Esta Noche se presenta la traducción que he hecho de un libro de Richard Millet, El gusto de las mujeres feas. Es un libro intenso, terrible, poco condescendiente. Me decía traduciéndolo que, en la medida en que podemos mostrar nuestros límites como seres humanos, estaremos en capacidad de una cierta trascendencia. Si decimos lo que hay de contradictorio, de doloroso en el mundo, estaremos en la medida de hacer un mundo mejor para los demás, menos hipócrita y menos falso. Esa ha sido una de las razones por la que me decidí, además de por la calidad de la escritura de Millet, un poco desesperada, pero viva, muy viva.
Esta noche yo estoy en París y mi familia, mis amigos, estarán conmigo aunque yo no esté. No sé cómo demostrarles el cariño que les tengo, nunca me siento a la altura. Es gracias a ellos que escribo, existo, sueño. En parte, es así. Por eso me considero afortunada.
salud a su nombre!
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