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mardi, septembre 21, 2010

es de noche, ella lee...

Desde el sillón de la sala veo el cielo encenderse de estrías blancas luminosas. Leo a Colette, La naissance du jour y el libro de Houellebecq (La carte et...), en ella leo vitalidad, una fuerza que ni siquiera la soledad de la muerte hace retroceder, en H, hay soledad,  la soledad de un hombre en el mundo contemporáneo en el que no cree, que llora de no creer. Tengo imágenes de las calles de Lisboa, del barrio del Chiado, del café A Brasileira donde me fui a tomar un café, sensaciones del calor de Toulouse paralizándome, una cierta desesperación del cuerpo, de no saber qué hacer. Estoy frente al claustro de los Jacobins y siento, o presiento que paseo mi desarraigo por las calles de Lisboa, luego por las de Barcelona, absorbido más tarde por las calles de París y su historia, la historia de vidas humanas que parece que justificaría otras vidas (la mía por cierto), pero que a mucha gente no le parece evidente. Si al menos hubiésemos elegido nacer, todo tendría sentido, pero no puedo evitar, y menos no decirlo, que a veces me pregunto si solo nos olvidamos de ese sinsentido cuando tenemos cosas urgentes que resolver.  Imagino la lámpara de esa casa que veo en lo alto de la colina, este mañana, éxtasis total frente a una bandada de guacamayos que se detuvieron a comer en el árbol que está frente esta misma ventana de la habitación (me recuerda a mi habitación en Saorge!!)... Tal vez eso sea la vida, mirar todo eso y disfrutar, sin sorprenderse, casi con humildad. O será que la belleza expuesta, ofrecida de forma gratuita siempre nos reconforta interiormente... Es nuestra "vendita" (pincement).
Ayer tomé un microbús para bajar de las colinas de San román (hay micros que descienden además de autos de lujos, porches, hummers..etc), sonaba la Internacional socialista, yo sentía que era casi épico, la cara del conductor, los rostros dorados de los viajeros, sus manos rudas, marcadas de venas cargadas de sangre, sus bocas rojas...  Y en eso, simplemente en eso, había algo de verdad... Tal vez ese sea el único sentido de nuestras vidas... oui, qui sait....

otro relámpago y yo vuelvo a Colette, tomo nota y escribo, escribo que escribo...y escucho esto:

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