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lundi, mars 26, 2007

Europa

Se han cumplido 5o años de la fundación de la Unión Europea (Europa tiene nombre de mujer!). De un acuerdo comercial enre Francia y Alemania pasó a ser una utopía donde se debían ir diluyendo las fronteras y achicando las diferencias culturales. Una linda utopía, cerca de la idea de Nietszche de la desaparición de las naciones. Un poco como la idea bolivariana de la confederación de países americanos. Lindo sueño, en el caso de Europa y en América, por hacer, que se transformó en una carta que muchos rechazaron sin leer el contenido, simplemente por miedo a una invasión "bárbara" de mano de obra barata (sic). Los derechos de las mujeres en esta carta que no se votó, daban un salto cualitativo. Sin texto todo está permitido, pensemos en los que no tienen derecho a la palabra sino está escrito, en los afásicos de la historia, los de la memoria corta y, sobre todo, en los tiranos que atropellan sin remordimientos a los más débiles. Esta carta protegía pero económicamente sus reglas no era muy claras. Eso asustó. Pienso en lo importante que es el texto, en lo importante que es escribir algo y no solo decirlo. La letra escrita tiene una relación con lo sagrado. Por eso, muchas personas le temen a la escritura, a los textos escritos mayormente por minorías (mujeres, idiomas menores, ver Feliz Guattari Y Deleuze, Por una literatura menor), es que es la única forma de denuncia, la única que trasciende y que no se puede someter a duda a no ser que se cometa otro atropello. Ahora que se han cumplido estos 50 años, la pregunta es hacia dónde va la Unión Europea? Se ha convertido en un Eperanto que nadie sabe hablar? En esta época de mezquino inividualismo, de aferrarse a las fronteras nacionales y culturales como el único modelo de identidad, excluyendo siempre a los más pobres, ese sueño, casi se esfuma, salvo cuando alguien habla de esos valores que trascienden lo local, "lo de aquí y ahora", porque si todos actuaramos así, no habría cambio posible y habría cada vez más personas en la desprotección. Pero hay algunos que ven un mar vasto enfrente y otros que ven la montaña y deciden quedarse detrás sin correr riesgos. A aquel que se desarraiga (aunque no somos un tubérculo) que pierde todos sus privilegios y sabe partir al exilio, a aquel que es capaz de ver a cualquier persona del mundo y sentir que está con un hermano o hermana, a aquellos hombres que ven a las mujeres también como hermanas, van mis respetos. Y los 50 años de UE no consolidados, que sean una lección y siempre una utopía.

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