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mercredi, septembre 24, 2008

Fragmento

Un fragmento de mi nuevo libro que me parece tener relación con el post anterior...


Si yo fuese ella

Hay una escena sexual que podría describir como un
campo de batalla. En un extremo de una habitación,
bajo una luz tamizada, unas sandalias que nadie recoge
y que parecen abandonadas. Más allá, sobre el mismo
suelo, un pantalón de hombre que parece una escultura.
A mí me gustaba mucho el olor del cuero, uno de esos
instantes de placer que evoco está bajo la fuerte presencia
de ese olor. Yo podría ser cada una de estas mujeres
y no soy ninguna, lo que quiere decir que cada escena
se nos parece y, a la vez, es muy distinta. Desde la
antigüedad el sexo es y será parte de nuestras vidas,
una imagen secreta, olvidada y vuelta a revivir por la
fuerza de la evocación. Hay un sinnúmero de imágenes
primigenias, desde la más antigua, aquélla de los frescos
de Pompeya, de dos amantes en pleno coito, que es
la más enigmática, hasta aquélla más reciente: el último
encuentro que todavía late en la memoria. ¿Qué nos
invade, qué se manifiesta en cada instante en que
nos acercamos a alguien para tocar su piel e intentar
una unión? Yo veo muchos cuerpos en ese cautiverio
de la búsqueda de una imagen inicial, aquélla del origen,
la que nos hace falta. Cuando éramos pequeñas,
especulábamos sobre la forma en cómo perderíamos
nuestra virginidad: nos intrigaba y nos fascinaba. Hacíamos
sesiones, a puerta cerrada y allí tratábamos de
imaginar cómo podía ser un cuerpo de hombre y cómo
sería su sexo. Imaginábamos y soñábamos con él, pero
en cada gesto, en cada movimiento una parte de nuestro
deseo, y de él como energía, estaba en juego, sin
que fuésemos conscientes. A veces yo me iba a dormir
con muchas imágenes voluptuosas, las quería todas,
todas las experiencias, todas las situaciones.

EROTIKA 16/7/08 11:11 Página 98

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