Creo que empiezo a conocer mis mecanismos de defensa. Primero, me protejo, luego, bajo la guardia, empiezo a vincularme afectivamente a las personas, abajo las resistencias. Al principio si me protejo es que deseo mantenerme en mi eje, como un gato que huele, toca y luego empieza a jugar...
Ahora me fui al mercado de San Antoni, en la calle Urgel a comprar frutas. La gente me pareció muy amable. Las calles más poéticas. Sé que es muy distinto de lo que me ha rodeado hasta ahora, pero siempre se aprende a querer cualquier fisonomía, cualquier superficie. Ayer fui a un concierto de música aborigen, tocada por la orquesta Sinfónica de Ecuador (por invitación de Leonardo Valencia) en el Palau de la música: me encantó. Y cierto, es recargado ese lugar, es muy barroco, pero esa belleza, imperfecta, un poco exagerada, me conmovía. No creo que sea un sentimiento maternalista, sentirse superior (es muy fácil gustar de lo que consideramos inferior), creo que es auténtica. Lo que hace a las cosas "queribles" son también sus defectos, no solamente sus cualidades y talentos. Cierto, nos impresiona el talento, el refinamiento y la inteligencia, pero hay otra forma de estar en el mundo, menos sofisticada y puede llegar a ser entrañable---
Son las ideas en este día luminoso en que pienso trabajar. Imperativo Creación. Ya es un privilegio, realmente lo es, poder estar aquí, ir a París y luego a México, y después, Lima!!!
Pascal Casanova, de quien hay que leer La república de las letras, publicada en Anagrama, decía el otro día en una entrevista: el poder económico no es sinónimo de poder cultural, sino latinoamércia, con todas sus crisis, no hubiese existido como literatura, ni Florencia, una ciudad minúscula durante el Renacimiento... es que la cultura es observar y observar, salir del caparazón aunque sintamos miedo, es riesgo y más riesgo... es experiementar...
nosotroas que somos tan arriesgadoas...
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