Ayer por la tarde estuve en Insitituto Tecnológico de Monterrey, invitada por Cristina Rivera Garza, con un grupo de estudiantes del taller de creación literaria. Pienso que si hay estos talleres es porque la necesidad de decir-se (lo posesivo es importante) en un texto es cada vez mayor. No todo el mundo sueña con ser escritor o escritora, pero sí con decirse en un texto, trascendiendo de alguna manera la experiencia que es efímera. Sí, la experiencia es tan efímera, y por eso entiendo a Proust escribiendo con la cortinas corridas, persiguiendo una sensación, un gesto, antes de que desaparezca. Y casi sin aliento. Es como cuando vemos un rostro y este nos comunica algo, nos dice algo y sabemos decodifcarlo. La belleza de ese rostro es su aparición, y también su desaparición. Qué hace que ese rostro trascienda y sea algo próximo? Nuestra voluntad de que eso dure.
En un restaurante, por ejemplo, veo el rostro en medio de una noche, de pronto, pienso que hay un encanto irreductible, que ese instante,en ese momento, me permite estar abierto a él...
O porque siempre buscamos aquella mirada que nos acoja y pueda escribir un día esa carta que transcribí ayer. Más allá de cualquer juego, de cualquier cosa que falsee una comunicación, que sea un puente por el que podamos caminar libremente. El verdadero encuentro es sentir que podemos ser más libres en compañía de una persona. O algo así.
Esta película de un joven director mexicano tiene como actor principal a Diego Luna, un actor que no conocía pero que con García Bernal, son los más actores interesantes del cine de aquí. Es un rostro, y su encanto está en que es como es, efímero y también irreductible a una sola cosa.
Foto: García Bernal y Diego Luna
2 commentaires:
Es venezolano no mexixano, el mexicano es el guionista
Hola, esta película ha sido muy criticada, pero por las razones equivocadas. Si te interesa dale una leídita, a la crítica que hago en mi blog
Saludos,
Maxi, de BUTACAenlínea
Enregistrer un commentaire