas posibilidades, o apartarse completamente de ese mercadeo, como Blanchot, como Salinger, o volverse una escépticoa y/o ermitañoa. Porque cuando somos conscientes de lo que hacemos y decidimos hacer lo contrario, hay una opción ética que puede ser cínica o arriesgada, pero siempre es ética, no hay nada más moral que escribir y desear publicar. Por supuesto, hay que hacer frente al mercado, y este mercado, que ve una masa indiferenciable, es asimilado por el poder económico (digamos que el que domina es el del mercado, abran paso) no lee exigencias, ni gustos, y menos necesidades espirituales, sino un público al que puede darle cualquier cosa (como vender chips, comida basura hasta saturarnos) con tal de que no reaccione y no decida por sí mismoa. La horizontalidad de la comunicación de los blogs, ha ventilado algunos cotos cerrados, por ejemplo, que los lectores no siempre están a gusto con lo que se les ofrece y por eso las editoriales que se dicen independientes tienen una labor fundamental: la de darle a los lectores una opción distinta de la de los grandes monopolios (que es como la comida bio, frente a la industrial). Lo terrible es que el mercado absorbe todo y pronto, esos bastiones de resistencia, también son reciclados. No podemos establecer un control porque sería absurdo, no terminaría nunca, pero sí un apoyo, una enmienda, para que esas editoriales puedan existir. Loas que escribimos, solo podemos optar por una ética individual, aunque esto signifique, en el caso de mantener la independencia, una muerte civil, y defenderla hasta las últimas consecuencias, porque saldremos más fortalecidoas. O tal vez no debamos subestimar a loas lectores que son bastante maduroas para saber qué desean. No hay que dejarse intimidar por el miedo y acoplarse a un grupo, a un lobby, para mantenerse vitalmente, porque no hay nada más fortificante que la integridad y la coherencia.

Si los lobbys están copados por los monopolios, pues a seguir entonando su propia música hasta que alguien escuche, pero escuche de verdad. La globalización ha creado varias hegemonías, las que se mueven en los lobbys, en el arte y en el pensamiento, es una de ellas, pero no debemos pensar que la economía regirá todo, no puede comprarse un milímetro de la imaginación de cada persona, ni de sus deseos (por más que los aliene), siempre queda la posibilidad de la Autodeterminación, de la voluntad como deseo de independencia, y eso, no hay lobby que lo monopolice.

Las consignas del lobby:

-Yo hago esto para que me des algo a cambio.
-Siempre tengo que salir ganando algo, al mínimo riesgo.
-Cualquier cosa, menos la marginalidad.
-Desaparecer como sujeto(a), como individuo(a), pertencer a un grupo para subsistir.
- Ser cortesanoa, y mentir constamente.
-La intimidación como estrategia.
-Defender los monopolios y arrimarse a ellos para mantenerse al abrigo.

Y la lista es larga... De los pocos videos que he encontrado de Pascal Quignard (un autor poco leido, peor que mantiene una vitalidad sorprendente), uno que habla sobre todo de la lectura, cierto, hay un riesgo en leer un libro, pero tambén en vivir y vivir intensamente. O convertirnos en vegetales...

Aucun commentaire: