Estando a punto de partir a Francia, pienso en que siempre mantengo una relación estoica con lo que me toca vivir; por ejemplo, viajo y no es que me guste el avión, pero sé que descubriré nuevas cosas y al final, serán enriquecedoras y me obligarán a relativizar mi insignificante existencia. Justamente, a veces, cuando me manifiestan afecto, no es que sienta que no lo merezco del todo, pero la obligación de estar a la altura. En mi viaje a Nueva York he retomado antiguas amistades, Mariela es una de ellas, y descubierto otras importantes, Fernando, una persona enrañable con quien creo que seremos excelentes amigos. Mientras mi amigo Rubén se fue de Barcelona a Viena y sueña con París, mientras pienso en ver a Grecia, a Cécile y extraño a mis queridas amigas Elba, Tatiana, Patricia... y pienso en la calidez de los padres de Olivier, y el cariño de los míos, y así, la lista es larga...
Acabo de tomar mi jugo de naranja mexicano, tengo mi libro a la mano, compraré La Jornada, iré por algunos discos de música tradicional mexicana, a veces, la vida puede ser muy simple y hermosa...
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire