Cuando suceden muchas cosas al mismo tiempo, cuando hay demasiadas visiones fuertes, intensas, me pongo como una caracola. Voy lento. Estoy a la espera de ese estado que me permite entrar en un texto con firmeza y corregir sin distracción, sin demora. Como ayer me bañé en el agua helada de la piscina del hotel, estoy medio resfriada, pero sigue haciendo sol, así que el día va a calentar... Encuentro una frase que complementa una intuición sobre los mexicanos, algo que tiene que ver con el pasado y conmigo misma. Le Clézio dice: El presente es un tiempo sin límites: en cierta forma constituye una tregua antes de la próxima destrucción.... Y es curioso porque ayer en el bus de regreso, me hacía la pregunta, qué hace que sienta algo subterráneo, una especie de empatía con esa manera que tienen los mexicanos de manejar su tiempo y que tiene que ver con esa conciencia de que solo estamos de paso? Y creo que esta es una parte de la respuesta. Hay otra cosa que quería mencionar y que me pone en contradicción, y es que una de las cosas que me entregó Francia indirectamente fue salir un poco de esa esfera que me parecía determinada de antemano, como mujer, como persona social. En Francia aprendí a confiar más en mi misma y en mis calidades proteicas (sic), por decirlo de alguna forma. Para mí es el país de la Luz, pero la luz intelectual e interior. Observaba cómo las personas acomodaban su vida no solo para subsistir sino para estar en armonía, generando espacios donde reconstituirse, los jardines espirituales. Yo siento que las personas que conozco en el Perú, las más cercanas tienen también esa cultura del espacio interior, y en cualquier parte existe, pero en Francia era ofrecido por la autoridad, el Estado, y eso siempre me sorprendió: que no hubiese que sufrir mucho para alcanzarlo, que estaba allí, ofrecido.
Yo siento que entre nosotros es un privilegio, que eso genera cierta culpa... o responsabilidad por aquellos que no pueden acceder por es una cuestión, aún, de estatus económico (hablo de todo loq ue hace el trabajo de representación, espectáculos, lecturas, viajes...). Creo que ahí radica la diferencia. Y cito lo que ofrecí sobre lo que se considera como "bárbaro" y que no es mío sino de JMLC:
Podemos imaginar la fascinación que los pueblos sedentarios sentían por esos bárbaros que representaban el fin de la civilización: es la fascinación ante lo desconocido, aunque sin duda ante la libertad soñada también y la manifestación de un deseo secreto frenado por el orden y la legalidad.
(...) El bárbaro es ante todo el hombre libre. Es nómada y no parece restringido por ninguna organización social, por ninguna regla. (...) Carece de tierra y de patria: su morada está donde levanta su tienda por una estación, una noche, o un instante de reposo. Como no posee ningún bien no conoce ni el miedo ni la envidia. Como vive siempre en la incertidumbre, desconoce el miedo de la muerte, y las dificultades de su existencia errante no le permiten equivocarse sobre él mismo y los otros.
(...) El bárbaro no es un inmoral, está en la premoral, en esa especie de pureza original que se encuentra en las fuentes legendarias de la vida. JMLC El sueño mexicano, p 150-151.
De alguna forma para LC esa es la sabiduría de los bárbaros, de la cual todoas poseemos algo cuando nos encontramos en territorios extranjeros, o en situaciones que nos confrontan con nuestros límites para actuar. Justo ayer, que quería ir a pasear por Cuernavaca sola, le dije a Olivier: me iré a visitar el hotel Las mañanitas (me había dicho que era muy bonito, pero no era tanto así), y él me indicó: pide un mapa al hotel. Yo le repsondí: de nada me va a servir porque culturalmente estoy acostumbra a encontrar sola el camino y me gusta perderme, y terminar, si sucede en otro lado. Pero también puedo coger un mapa mirarlo, cosa que hice, pero no lo miré!!! Estaba fascinada con la visiónd el volcán Popatépetetl, parecía de sueño, y yo quería seguir soñando....
1 commentaire:
Me ha gustado mucho lo que compartes de JMLC, tanto así que trataré de conseguir algunos de sus libros. Ojalá los halle, ya que en esta ciudad las búsquedas a veces se dificultan y los libros de Franceses no aparecen por ningún lado, al menos que sean Camus o Sartre.
Como Le Clézio ha andado tanto, le resulta fácil meterse en la piel de los bárbaros. Uno también puede imaginarse el asombro de nuestros indigenas al ver a esa gente desconocida llegar, la fascinación que quizás sintierone un principio por esos seres tan distintos.
Verdaderamente muchos nos sentimos privilegiados, por estar en la posición en la cual nos encontramos, si aprovechamos bien lo que poseemos, de cierto modo podemos brindarles a través de nuestras letras o conversaciones una nueva perspectiva a los menos afortunados, para que de algún modo los que no pueden darse esos 'lujos' también pueda beneficiarse.
Por eso agradecemos tanto la visión del mundo que compartes con nosotros, al leerte nos llega un poquito el resplandor de la luz de Francia.
Saludos
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