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lundi, avril 27, 2009

Gallimard, Gallimard

Hasta hace unos años, publicar en la editorial Gallimard, significaba la consagración de un autor(a) en la República mundial de las letras, como la llamó la crítica francesa Pascal Casanova. Tenía un catálogo excelente, y la revista de la NRF era una joyita que acompañaba nuevas publicaciones siguiendo las sugerencias de André Gide o Jean Paulhan. Gallimard sigue teniendo prestigio, tiene escritores extraordinarios como Millet o Pascal Quignard, pero también quiere vender y publica textos comerciales, domésticos, fáciles, o esterotipados, sobre todo de los países a los que llaman "emergentes" o que se prestan a ese juego, que por mas que posean una prosa muy vernacular, su lectura de América Latina es muy maniquea. Pasa también con algunos autores que yo no he podido leer por decimonónicos, como Sergio Pitol, y ahora siguen una serie de publicaciones, algunas más acertadas, otras, muy malas. Qué sucede? Creo que ahora no existen consagraciones, que simplemente las editoriales siguen al mercado y que la crítica tampoco se atreve a criticar un libro que funciona a nivel de ventas porque eso justifica una forma de sentir y pesnar y porque hay que ser "políticamente correctos" o paternalistas con esos países caso de México y Perú, y dejarles que ellos decidan que quieren leer (lo que me parece una actitud sana). Tal vez el mundo se ha vuelto completamente cursi, pero por qué nos dejan siempre a nosotros esa tarea? No me imagino a Quignard ni a Millet escribiendo cosas en ese estilo, sin embargo pueden aceptar publicarlas... En suma, decidir qué es interesante y qué no, qué es bueno y qué no es cada vez más difícil en un mundo en el que la plusvalía es la imagen, el mercado, y la pobreza de contenidos... Mnnnn Y Gallimard, sí, me hace ilusión ver un texto mío publicado directamente en francés, pero Minuit sería una editorial más en mi tono: apuesta a perdedores y a contracorriente.

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