Cuelgo una reseña y entrevista a Patrick Modiano publicadas en el diario La razón, en España, sucedida durante mi estadía en Barcelona. Creo que no es fácil seguir los artículos que voy publicando y me gustaría que los lean.
El arte de impedir la fuga del pasado
Por Patricia De Souza
Para Patrick Modiano (París, 1945), obstinarse en terminar con un recuerdo, podría ser su divisa. La vida de los personajes de Modiano es como la suya, sonámbula, solitaria, sencilla, previsible y a la vez extraordinaria, azarosa, arbitraria, injusta, en resumen, una vida. Sus personajes son siempre una especie de fantasmas, han sido, pero ya no están, solos nos queda su imagen. O su nombre. En este caso Dora Bruder (reedición Seix Barral 2009), es el reflejo de un pasado, reminiscencias, que se resisten a desaparecer y que se presentan ante los ojos de quien las percibe y las sigue obsesionado para protegerlas de su olvido definitivo. En este caso, el autor. Creo que sí, que de alguna manera Modiano posee las dotes de un chamán que lee signos detrás de las cosas, rutas, soledades que laten en calles, frases dichas, nombres, una infinidad de huellas, trazos que organiza en un texto, para crear una especie de sinfonía humana. Para ello es importante el arte de la concisión y de la economía en las frases, combinadas a un ritmo lento que acompaña ese trabajo de desenterrar el pasado constantemente para reconstruirlo desde el presente y luchar contra el olvido. Es una hermosa forma de estar vivo, porque sus libros, en su sencillez y austeridad, están vivos: es el autor quien los recorre de la mano de personajes que se nos va apareciendo en el París de la Ocupación, una de sus obsesiones, o el París que cientos de ojos han mirado, donde cientos de cuerpo desconocidos han dejado sus olores, sus huellas, sus alegrías y sus tristezas. Es en ese aspecto que sus libros transpiran. Sí, transpiran, por más cartesianos que parezcan.
Esta nueva edición, traducida por Marina Pino, con un prefacio de poco interés hecho por el editor, vuelve a llevarnos sobre las huellas de Dora Bruder, una joven de 15 años, buscada por sus padres, desaparecida durante la Ocupación. Una primera página en un periódico, Paris-Soir, una intuición, pero sobre todo un nombre, y un nombre con un rostro. Es sobre las huellas de esa desaparición, de pieza de rompecabezas en su propio laberinto, del presentimiento de su propia desaparición en aquella de otro(a), que se lanza el protagonista de la novela con una vocación de egiptólogo, hasta obtener un mapa, una guía de la vida de su desaparecida. Son atmósferas, lugares, calles, espacios, escenarios, como es habitual en Modiano, los que se recorren. Su obsesión por la matemática de tiempo y espacio que están presentes en Accidente nocturno (2005), Libro de familia (1977), Plaza de la estrella (1968) que son algunos de sus libros traducidos en castellano. La memoria para Modiano es parte del trabajo del escritor, no hay invención, hay huellas, palimpsesto: Como muchos antes que yo, creo en las coincidencias y a veces también en el don de la clarividencia de los novelistas, escribe Modiano, p 51. Y en Libro de familia: Solo teínía 20 años pero mi memoria precedía a mi nacimiento… Es posible que haya habido memoria antes de que haya vida? Es un misterio, pero sin misterio no habría ficción.
Entrevista a Patrick Modiano
Podemos descubrir en su trabajo una cierta vocación de etnólogo, de descifrador, se ve usted así?
PM: Sí, es exacto, un espeleólogo que descubre en una caverna frescos olvidados desde hace mucho tiempo y que corren el riesgo de borrarse a la luz del día.
En Dora Bruder, se siente nuevamente esa lucha contra el olvido de un nombre, de un rostro, pero sobre todo un nombre que lleva un rostro determinado, que no se desea que se olvide…
PM: Por mucho tiempo lo único que sabía de esta joven, era su nombre, Dora Bruder. Me ha tomado años de búsqueda, para conocer su pasado. Diez años para ser exactos.
Entonces siguió sus huellas, pero también las suyas, las propias. Siempre se tiene la impresión que Modiano vive abandonado a su propio tiempo, uno completamente personal, como se produce este aislamiento?
PM: Creo que como todos los demás escritores…
Por qué puso el nombre del personaje como título?
PM: Quise que su nombre estuviera en relieve sobre la portada para resucitarla de la nada.
En la importancia que le atribuye a los nombres, no hay también una búsqueda de origen, de tierra. Siempre están presentes los nombres de personas y lugares, Plaza de la estrella, por ejemplo, o Libro de familia…
PM: Cuando pienso en alguien que veo como personaje, me lo imagino siempre en calles o en lugares determinados.
¿Cuál es la importancia de estar traducido al castellano, habla el idioma?
PM: Tiene muchísima importancia. Una de mis primeras emociones literarias fue la lectura en una traducción francesa de “Canto fúnebre para Ignacio Sánchez Mejía”, de Lorca. Yo tenía once años.
Pensó en el nobel cuando se lo dieron a Jean Marie Le Clézio. Dijeron que estaba también nominado, es correcto?
PM: No lo sé.
Piensa en otra novela, hay algún proyecto específico para que se desarrolle, o es algo que se impone?
PM: Se impone día a día, mientras camino, pienso, observo.
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