Estaba leyendo un post sobre los comentarios que se dejan en los blogs, y hay uno que me conmueve mucho porque se preocupa que mucha gente no me comente los posts. Yo sé que muchas perosonas me leen y no dejan huella, pasan silenciosos. No se los reprocho, creo que mi espacio es uno que pide silencio. Si escribo es para dialogar en ese silencio, pero también para seguir el ritmo de mis reflexiones o intuiciones. Creo que es como llevar un diario, un cuaderno de notas, sin mayor pretensión. Lo que sí es cierto es que últimamente siento que estoy en un espacio donde no logro penetrar del todo con un discurso que exige cierta presencia, cierto tiempo para pensar. Tampoco importa, persisto aunque termine ecribiendo en francés. En este momento escribir, pensar, es la única manera como puedo estar en el mundo. No conozco otra, aunque tal vez exista.
Y me pasé toda la mañana en el Museo de Antropología: me queda a 20 minutos caminando desde La condesa. Esaba lleno de estudiantes mexicanos que sonreían bajo el cielo nítido del D.F. Es uno de los museos más bonitos que conozco. Hay una cantidad de piezas arqueólogicas hermosas, utensilios, códices, reproducciones de templos... la lista es larga y hay que verlo en varias visias incluso ir a leer allí me parece extraordinario. Luego me fui, con Dostoievski en la mano, releo El eterno marido, a la cafetería. Pedí sopa de nopal y dos tostadas de cebiche. Estaba delicioso. Es una dirección que anotaré junto al de mi restaurante libanés en la esquina de mi casa en Amsterdam. Luego fui a ver la exposición sbre los Zares que el museo de Le Hermitage en Rusia, ha prestado a México. Salvo algunos objetos, unos trineos preciososos, el resto, los objetos en oro, las vestimentas y las joyas, no me atrajeron. Creo que mi gusto nuna ha sido sensible a todo lo que brilla sino a lo que tiene un encanto discreto...
cuestión de personalidad...
1 commentaire:
Tal vez y tienes razón con los comentarios. Siento que a veces dejar uno es casi como dañar el post e interrumpir un proceso de pensamiento, de silencio.
Pero leerte es una de las mejores cosas, de las mejores compañías con que se pueda contar en la blogósfera.
De eso que no quepa dudas.
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