Sigo con mis lecturas, entremezcladas, pero concretas. Entre las cartas entre Julia Kristeva y Catherine Clement, me sorprende una donde Julia está tentada por una especie de mistiticismo del pensamiento, una trascendencia a través de una negación del yo, una exaltación del espíritu a la manera de Santa Teresa. Pero Clement le contesta haciendo alusión al budismo, a esa suspención del deseo, al desapego, ni-ni, la fómurla budista que suspende el ego occidental que todos tenemos, pero, se puede? Lo que puede suceder dice Clement es la in-diferencia, nos volvemos indiferentes a todo, como una indolencia general, y algunoas preferimos la beatitud que produce también la pasión, su lado creativo... entonces, el estoicismo? No lo sé, pero una combinación de ambos, el ni-ni, ni femenimo, ni masculino, no a la neurosis de la división, del esterotipo? No lo sé. Cuando Beauvoir habla de femineidad lo hace desde una visión antropológica, filosófica e humana. Reclamar los mismos derechos es lo mínimo, ninguna opresión es comprensible, ningún sufrimiento... Y !cómo me legitima Simone, cómo reconcilia con el deseo! Es realmente una revolución copérnica de este siglo para mujeres y hombres. Voilá. Duela a quien duela. Mnnnnn
La otra noche noté una cierta agresividad de parte de ciertas personas de aquí (en una inaguración de una exposición), hacia los franceses y su cultura, y su relampagueante halo. Pensé que eran celos, todo lo que brilla parece que nos opaca y en lugar de bañarnos en su luz, huimos hacia la oscuridad.
Acabo de hacer caminata, atole (bebida de arroz típica de aquí), de por medio para regresar a casa y darme un empacho de prensa... Por la noche vienen unos amigos de Cuernavaca y me encanta recibir gente... Bonna ventura...
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire