Por mucho tiempo he pensado que los determinismos no exixten, que lo importate es tener una vocación y que desde ahí se puede modelar un destino. Sin supersticiones, con confianza. Pero, a veces, los determinismos sociales me parecen irreversibles. La repetición formatea la duda. Es posible que má de la mitad del planeta esté condenada a subsistir sin soñar, sin alegría, sin epifanía? Esta época tan materialista, tan violenta, no deja espacio para ningún tipo de romanctismo. Si yo me había creado la idea de una nueva forma de neo-romanticismo, me pregunto cómo va ser posible vivir rodeada de escepticismo y si la literatura puede, todavía, hacer algo, proteger la parte simbólica del lenguaje...
No hay que ceder, pero hay que poder protegerse del nihilismo, del clientelismo, de ese autismo de esta época. Y cómo? Supongo que resistiéndose a ceder, alejándose de esos centros de dispersión y de desgaste. Insisto en mi idea de que algunoas buscamos esos espacios, tal vez las residencias de escritura sean una forma, una plataforma para poder afrontar la ruda realidad. Así a buscar esos espacios...
1 commentaire:
Y es así como uno mismo se convierte en la respuesta...
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