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lundi, septembre 13, 2010

La crisis editorial en España, el mapa y el territorio...

En estos tiempos de crisis, las cosas se vuelven impredeceibles. Sucede con la edición, que un libro se queda en el horno, que se dilata su publicación hasta que decimos "basta". Algunos editores y editoras proceden con prudencia y delicadeza, otroas abandonan a sus autores y simplemente "desaparecen", creando una situación de incertidumbre muy desagradable. Hay cosas que deben quedar claras, primero, que para ninguno de los dos, para aquelloas que escriben y aquelloas que publican es fácil, es una apuesta compleja y de alto riesgo y se necesita persevarancia, empeño, sobre todo, entusiasmo. Yo no entiendo por qué se editan libros si no se cree en ellos, ¿es un oximorón, o qué? Las personas que escribimos y, que inscribimos este gesto de escribir, en un  pensar, y en un proyecto de vida, no estamos regalando un trabajo, ni es una forma de ascensión social, ni tampoco un fortalecimeinto de nuestro ego, es una  exposición personal constante, un compromiso con los demás. Quien dice "escritura" dice riesgo (recuerdo esa idea que allí donde hay experiencia abismal, hay escritura), dice entrega. Y no es una tarea fácil, créanlo, confiemos en lo que se nos dice, pongámonos en el lugar del otro. En suma, la edición, salvo excepciones, también sigue las regalas del mercado y acepta muchas veces sus límites, pero no debería cambiar a las personas. Apostar por la literatura es una apuesta humanista, no humanitaria, no es asistencia, ni subvención, es convicción y respeto por el trabajo que te entregan. Digo todon esto en voz alta porque son varias veces en que encuentro con situaciones que ponen a prueba el voto de confianza que siempre otorgo a los demás, y eso porque confío en mí y en mi trabajo, y en que tiene sentido escribir. Pero no acepto una verticalidad en el trato, es decir, que un editor o una editora que ignore lo que significa tener un libro entre sus manos, el valor humano de esto y las exigencias morales, psicológicas que exige ocuparse de una publicación. ¿Es demasido pedir? Sí, a menudo siento que quienes editan sienten que se les exige demasiado y consideran que es suficiennte con que se haya publicado un libro, sin tener que mantener una relación humana con las autoras y autores. Yo pienso que esto va a cambiar, quizás el libro electrónico y la posibilidad de editoriales digitales sean una salida, no lo sé. Pero sí sé que a mí se me está quedando un libro petrificado en la maquetación, que tengo que volver a recuperar y volver a editar, que incluso pensando que algunas cosas suceden para hacernos reflexionar, es una contrariedad mayor. En resumen, esto me lleva pensar en qué hay que hacer para crear una horintalidad en este tema de la edición, cómo crear alternativas, ensanchar el intercambio. No es nada fácil porque en América latina dependemos en muchos casos de los circuitos españoles, es decir, ellos tiene la mayor parte del mercado y forjan el cánon literario (incluso la traducción a otros idiomas pasa por España, salvo, tal vez en el caso de México y los Estados Unidos), pero, justamente, México, Argentina, Perú, Chile, Colombia, y tal vez Venezuela, son países donde hay una población que necesita leerse (para poder crear sus propios significantes)y que no puede comprar libros a un costo en euros, o sea, que queda terreno por trillar para satisfacer esa demanda que empieza a crecer... Editores y editores son los llamadoas a satisfacer ese demanda pensando en la lectura como el instrumento más noble para exsitir como territorio.

EL MAPA Y EL TERRITORIO


Venezuela, y Caracas no deja de sorprenderme, es decir, es increíble lo que sucede, esta simbiosis entre capitalis y socialismo (bolivariano) como lo llama el Presidente Chávez. Ayer intentamos ir a la Feria de turismo y había una cola de un kilómetro! Me hizo pensar en Cuba, y más tarde pasamos, en el barrio de Altamira, por una tienda de Ferraris y Masseratis (como en cualquier país rico y capiatlista), restaurantes llenos de gente, terrazas suntuosas y autos útimo modelo aparcados en las entradas. No me siento disociada con lo que sucede, creo que Venezuela está buscando lo que desde hace tiempo buscan los países en América Latina, no ser solamente un mapa en el contienente sino un territorio (gracias Houellebecq) de personas que viene en cierta armonía, con identidad, con historia, con rostros propios. Más allá del caudillismo de Chávez, lo que me interesa es lo que se está forjando en este momento en Venezuela, la movilización social de la población y cómo se implica en este problema. Me parece inédito y aunque solo estoy de observadora, hay un movimiento que me ilusiona y me compromete interiormente.
Caracas está rodeada de una vegetación frondosa e exuberante (como también México D.F, mi México querido), con el cerro Avila, parque nacional dominando. Hay caminatas para hacer por este cerro que es el más alto de una cadena de montañas, una fauna y flora impresionantes, que deja un poco indiferentes a los caraqueños pero que a cualquier persona que llega impresiona (lo veo desde mi ventana). Hay muchas moticicletas en la calle y lo que impactó es que todos llevan un casco negro que recuerda a la Segunda Guerra, vaya, qué idea del fabricante, todos manejan motos con este casco un poco siniestro que contrasta con la luminosidad de sus miradas, sus pieles bronceadas, sus ojos soñadores. A veces, por la noche, que es silenciosa, irrumpe un motor enloquecido o una sirena, que se pierde en la vegetación.... las calles y las veredas están llenas de árboles que erosionan el pavimento, haciéndolo reventar. El metro es impecable y los caraqueños hacen cola para entrar en él! y respetan las indicaciones al pie de la letra.... manu miltari, un poco... pero son amable sy siempre sonríen...
Y ahora, me toca visitar otro departamento en el barrio de Las mercedes, hace ya casi 3 meses que vivimos itinerantes, con maletas abiertas, un desorden fenomenal, aunque hay algo que me gusta en esto, algo que se insinúa pero que no es claro, como la vida.

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