Me cuesta comprender cómo, cuando tratamos de autorizarnos a ser como somos, terminamos invadiendo. Quiero decir, hay una dialéctica de subsistencia que se parece más a la de "amo y esclavo", y no a aquella que yo pretendo mostrar como "hermanos", la dialéctica de la conjunción y no de la distancia. Pero, parece casi imposible. Sartre decía que la amistad y el amor eran una tiranía concedida, es decir, el oprimido aceptaba ser oprimido. Y me rehuso a pensar así. En toda relación hay dos personas que consienten, que aceptan ciertas reglas y las ponen a prueba. Y, si se da simbiosis, no es responsabilidad del que la inspira sino del que la vive así. Al menos, prefiero pensar en una sociedad de personas autónomas que pueden decidir. Lo digo a propósito de mi relación sobre todo con las personas de género masculino, con las que surgen más dificultades, aunque no sean la escepción. Pues bien, una vez los dados lanzados hay que decir las cosas como son (no es cierto asper?). Es cierto que muchas veces las cosas toman un curso violento y tenemos la impresión de que vamos a desaparecer en ese marasmo, que nos ahogamos. Ahora conversábamos con Millet una esquina de la calle Sebastien Bottin, a la salida de Gallimard, de esas cosas. El me hablaba de una persona y me decía cuán violenta había sido esa relación, pero yo le decía, ante sus deseo de matenerse a salvo, no era más bien el miedo que sentía de sus propios sentimientos, de su propia violencia? No sé, pero muchas veces hacemos responsables a los otroas de lo que nosotros sentimos, porque elloas, son un espejo en que queremos vernos tal y como deseamos, espejo que no siempre refleja una imagen buena, ni valorizada, simplemente humana, con cualidades y defectos. Ynada más. Por qué esperar que los otroas nos den lo que no podemos extraer en el fondo de nosotras mismas. Entonces levantamos ese dedo fatídico y acusamos, como acusamos a nuestras madres y nuestros padres de habernos traido al mundo sin que lo hubiésemos pedido. Si hubiésemos decidido, no sé dónde lo leí, todo estaría justificado. Sucede también que insisto en que las relaciones entre los hombres y las mujeres son cada vez más complicadas, más sometidas el canje mercantil al que se somete toda sociedad contemporánea y que produce pánico, lo hace, porque no sabemos medir la capacidad creativa de nuestro deseo, por falta de experiencia, pero sobre todo, sobre todo, por falta de confianza en nosotroas mismoas....
esa o y o unidas, debería ser no una simbiosis sino un motor de exploración, de libertad. Se puede? Tal vez sí y tal vez no, pero en todo caso hay que intentarlo. Es doloros equivocarse en sus elecciones y sus juicios por miedo, miedo de qué? Y sin embargo todos sentimos miedo de nuestro deseo, de decir: aquí estoy...
He filmado el Pont neuf (el más antiguo de París), que está como nuevo, lo acaban de limpiar, mientras regresaba de ver a Millet en Gallimard... bonita imagen nocturna de París que quería compartir con ustedes.
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