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mardi, juillet 28, 2009

gestos democráticos

Leyendo el diario El país, me entero de que finalmente el gobierno peruano ha decidido crear el Museo de la memoria para recordar los años de violencia atroz que se vivió con Sendero Luminoso. La idea me parece interesante, veremos qué es lo que se hace. Luego leo que Mario Vargas Llosa recibe una llamada de Ollanta Humala, líder del partido nacionalista peruano que seguro se prepara para las elecciones. Yo no creo en la maldad, ni en las cosas irreversibles, yo sigo defendiendo la idea de que una persona siempre se puede transformar a través de la palabra. Por eso, pienso que sí es posible un diálogo democrático viable (dejando de lado esos eslogans tan trsites como Partio nacionalista-sic), honesto y valiente que saque de una vez por todas a las personas que sufren del mal endémico de la pobreza, de una vida sin rostro, sin promesa. Quizás un día seamos los suficientemente talentosoas e inteligentes para comprender que las cosas están entre nuestras manos.... Y tal vez un día yo pueda regresar a mi país y sentir que puedo recostarme en él, que puedo seguir soñando y escribiendo sin temor Y sin sentir cierta vergueza. Porque esa memoria que son los libros, son la parte más importante en una historia, es su huella. Un país sin libros, sin huellas, no existe. Ellos hablan, nos dicen lo que sucede. Son entidades vivas y no piezas de museo ni tan solo de bibliotecas...

2 commentaires:

Patricia De Souza a dit…

Ya lo hice, David, gracias por la invitación...

P.

XIGGIX a dit…

Lo del Museo de la memoria resulta muy importante; pero sabes que Museo me parecería aun más educador, uno que se organice teniendo como recinto el Palacio de Gobierno para ser inagurado el 28 de Julio del 2021, lo cual se definiría mediante un concurso nacional de propuestas de contenido, el cual debería proporcionar, además, una propuesta arquitectónica de la nueva sede de gobierno que simbolice un amplio consenso de visión de ese nuevo Perú que estamos obligados a imaginar todos juntos para que no se repita esa ecuación de exclusión polarisadora que se cumple en nuestra sociedad.
Quizás, como en la época de construcción de las Piramides en Egipto, esa propuesta pueda llevarnos hacia un diálogo inteligente, constructivo y empático que contenga un propósito nacional.