Lo prometido, un fragmento de Stabat Mater (Debate, 2001), que es la carta que escribe José a Miryam poco antes de irse, de abandonar la vida, y a ella. Pero, releyéndola, no me parece ni trágica, ni solemne, simplemente honesta, auqnue tambén diría que esa falta de confianza de José en el vínculo que había creado, me parece de lo más estúpida. No debió abdicar, ni buscar una relación ideal, simplemente adaptarse, acordarse con lo que vivía. Hoy me he levantado muy temprano. Muchas cosas por hacer y en Francia se almuerza al mediodía.
A ver la carta (un detalle, esta, creo yo, es la carta de nobleza que toda mujer desearía recibir, al margen de la responsabilidad que está implicta en el texto y que podría ser injusta con la protagonista):
Mi querida y pequeña Miryam,
Tal vez nuca te entregue esto, tal vez desaparezca, por casualidad, perdido en un cajón, ocultado por manos amnésicas y adoloridas. Quizá sea mejor así, quiero decir, que no creo que tenga derecho a dejarte algo escrito, con la seguridad de que lo vas a leer, mejor dejarlo al azar, por qué? Por cobardía, dirás tú, etonces... para qué lo escribo? No sé, en el fondo debo acariciar la idea de que algún día caiga entre tus manos, tus adoradas manos, mi pequeña. Sé que no supe explicarte qué ha pasdo conmigo desde ese viaje a Italia, la distancia, mi adorada criatura, te devuelve las cosas cambiadas. La juventud se ha ido, demasido rápido, nunca pude adaptarme al tiempo. Ya ves, yo que me burlaba de tu incapacidad para ubicarte en el tiempo y el espacio, qué ironía!, ahora soy yo quien se queja de no saber adaptarse. Tantas contradicciones, tantas mentiras para no ver lo que es una evidencia. Cuál? No tengo nada más que decir a nadie, no tengo nada más que dar y te pido perdón, perdón por abandonarte a esta confusión porque no puedo justificar nada, no serviría y además, no tengo derecho. Te hablo de una muerte espiritual, creo que solo tú puedes entender y guardar este secreto. No signifca que no te ame, te amo más que nunca, por eso me alejo. Ya ves, terminamos siendo más parecidos de lo que creemos, existimos, a nuestra manera, unidos uno al otro, como sucedió esa vez en que e vi entrar por primera vez a mi oficina oscura, con tu rostro de Ana Karenina, a reclamar cosas. Ya reclamabas! Supe enseguida que eras exigente, demasiado exigente para ser tolerada por una persona tan egoísta como yo. En todo esto, qué nos da el arte, qué parte nuestra se une a él para buscar el amor completo, la armonía? He buscado, he buscado, de eso estoy seguro, pero estoy cansado de activar la máquina cerebral y afectiva, eso es todo lo que puedo decir. tengo que pedirte (solo puedo pedirte cosas) que no cedas, tú... sigue así, impetuosa, irreverente, debes mantenerte pura (entregarte a lo que sientes), es eso lo que más me atrajo de ti, esa pasión, esos rasgos de carácter que empiezan en la niñez y se definen con los años, ese ímpetu que yo no tengo.... por favor, no retrocedas, avanza, avanza! La vida está hecha para diferentes personas, las más débiles nos quedamos en el camino, morimos por inanición... No!, perdona, soy injusto. Olvido decir que me quedo con la sensación de una enorme ternura, embalsamado y protegido en ella. Ahora slo quiero dormir, dormir este sueño dulce que olerá a ti, a ti, mi pequeña joya peruana: No quiero que llores, no quiero que nadie llore, yo ya he vivido y he vivido bien. Termino en el Do Re de la intensidad. No puedo decirte nada más. Las palabras son inexactas, sabes?
Te adoro!
José.
Stabat Mater, p. 285.
Este es también el comienzo de la novela, que, de reeditarla, corregiría un poco. Es descifrar el por qué José abanodna el cine y abandona el mundo, lo que ve a llevar a Miryam a tratar de entender también a su madre, que se decide a no hablar más. Voilá Stabat Mater... La música es de Pergolessi....
A ver la carta (un detalle, esta, creo yo, es la carta de nobleza que toda mujer desearía recibir, al margen de la responsabilidad que está implicta en el texto y que podría ser injusta con la protagonista):
Mi querida y pequeña Miryam,
Tal vez nuca te entregue esto, tal vez desaparezca, por casualidad, perdido en un cajón, ocultado por manos amnésicas y adoloridas. Quizá sea mejor así, quiero decir, que no creo que tenga derecho a dejarte algo escrito, con la seguridad de que lo vas a leer, mejor dejarlo al azar, por qué? Por cobardía, dirás tú, etonces... para qué lo escribo? No sé, en el fondo debo acariciar la idea de que algún día caiga entre tus manos, tus adoradas manos, mi pequeña. Sé que no supe explicarte qué ha pasdo conmigo desde ese viaje a Italia, la distancia, mi adorada criatura, te devuelve las cosas cambiadas. La juventud se ha ido, demasido rápido, nunca pude adaptarme al tiempo. Ya ves, yo que me burlaba de tu incapacidad para ubicarte en el tiempo y el espacio, qué ironía!, ahora soy yo quien se queja de no saber adaptarse. Tantas contradicciones, tantas mentiras para no ver lo que es una evidencia. Cuál? No tengo nada más que decir a nadie, no tengo nada más que dar y te pido perdón, perdón por abandonarte a esta confusión porque no puedo justificar nada, no serviría y además, no tengo derecho. Te hablo de una muerte espiritual, creo que solo tú puedes entender y guardar este secreto. No signifca que no te ame, te amo más que nunca, por eso me alejo. Ya ves, terminamos siendo más parecidos de lo que creemos, existimos, a nuestra manera, unidos uno al otro, como sucedió esa vez en que e vi entrar por primera vez a mi oficina oscura, con tu rostro de Ana Karenina, a reclamar cosas. Ya reclamabas! Supe enseguida que eras exigente, demasiado exigente para ser tolerada por una persona tan egoísta como yo. En todo esto, qué nos da el arte, qué parte nuestra se une a él para buscar el amor completo, la armonía? He buscado, he buscado, de eso estoy seguro, pero estoy cansado de activar la máquina cerebral y afectiva, eso es todo lo que puedo decir. tengo que pedirte (solo puedo pedirte cosas) que no cedas, tú... sigue así, impetuosa, irreverente, debes mantenerte pura (entregarte a lo que sientes), es eso lo que más me atrajo de ti, esa pasión, esos rasgos de carácter que empiezan en la niñez y se definen con los años, ese ímpetu que yo no tengo.... por favor, no retrocedas, avanza, avanza! La vida está hecha para diferentes personas, las más débiles nos quedamos en el camino, morimos por inanición... No!, perdona, soy injusto. Olvido decir que me quedo con la sensación de una enorme ternura, embalsamado y protegido en ella. Ahora slo quiero dormir, dormir este sueño dulce que olerá a ti, a ti, mi pequeña joya peruana: No quiero que llores, no quiero que nadie llore, yo ya he vivido y he vivido bien. Termino en el Do Re de la intensidad. No puedo decirte nada más. Las palabras son inexactas, sabes?
Te adoro!
José.
Stabat Mater, p. 285.
Este es también el comienzo de la novela, que, de reeditarla, corregiría un poco. Es descifrar el por qué José abanodna el cine y abandona el mundo, lo que ve a llevar a Miryam a tratar de entender también a su madre, que se decide a no hablar más. Voilá Stabat Mater... La música es de Pergolessi....
2 commentaires:
La carta tiene un aire de los 1800's
Tendríamos que ver que sucedió en Italia que de repente él decidió tirar la toalla, desaparecer y dormir, sólo dormir.
Interesante contradicción esa, la de mostrar al rendido dándole ánimos a Miryam de seguir adelante y ser feliz.
Una carta tan dolorosa como esta no creo que sea el tipo de comunicación que una mujer desee recibir de alguien que ha amado. A veces el silencio, suele ser más cariñoso. Además es una manera cobarde de despedirse. En mi caso preferiría que me dieran la cara y me explicaran, en vez de recibir una misiva-misil.
Saludos y gracias por compartir esta introducción con nosotros.
Tienes razón de alguna forma porque la obsesión de este personaje por desenrrollar la madeja, viene de ahí.... pero tendrías que leer toda la novela y así tu opinión sería más completa. Cosa difícil, mes meilleurs veoex!!
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