Anoche hubo la lectura en el refectorio de Leer en fiesta, una celebración francesa de la lectura. Aquí acabó en caos general. Igual que como suele suceder en el Perú cuando los egos se juntan y se frotan, poniendo en duda la importancia de cada escritor. Ninguna fraternidad. Cierto, Alexis Forestier, EricVuillard y Marie Dépouselé entraron en una conversación de cafetín que ignoró a su auditorio, pero, no sé si reprochárselos a ellos. Al final, escribir es una actividad solitaria, secreta y, expuesta, parece siempre un espectáculo. Lo curioso es que no hay alteridad entre los escritores capitalinos y la provincia, hay un choque. Tal vez París hace creer a sus escritores que son el centro del mundo y esa soberbia tautológica cae mal, no lo sé. Al final hubo un concierto de acordeón en la capilla, valses franceses, y Piazzola. Comentario de Marie, la escritora psiquiatra que vive en un hospital psiquiátrico de París: qué horror, una hora y medio de concierto de acordeón!
Mientra el público se mantenía fijo en sus asientos yo pensaba que lo que me gustaba de Piazzola era ese tempo lento, luego acelerado que desdramatiza, como las horas de almuerzo en Lima en movimiento y luminosas. Yo quería mantenerme en ese estado de evocación, sin mezclarme en la querella narcisa de los escritores, pero no sé si he sido consecuente porque luego terminé discutiendo con Eric Vuillard,a puerta cerrada, seguida de una tempestad de vientoy de frases reactivas. Las pasiones literarias e humanas son siempre tempestuosas, pero quizás ese sea su lado interesante.
2 commentaires:
mmm... todo es subjetivo.. solo puedo decir eso..
Quedé con ganas de saber de qué trató esa conversación de cafetín. A veces ocurre lo contrario de lo que te sucedió. Incomodamos a quienes presumimos ignorantes en un punto de la cultura, al tratar de interesarlos. No es fácil. Pero es preferible esto último a lo que viviste...
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