Una de mis genealogías, porque hay muchas, sin duda, son los textos en primera persona. Escuchaba unas entrevistas sobre Michel Leiris, uno de los autores que más me han marcado, sobre todo su "Edad de hombre". En qué instante el ser social toma consciencia de su aislamiento, de su condición como género biológico e humano, pero también que el lenguaje es y será siempre un instrumento que no nos pertenece del todo? De ahí la idea de crear una "escritura literaria", alejada de sus referentes únicamente sociales. Es decir, empecinarse en crear una ecritura literaria, puede ser un riesgo (no lo fue en Beckett y fue una experiencia feliz en Duras), puede dejarnos en el más total desarraigo. Hay que tener agallas. Es entonces cuando el sujeto se observa, como si se cortase la cabeza y la expusiera (esa es m idea del sentido de sacrificio al escribir) para mirarse y describirse. Es lo que intenta hacer Leiris en su Edad de hombre, para darse cuenta de que esa mirada es también siempre la de los otros. Yo creo que mi trabajo se reafirma en esa posición de observación insobornable, es un pacto moral, público y a la vez privado, pero que se enraiza en todas esas limitaciones que no nos permiten apropiarnos totalemente del lenguaje, tal vez allí es cunado surge una verdadera escritura: cuando vemos los transtornos, las limitaciones, lo que yo llamo la afectividad del lenguaje. Y hablando de afecto, cada vez que el suelo afectivo se debilita, me cuesta andar segura y observar: mi lente se empaña, se achica, se oscurece. Mi suelo afectivo son sin duda los otros, y aquí va una idea, estando lejos de mi espacio linguístico habitual, mi lenguaje sigue en contacto con sus referentes y se amplifica, respira menos contrariado, en un espacio del mismo idioma, padece las huellas que va dejando mi idioma materno dicho por los demas (a veces pienso que soy como un sensor, que mi oreja es demasiado sensible y que por eso busca una música armoniosa), se hace más suceptible. Por supuesto esto no es irremontable, con el tiempo supongo que esas resistencias se van desarticulando. No es tan complicado lo que planteo... o sí?? Eureka!! Es que el ser creativo es fundamentalmente asocial, es cuando extrae al lenguaje de su función simplemente comunicativa que se crea una poética! Es un poco eso y cuando viajas sales de un entorno que te reconoce, te sometes a los códigos sociales que no siemrpe son fáciles de asimilar. Por ejemplo sin Olivier, me limito mucho más en mis movimientos. Veo muy claro la imagen: ¨mujer sola en una ciudad es peligrosa... de veras y eso que amo mi libertad. Para no perderse en esa cliché hay que cultivar ese aisalmiento del que hablaba, aunque adoro la compañía y me guste la gente, pero, justamente, qué es má simportante?? Gran contradicción que no soy la única en señalarla, Le Clézio en su discurso al nobel, habló de esa soledad de forma muy específica. Siempre pienso en las simetrías, en que sabemos estar donde deseamos, repito, ese es el amor fati. Aunque las cosas no salgan como deseamos, amamos nuestra circunstancia porque sí, hay una elección secreta, íntima, una voluntad que actúa, sino estaríamos totalmente disociadoas de nuestro deseo y yo creo que siempre seguimos ese eje, perdiéndonos, pero saliendo a flote. Siempre. Así que con viento o sin él, a navegar!!
Hoy hace mucho viento en barcelona lo que arruinó el plan de llevar al zoológico a la hija de mi amigo Rubén, así que cambio de planes...hay sol, no hace frío...
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