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mercredi, mars 12, 2008

desapariciones

Suceden esas desapariciones, que son como muertes ne vida. Personas que han pasado y ya no están. A veces comprendemos las razones, otras no (o sí), pero por qué no podríamos pensar que es una especie de hipocresía no reconocer que muchas veces tomamos caminos equivocados y torpes para llegar a las personas? Toda evidencia puede ser equivocada, al final, como escribe Annie Erneaux en un libro que leo, Los años, "Todo se borrará en un segundo. Será el silencio y no habrá nada que decir. De la boca abierta no saldrá nada. Ni yo, ni tú. El idioma continuará dando palabras al mundo. En las conversaciones en una fiesta no seremos más que un nombre, cada vez más sin rostro, hasta desaparecer en la masa anónima de una lejana generación".

Y sí, eso nos espera todoas...
Lo peor es que eso suceda mientras estemos vivoas....

Cielo de París, distinto del de México y del de Lima, la imagen de Luise Bourgeois en el Pompidou, personas que pasan indiferentes frente a esa foto suya, enorme, colgada en lo alto. Nadie sabe quién es Louise Bourgeois, quien decía: He tenido que vivir 82 años para poder matar a mi padre en mi cabeza, queriendo decir: a lo que simboliza mi padre como autoridad en la cabeza.
Viento fuerte y las ganas de replegarse, de meterse en un espacio cerrado, caliene, y si embargo la ciudad está ahí, voluptuosa, efímera e intensa.

1 commentaire:

un tordo a dit…

no hay serena voluntad ni azar en esos cruces de camino, prefiero pensar que es el deseo quien rige su apetito ciego, sirva esta frase de exvoto o torpe lamento por lo perdido.