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mardi, septembre 23, 2008

Ni Virginia Woolf ni Christine Angot


Pensaba en dos modelos de escritoras, la primera en la elite intelectual, pero, de alguna manera incomprendida. Sin embargo muy ceñida al cánon literario, la segunda, irreverente, poco literaria, y con una capacidad enorme para exponerse en público. Valientes las dos, y las dos confrontadas a su época. Pero yo me decía algo a solas, a raíz de la relación con los editores. No dudo mucho que el mundo se divide entre aquellos que aspiran al poder, y se inscriben en las coordenadas sociales con más facilidad, y aquellos que se sitúan afuera para defender su libertad. Escribir para sobrevivir, para sobrellevar la vida, tiene que ver con nosotroas mismoas y nadie más, por eso todo trabajo mientras más individual es, más complicado se hace masificarlo. Las editoriales están muy alienadas con los mecanismos de poder, son mercadólogos, predistigitadores, pero no son la cadena (los maquis) que llevan los libros a los lectores. Están alienadas con el poder y no se pueden salir de él porque desaparecerían. Es una de las contradicciones mas fundamentales de la edición. Cómo un trabajo tan íntimo, tan vital puede entrar en simetría con un mercado que solo quiere distraerse de todo esfuerzo en pensar?? También es elitista decir esto por lo que la contradicción esta siempre presente. La mentira es una huida del pensamiento delante de una contradicción esencial, irremediable, escribe Simone Weil, porque alienarse con el poder es crear un mundo falso que nada tiene que ver con nuestras necesidades más esenciales. El que aspira al fuego fatuo, se quema en él. Yo escribo para de-salienarme no para alienarme aún más. Y a veces me da la impresión de que la única forma de no padecer es vivir siempre alienada, sin hacerse mayores preguntas, como una autómata. Qué castradora puede ser en esto la sociedad, y que castradores los hombres que no toleran mujeres independientes que resisten a ser lobotomizadas!!, lo siento siempre, aquí allá, más allá. Lo que hace que se escriba para combatir, para repirar y despojarse del peso, los reconocimientos pueden ser solo malentendidos. A mí me gusta esa anécdota de Godard que dice que si una película suya funciona, es que el mundo va mal. Hay que desconfiar del concenso, de la palabra fácil, aparentemente reconocedora. Si se espera, y esto lo digo en voz alta, un reconocimiento social, se está perdida. Los únicos que pueden valer son aquellos de seres afectivos, o los interiores. Al final lo que tratamos es de reconocernos, de recorrernos en cualquier circunstancia para habitar mejor nuestro interior y de ahí tender puentes hacia los demás. Et voili voilo... Como en una historia de amor...

Finalmente Je suis l'amoureuse et je chante pour toi/je suis ton amoureuse...
http://es.youtube.com/watch?v=O09hqrCmplo

2 commentaires:

Mallarmé a dit…

siempre

Baakanit a dit…

De cierta manera siento que cuando alguien trata de metérsele por los ojos a la sociedad, cuando trata de crearse esa imagen socialite para vender y crear más libros, en cierto modo se está prostituyendo.