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lundi, novembre 03, 2008

Sobre todo: desobedecer

Hay una reflexión que me ha venido a raíz de este día, es que de alguna manera se hace pagar la extranjería, el no pertenecer a ningún lado, el no inscribirse en ningún grupo y el andar sola, a la deriva. Yo no adhiero a remesas cortesanas, no respeto investiduras, solo lo que me inspira verdadero respeto, no puedo hacerlo de otra forma, lo siento. Yo me he formado literariamente en Francia, con lecturas en castellano y en francés, pero de una experienca que se ha nutrido de ambas y de figuras tutelares como Claude Simon o Nathalie Sarraute , a quien conocí poco antes de su muerte. Ambos me mostraron cosas que han sido siempre como mis divisas morales: que la literatura no es un medio de ascención social, ni un evento social, es un acto solitario, desobediente a las reglas de la sociedad, alejado de toda frivolidad. Y sobre todo, que ese acto desobediente, tenía que ver con el lenguaje, no solo con los contenidos. En resumen, un acto de independencia, la carta. Solo porque conocí a gente como ellos, se me ovidan otros nombres, decidí escribir. Recuerdo que una vez Jean Echenoz me dijo que Jerome Lindon (su editor en Minuit), una persona austera, completa, adorable, que no debía preocuparse por ir a ningún evento, ni congresos, ni cocteles, sino lo deseaba, que un escritor, escribía y eso era todo. Pues yo no soporto fácilmente los congresos, ni los cócteles, ni los flashes, por eso hablaba de cierta simetría en las cosas que suceden. De alguna manera cultivo mi soledad, la ratifico, la protejo. Cuando hablaba de código, pensaba en las dificultades para hacer pasar ciertos contenidos, y ciertos registros, eso, porque hay todavía una asimilación de la realidad más homogénea, que no deja transpirar otros humores. Eso lo siento muy claramente. Confiar en las sorpresas es un poco ingenuo, cuando se sabe que no es el momento: ya llegará.
Yo no sé si agrada mi relación con Francia, solo sé que eso me ha hecho ver el mundo de otra manera, que mi desarraigo y mi soledad, encontraron allí un sentido, una forma digna de estar en el mundo, como mujer y como individuo. Si eso, es un obstáculo, me siento muy contenta de que lo sea y no podría más que estar orgullosa y reconfortada de que las cosas sean como son. Al contrario, me empuja a seguir adelante, me hace sentir que sí, hay cosas que se van a mover. Cuestión de tiempo y de épocas.

5 commentaires:

Javier Luján a dit…

En el fondo todos somos un poco "extraños extranjeros" en tierra de nadie. Lo que, por otro lado, no está nada mal.
Un saludo.

Javier Luján a dit…

En cierta manera todos somos un poco extraños extranjeros en tierra de nadie. Lo que bien mirado no está nada mal, al menos para mí.
Un saludo.

Patricia De Souza a dit…

Sí, tierra libre, no colonizable... sobre todo eso.

Fernando a dit…

Y por ser así como eres, como te describes, es que gozas de mucho respeto y admiración y no porque lo diga yo. Tus textos y tus lecturas escogidas me sirven como ejemplo, para mostrarle el camino a otras personas que se confunden y se muestran indecisas en cuanto a seguir su propia voz, sus instintos o en cambio seguir la multitud y ceder a la presión social fugaz y transitoria.
Mostrándote tal como eres, estoy seguro, haz resuelto más de una inseguridad en gente que por falta de edad, verdaderos valores y experiencias no han vivido lo suficiente para apreciar lo bueno y lo malo de la vida...

Patricia De Souza a dit…

Y espero poder estar siempre a la altura, Fernando... genial, ganó Obama!