Y pensaba cómo hemoslogrado dividir el mundo (siempre hay una responsabilidad compartida, con acciones o con dimisiones y abandonos) entre ganadores y perdedores, entre parias y ciudadanos (la historia de los gitanos es nuevamente un eje), entre personas y no-personas, ignorando que el absurdo y la contingencia nos implica a todoas (nos pone en el mismo relato), que el escándalo máximo de nuestra vida, nuestra muerte, nos concierne a todoas por igual. Pienso en las frases de Simone Weil que es clarísima en ese sentido (no hay más que víctimas, Antígonas). Por eso, no entiendo por qué el miedo nos domina (¿o es ese miedo de nuestra propia desaparición el que nos lleva a la inacción?) y no la necesidad de estar más unidos, de preguntarnos y hablar en voz alta, expresando lo que sentimos, exponiéndonos, arriesgándonos en esa entrega que es la palabra dicha y escrita, suscribir lo que se dice, equivocarse, levantarse, volver a decir, que al final, el lenguaje es el único valor que nos hace valientes, no?
4 commentaires:
No sé si el lenguaje es un valor, y tampoco si es lo único que nos have valientes pero si sé que a traves del lenguaje, utilizando el lenguaje valientemente nos hacemos a veces más valientes de lo que en principio somos.
Y sobre los perdedores. El perdedor es el que ha perdido la partida. Yo no sé tú pero yo tengo la impresión de haber perdido todas la partidas que he jugado. También de andar bien perdido. El perdedor perdido.
Qué panorama.
Y al leer tus crónicas venezolanas desde mi pavorosamente ordenado rincón nórdico aún me siento más perdido. ?Somos nosotros los ganadores? "Ordenados", "racionales"... Qué pesadilla.
Ya sé que no te ecaba de convencer mi suposición de que es estudiando el cerebro humano que encontraremos las claves de tanta locura y delirio. Pero es a lo último a lo que me aferro para no perder pie del todo. Si no no sé ya a qué atenerme. Las palabras valientes, sobre todo las de quienes conseguís expresaros con claridad y fuerza, describen con creces el delirio y el horror (y el tedio, bueno, y la alegría y el palcer también) pero no nos ayudan a comprender los porqués.
S.
pues, no, no creo en las victorias absolutas, todo es cuestión de cómo valoramos nuestras caídas. En ese sentido soy Nietszchiana: todo nos hace fuertes, salvo las experiencias en las que, el lenguaje justamente, un valor humano importante, se hace mudo, se calla, se pierde... esa es la périda más grave, encerrarnos en una fortaleza vacía.Y aunque no exieste una justificación y una explicación a todo, al menos las palabras dan sentido...
Sé de que hablas cuando hablas de la fortaleza vacía sin palabras. Been there :-)
S.
Sí, estoy aquí, al pie del cañón!
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