Lo que me interesa en Mélanie Klein son sus investigaciones sobre el lenguaje simbólico. Ahí donde no hay palabras hay neurosis, malestar sufrimiento. Esto, ella lo dedujo oberservando a sus propios hijos, sobre todo en el momento del juego, instante el cual, los niños proyectan una serie de significantes (como diría Lacan) sobre los objetos. El lenguaje en le que lo explica es límpido, clarísimo y cálido. En uno de sus escritos, La importancia del símbolo en el desarrollo del yo, Klein analiza el caso de un niño de 4 años, Dick, quien es un niño mudo, incapaz de expresar emociones o sentimientos. Esta carencia aguda en este niño, se debe, según ella a la incapacidad del niño a tolerar la frustración y la angustia que le produce los sentimientos de violencia que le inspira su madre. Para Klein, toda relación edípica, centrada sobre todo en la madre, es en principio sádica y lo que siente el niño, o la niña, son impulsos de destrucción que lo somete a una profunda angustia y que van dando forma al yo. Es en la medida en que somos capaces de trascender esta angustia y proyectar fantasmas que simbolicen esa relación con la madre (y el padre) que podemos lograr un ciero equilibrio. Klein describe cómo Dick, en la medida en que es capaz de empezar a proyectar ciertas fobias sobre sus juguetes que se convierten en símbolos de la madre, el padre, su gorbernanta, es también capaz de hablar y expresar sentimientos. Todo esto me lleva a pensar que cuando escribimos lo que producimos es un lenguaje simbólico, que refleja de alguna manera una ficción. Por eso el término de autoficción. Nosotroas construimos un mundo en el que cada persona-objeto cmple una función simbólica (incluso el propio yo).
Y aveces me sorprendo que ciertas personas que escriben ignoren esto, o que crean que están describiendo o descifrando un mundo objetivo y “real”. Ayer lo conversé con Millet mientras tratábamos de grabar un video para la presentación de uno de sus libros en Lima. En plena grabación irrumpió Antoinne Gallimard, el dueño, sonaron los teléfonos, todos nos moríamos de risa, porque si bien Millet es un autor mayor (38 libros publicados) es alguien que tiene algo de infante, es decir, una cierta inocencia que surge en la dureza de su rostro.
Bueno, sigo con Klein y Winnicot. Por instantes me tienta la idea de ser psicoanalista, no por nada Nietszche se llamaba a sí mismo “psicólogo”...
Y aveces me sorprendo que ciertas personas que escriben ignoren esto, o que crean que están describiendo o descifrando un mundo objetivo y “real”. Ayer lo conversé con Millet mientras tratábamos de grabar un video para la presentación de uno de sus libros en Lima. En plena grabación irrumpió Antoinne Gallimard, el dueño, sonaron los teléfonos, todos nos moríamos de risa, porque si bien Millet es un autor mayor (38 libros publicados) es alguien que tiene algo de infante, es decir, una cierta inocencia que surge en la dureza de su rostro.
Bueno, sigo con Klein y Winnicot. Por instantes me tienta la idea de ser psicoanalista, no por nada Nietszche se llamaba a sí mismo “psicólogo”...
2 commentaires:
en general la psicología da mucho juego para escribir inspirado, pero la psicología más valiosa y de mayor fuerza a la hora de escribir es la que se relaciona con la introspección y con la búsqueda de la redención del sufrimiento íntimo a través de la escritura, y todo escribir en la angustia y en la desesperación y en la busca ya te digo del alivio en la palabra, del alivio imprescindible e imperativo, todo escribir en esa búsqueda desesperada es un escribir redentor también para el que lo lee, ¿no crees? psicología, psicoanálisis si quieres, de acuerdo, pero la mejor psicología es la personal y subjetiva y poética por la misma fuerza de la necesidad que la mueve,
amor
Patricia, discúlpame que no te entendí bien, ¿en cuanto a que el lenguaje simbólico puede ser terapéutico? Y tampoco entendí, ¿por qué dices que "un niño mudo, incapaz de expresar emociones o sentimientos"? No veo que tenga nada qué ver, estar impedido de un instrumento de comunicación, como la voz, con su emocionalidad humana e infantil. Y si te gusta el sicoanálisis, vamos, adelante. Saludo.
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