Pero hay días en que doy vueltas en mi cautiverio, agoto mi imaginación, me aburro a morir. Nada se mueve si no es en el interior. Fuera, es una quietud, aparente, no lo sé, pero intextricable, impenetrable. Y yo me trepo por los muros! No soy más que una criatura como todas, con las mismas necesidades. Una cosa tengo qué decir: en México puedo sentirme más en exilio. O soy yo la que aumenta su dosis de desarraigo si saberlo? Buena pregunta....
Voy a oír un poco de Kahled... me muero d egans de caminar por mi barrio árabe de París, mezcla, movimiento!!
au secours!!
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