Yo creo, sin miedo a traicionarme al decirlo, que tengo una vocación verdadera por los demás, adoro mirarlos, observarlos en sus gestos más vitales, oírlos, sentirlos. Ese amor es inmenso y se frustra cuando no es oído o comprendido. Esa mañana me he sentido muy a gusto en una entrevista en radio con unas personas encantadoras que em sorprendieron en sus análisis sobre mi libro Erótika...
Yo creo, confío incondicionalmente en la generosidad, el talento, y la inteligencia de las personas. Casi nunca se produce un error, se recibe lo que somo capaces de esperar. Me quedé muda cuando mi entrevistadora me comentó que este texto le había hecho pensar en Helene Cixous (y Lucie Echegaray), poca gente las ha leído y no sé si están traducidas al castellano. Sé que en España, se conocen algunos de sus textos...
Me quedo con esta mañana y una frase de la novela de Christine Angot cuando habla de su amor por Bruno (Doc Gyneco):
Lo imaginaba en su gabinete. Me hubiese gustado estar con él. Tenía el corazón estremecido como si se tratase de mi pequeño hijo abandonado y solo en el patio de recreo por sus amigos. Mi pequeño niño a quien han acusado de ser demasiado gordo, y que deseaban criticar delante de alguien a quien admiraba. Les marchés des amants...p.160 (mi traducción)
Luego de este espesor humano, me recuesto sobre él como sobre una espalda tibia, con un corazón que late, late!
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire