Mi desesperación era oscura y solitaria; no esperaba morir con Ellénore; continuaría viviendo sin ella en ese desierto del mundo, ese desierto que tantas veces había deseado atravesar en solitario, libre e independiente. Había destrozado al ser que me amaba; había desgarrado aquel corazón, compañero del mío, que se había empecinado en consagrarse por entero a mí con una ternura inasequible al desaliento. […] La naturaleza entera parecía decirme a gritos que iba a dejar de ser amado para siempre.La verdad es que no quiere nada de todo esto. Rechaza con impaciencia cualquier proyecto que pueda proponerle, llena de timidez, temblando por el miedo que me hiela la sangre. A lo máximo que puedo aspirar es a su silencio. Una actitud tan dura y cruel no va con su carácter. Es usted bueno, sus actos están llenos de abnegación y nobleza: pero, ¿qué actos pueden hacer olvidar sus palabras? Esas palabras como espadas resuenan a mi alrededor: las oigo por la noche; me persiguen, me devoran: reducen a la nada todo lo que hace. Lo mejor es que me muera; no lo niegue, Adolfo. Pues bien, sus deseos se cumplirán; esa desdichada criatura a la que usted ha ofrecido algún consuelo, pero al mismo tiempo también ha herido de muerte, desparecerá. Morirá la infortunada Ellénore, esa mujer a la que usted ya no soporta, que es para usted un obstáculo, para la que no encuentra un lugar en este mundo donde pueda vivir sin causarle molestias; morirá y usted caminará sólo por entre esta multitud en la que su impaciencia tiene ansias de perderse. Por fin conocerá a esos hombres a los que hoy agradece su indiferencia; y quizás un día, herido por esos corazones áridos, añorará este corazón que era todo suyo, que vivía de su amo, que se hubiera enfrentado con cualquier peligro para defenderle, y al que usted ya no se digna recompensar ni siquiera con una mirada.
FIN
Busqué escritos sobre Adolf y me topé con este blog, y después blogs.
¿Algún remedio contra la funesta lucidez, posterior a una traumática separación, que contempla toda experiencia como perecedera y, por tanto, no merecedora de mayores implicaciones? Aquel estar sobre aviso, las reflexiones nacidas de la experiencia de las que habla Constant. ¿Evitar el peso de la angustia frente al descubrimiento de la frágil autenticidad de todos los dolores y emociones? Ya no se llevan las relecturas.
Encontré este mensaje, al que no pude prestar atención antes... Ahora lo hago, y yo también me hago la pregunta. La única respuesta que encuentro es confiar. El fragmento pertenece a la novela Adolfo (la preferida de mi amigo Millet), de Benjamin Constant, quien estuvo muy cerca de Madame de Stael, toda una historia... Pero, si Adolfo no hubiese desconfiado tanto de sí mismo, si hubiese confiado un poco más en el vínculo que sentía por Leonore, tal vez hubiese sido diferente. Yo no sé, yo no creo en los infortunios, ni en las tragedias, somos nosotroas los que hacemoas tragedias con nuestra interpretación, nuestros límites para entender ciertas cosas y aceptar que nuesra comprensión es limitada. Sobre todo en el amor. Hay instantes en que podemos suspender los juicios y dejar que las cosas emerjan. Siempre, con confianza... Mnnnn
En todo caso, esta es una novela muy hermosa que sigue el texto de Lautréamont: Quien ama más, traiciona primero... Pobres criaturas, tan miedosas y al mismo tiempo tan valientes, somos...
Ps: por ejemplo, me encanta recibir mensajes de F. Weyergans, hay una afectividad en ellos, algo que se da, como un don, una epifanía, sin esperar respuesta.
2 commentaires:
waoo! "a lot of food for thought". No mucha tregua de por medio, pero aun asi se hace todo lo posible por mantener el paso.
Entornso donde se vislumbra que confiar no es vano.
Patricia, algunas veces muchos confiaron y fueron generosos, sin dobleces y recibieron maltratos...
Especificando, de alguna manera testimoniando... y más que entristecer, rebela.
Sin embargo queda no la esperanza, no sé, creo que permanece la capacidad, la aptitud generosa, es verdad.
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