Vivir es constantemente un proceso de alienación, alienación inevitable con los prejuicios, las verdades hechas, los miedos colectivos. Escribir es el proceso inverso, es darse cuenta de esa alienación y desmontarla desentrañando el mensaje. Todos nos re-escribimos a nuestra manera, depende mucho de nuestras sensibilidades, de nuestras disposiciones, y de nuestra capacidad de escucha, pero, seguro, todos lo hacemos día a día, es en eso en lo que el trabajo de quien escribe se parece a la de cualquier sobreviviente. Todos lo somos de alguna manera. Yo lo siento así, y es cuando nos liberamos de esa carga, que nos desalienamos, que quedamos desnudoas, como unos recién nacidos.
Y hoy hace sol, ese sol limpio de México.
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